♤ Cardverse : Reino De Espadas S.XXI || UsUk ||

Capítulo 21

21.

Hay veces que tus sentimientos te traicionan. Que te ciegas a la verdad producto de tus incontrolables emociones. A veces los impulsos te llevan a hacer cosas que te pueden lastimar tanto a ti como a las demás personas que te rodean. Te bloqueas y terminas sufriendo. Dejarte llevar tan solo por la ira o el miedo, y olvidar las explicaciones sinceras de quien amas pueden corromperte, e incluso llevarte a desconfiar de tu pareja, pero es inevitable, ya que cuando recibes un golpe demasiado fuerte por parte de la persona que más amas en todo el mundo, es normal reaccionar de esta manera, más bien si estás a horas de casarte y te hace una cosa como esta, o te encuentras con una conversación de este tipo.

Estaba sentado en el césped húmedo, con la espalda apoyada en la fría pared del castillo, ocultando mis ojos llenos de lágrimas. Alfred llegó junto a mí, casi llorando. Se dejó caer bruscamente de rodillas, y me abrazó, provocando que cesase mi llanto. Su delicioso aroma y penetró fuertemente, mientras me abrazaba fuertemente, no obstante, lo hacía con delicadeza y procurando no apretarme demasiado. Cargué mi cabeza en su hombro, y acarició mi cabello suavemente. Pude sentir como rompió en llanto.

Nos separamos, Alfred me enseña su celular. Lo tomo con ambas manos y despliega el inicio de la conversación. Era una chica, una niña mejor dicho, de 14 años, que no tenía vida social. Alfred solo le había dicho aquellas cosas, para mi hirientes, tan solo porque quería que la muchacha salga de su casa, a fiestas y reventones para que aproveche su juventud. Claramente no me convence con eso, pero puedo ver la sinceridad en sus ojos.

Estamos tan solo a unas cuantas horas de contraer matrimonio, y aun así, siento que me oculta cosas. Tal vez lo haga para no herirme, no obstante, lo hace al mentirme. Al ocultarme las cosas. Siento los brazos de Alfred rodeándome de manera protectora y cariñosa, pudiendo de esta manera oír el latido de su corazón, y calmándome por completo. Correspondo el abrazo, posicionando mis manos en su espalda, y apretando levemente su chaqueta. Alfred sonríe, y aprovecho esa sonrisa para robarle un beso. Ahora está confundido.

-¡Hey par de tortolos, se están perdiendo de la fiesta!

Grita la chica de pronunciado escote desde una de las esquinas de la muralla del palacio. Al parecer salió a buscarnos. Alfred toma mi mano y me ayuda a pararme del césped.

-Regresa a la fiesta Emi, nosotros tenemos cosas más importantes que hacer.

-¡Uyy! Son un par de fogosos

-¡Más respeto con la realeza!

-Ah ya Al... no tiene que enojarse su majestad.

La chica se dirige de regreso a la fiesta. Alfred hace una mueca de desagrado, y luego me toma la mano, entrelazando sus dedos con los míos, le miro con el ceño fruncido mientras siento como mis mejillas comienzan a arder. El príncipe me guía por los campos de tulipanes y rosas azules, hasta llegar a una hermosa pradera que se encontraba en la parte posterior del palacio antiguo, subiendo por una colina, desde donde se podía ver todo el barrio alto a las espaldas, y de frente se tenía la panorámica de las luces y edificios de la ciudad. Alfred se recostó en el césped, y me extendió la mano para que me tienda a su lado. Sonreí y me senté junto a él, abrazando mis piernas con mis brazos. Alfred pasó sus brazos por detrás de su cabeza, y contemplamos las tenues estrellas que no se podían apreciar producto a la contaminación lumínica. Alfred sacó su celular, y comenzó a manejar una aplicación. Y en menos de tres minutos, las luces de toda la ciudad desaparecieron, dejando ver el estrellado cielo, completamente despejado. Incluso se podía apreciar la blanca mancha que es nuestra galaxia.

-Me deprimen las estrellas...

-Arthie, a ti te deprimen hasta los superhéroes.

-¿Cómo lo hiciste?