CHRISTIAN
La observo completamente dormida en mi sofá. Sucuerpo hace desnudo dejando que mis ojos lo recorran sin ningún tipo de restricción. Es increíblemente hermosa. Su cabello revuelto se esparce por sus hombros.
Me pongo de pie abrochando mi pantalón. La tomo en brazos y la llevo a mi habitación. Lo que menos quiero es que Taylor o Gail nos descubran, aunque con el silencio que procedió después de sus gritos, dudo mucho que no sepan lo que hicimos.
La recargo en mi cama con extremo cuidado.
—Christian —balbucea mi nombre en medio de su sueño.
Sonrío ya que estoy presente en su sueño, de la misma forma que ella lo está en los míos.
Me recuesto junto a ella absorbiendo el olor de su cabello. Desciendo hasta su cuello donde su embriagador aroma me llena. Me alejo llenando mi memoria de su imagen. Sus labios relajados. Sus ojos cerrados siendo custodiados por su espesa capa de pestañas. Su piel suave y fresca me da una bienvenida reconfortante.
Imagen en el ascensor me llega haciendome sonreir. Durante años he tenido un efecto temeroso en las personas que me rodean, y mucho más al verme enojado, pero ella no se intimidó. Se mostró impasible. Me dejó conocer su faceta tozuda y firme. Definitivamente es completamente diferente a cualquiera de las mujeres con las cuales me he relacionado.
El reloj marca las una de la madrugada. No sé cuánto tiempo he pasado observando su belleza. La tranquilidad que experimento ha hecho que el tiempo sea irrelevante, con sólo saber que está aquí. Entre mis brazos.
Donde permanecerá siempre.
[...]
Despierto por los rayos de sol que traspasan la ventana. El reloj marca las ocho y media de la mañana. Giro para encontrar que Anastasia duerme. Suspiro profundamente borrando esa mala sensación que ha llegado debido al recuerdo de la última vez. La hice mía y desperté con la esperanza de verla y ella simplemente se había ido.
Con cuidado me levanto, entro al baño y tomo una ducha. Hoy es sábado. Salgo de la misma para vestirme de manera casual. Salgo del vestidor admirando su cuerpo suspendido en el centro de la cama. Las sabanas se enredan en su cintura dejando su espalda al descubierto y parte de sus piernas.
Bajo a la cocina para encargarle a Gail el desayuno.
—Buenos días, Señor. ¿Café? —pregunta con una sonrisa, al verme entrar.
—Buenos días, Gail. Lo tomaré en el estudio. Prepara mesa para dos. —Pienso en pedirle dejar listo el almuerzo ante de su salida, pero mejor la llevaré a almorzar.
—Entendido, Señor. —Se gira para seguir en lo suyo, mientras que yo me dirijo al estudio.
Enciendo mi MAC en donde reviso los últimos correos, y como de costumbre desvío algunos hacia Ross. Andrea me informa de una videollamada urgente que tomo a regañadientes. Al finalizar cierro mi computadora, pero un sonido proveniente de mi teléfono me retiene a la silla.
Me sorprendo grandemente al ver más de diez llamadas no contestadas de Elena, junto a cinco mensajes de textos.
Frunzo el ceño sin comprender su urgencia.
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Una historia sin fin.
FanfictionAnastasia Steele una joven de 17 años que tenía una vida perfecta en Colombia. Por negocios ilícitos en los que se introdujo su padrastro, Michael Thompson, tuvo que abandonar su vida y mudarse a Seattle, donde adaptarse le costará 2 largos años, ad...