Anastasia
—Te amo —susurra...
Estoy en shock intentando asimilar aquella corta palabra.
¿Me ama?
—Nena —llama mi atención. No sé qué decir ante su confesión. Mi capacidad de habla se ha evaporado y cuerpo no se mueve, a excepción de mi pecho por los latidos de mi desbocado corazón. Estoy completamente paralizada—. Nena, respira. ¿Estas bien? —pregunta preocupado, poniéndose de pie y acercándose hasta mí en donde se arrodilla acariciando mi mejilla.
—Si —susurro antes de soltar precipitadamente el aire que no sabía retenía.
—Te has puesto pálida, Anastasia. ¿De verdad te encuentras bien? —insiste preocupado.
—Si. Estoy bien, solamente esto... —Intento encontrar las palabras adecuadas, pero la impresión puede mucho más. Una cosa es escucharlo en estado de ebriedad y otra muy distinta es tenerlo aquí en sus cinco sentidos afirmando algo que quería con mi vida.
—¿Qué nena? —Me mira fijamente como si quisiera hurgar en mi cerebro.
—Me tomaste por sorpresa —respondo con timidez.
Sus labios se curvan en un amago de sonrisa que acompaña sus hermosos ojos que han adquirido un brillo diferente.
—¿Tanto te sorprende que te ame? —Y ahí está de nuevamente esa pequeña frase que crea una revolución enorme en mi cuerpo.
Sus ojos no se apartan de los míos. La ternura que expresan me hace sentir especial e única, pero nuevamente el temor se hace presente. El es un dominante. Alguien con esa afición no cambia y es el mayor de mis temores.
—No. Bueno, si. Es solo que no sé si sea lo que tu necesitas —susurro, y veo en sus ojos pánico—. Has dicho que ese estilo de vida es el que te proporciona lo que necesitas, y te puedo asegurar que jamás podría ser tu sumisa.
—Anastasia, te necesito mucho más a ti. —Su tono es suplicante.
Lo observo fijamente.
—¿Desde cuando? —pregunto interesada.
—Desde la primera vez que te vi y tuve la oportunidad de tocar tu piel y tus labios. Desde el momento en que te hice el amor y entendí que aquello que alguna vez pude considerar soso y monótono fue una vil mentira. Tenerte entre mis brazos me hizo comprender que te quiero siempre en ellos. —Une su frente con la mía. —Puede tarde haya aceptado mis sentimientos, pero sucedió. Te amo, Anastasia, y te necesito como al maldito aire que respiro. —Me mira directo a los ojos. —No consigo la idea de perderte, nena. Mi estabilidad y todo lo que conlleva dependen de ti. Me vuelto un adicto a tu esencia, personalidad, actitud, todo. Nunca imaginé que llegaría el día en que diría esto, pero eres lo único que necesito para poder seguir. Te amo, Anastasia Steele.
¡Por Dios!
Infinidades de lágrimas recorren mis mejillas. Estas han sido las palabras más hermosas que he podido escuchar en mi vida. ¿Cómo pude pensar que podría hacerme daño?
Me pierdo en sus hermosos ojos grises que me miran con amor. No encuentro palabras que expresen con seguridad el nivel de mis sentimientos.
Me pongo de pie a la par de él, y sin darle tiempo a pensar lo beso. Es un beso suave y simple, pero que le deja ver una gran parte de lo que siento. Enreda su mano en mi cintura arrastrándome a su cuerpo hasta cortar por completo cualquier milímetro de distancia que nos pueda separar. La intensidad del beso aumenta cada segundo al igual que mi deseo por sentirlo.
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Una historia sin fin.
FanfictionAnastasia Steele una joven de 17 años que tenía una vida perfecta en Colombia. Por negocios ilícitos en los que se introdujo su padrastro, Michael Thompson, tuvo que abandonar su vida y mudarse a Seattle, donde adaptarse le costará 2 largos años, ad...