Capítulo 33

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Anastasia 


Mis ojos no pueden creer lo que ven. Él no puede estar aquí. Esto esta mal, mi respiración se vuelve acelerada, los latidos de mi corazón son erráticos, mis manos tiemblan, sudan. Mi sistema está por colapsar totalmente. Abro la boca para hablar, pero mi capacidad de habla se ha evaporado. Las palabras se niegan a salir.

—¿Te sorprende verme, cariño? —Su voz ronca como la recuerdo hace estremecer mi cuerpo. No es aquella sensación cálida y atrayente que sentía, ahora es temor, miedo. 

—¿Qué...? ¿Qué haces aquí? —tartamudeo.

El frío producto del temor que me provoca su presencia recorre cada centímetro de mi cuerpo. Que mi pasado regrese y se mezcle con mi presente me altera. 

—Si, amor. Soy yo, tu novio. —Algo en su mirada llama mi atención es el odio que hay en la misma. Está furioso y no comprendo el porqué. —Confieso que me ha costado encontrarte. —Sonríe, pero la misma no le llega a los ojos. 

—¿Para qué? —pregunto. 

 Es insólito que me busque, fue él quien me dejó cuando más lo necesite.

—Creo que necesitas que te lo recuerde, cariño. —Se acerca a mi cama y pasa su mano fría y áspera por mi barbilla. Su tacto me estremece, provoca náuseas. Mi estómago amenaza con devolver lo poco que logre comer en el almuerzo. —Fuistes, eres y serás mía hasta que dejes de respirar. ¿Ya se te olvidó la promesa que nos hicimos? —dice entre dientes confirmando mi pensar que está enojado. 

¡Dios, ayudame! 

Que Christian no lo encuentre aquí. 

—Eres cínico —gruño—. ¿Para que me buscas ahora que soy feliz sin ti? Cuando más te necesite simplemente te fuistes como un verdadero cobarde —espetó con enojo. 

Todo el miedo que mi cuerpo siente se ha transformado en ira. Es el colmo, tiene la  desfachatez de regresar justamente ahora.

—Cariño, todo pasó muy rápido. Te amo, Anastasia, siempre lo he hecho y nunca lo dejaré de hacer. Vuelve conmigo, bebé —ruega—. Te prometo que todo volverá a ser como antes. Podemos irnos y recorrer el mundo si así lo quieres. —¿¡Se ha vuelto loco!? ¡Por Dios, después de dos años pretende que yo crea en él!

—No te amo y nunca volvería a estar con un cobarde como tú —gruño. 

Es un idiota al pensar en volver y pretender que todo sea como antes. 

A mi mente llegan los recuerdos de aquel entonces. Ese momento en el que sentí que toda mi vida se había ido por el vacío. Un episodio en que lo necesite como nunca y me dejó tirada en aquella sala sin importarle si lo amaba. Aquellas noches en que lo extrañe con mi vida y el simplemente no estaba. Cuando lo llame aun sin el consentimiento de mis padres y simplemente se escuchaban los gemidos de aquella mujer que estaba en sus brazos. Un escalofrío recorre mi cuerpo al recordar el dolor que me causó todo lo ocurrido.

—Claro que me amas. Se que estas enojada, te entiendo y te pido perdón ya que me porte como un idiota. —El arrepentimiento está en sus ojos. Es sincero. 

Una historia sin fin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora