ANASTASIA
—Favor abrochar sus cinturones, estamos por aterrizar —dice Natalie, la auxiliar de vuelo, fijando su mirada más tiempo del adecuado en Christian.
Ruedo los ojos.
El viaje de regreso a sido completamente agotador. El camino a casa es en un completo silencio. Christian se ha empeñado en traerme de vuelta, y por más que me negué consiguió lo que se propuso. Al final lo vi como absurdo. Vivimos en el mismo edificio. Tengo que dejar de lado mis miedos y aceptar, como dice él, no todo repercute en lo que ha sucedido entre nosotros.
No ha salido de mi cabeza lo que sucedió en la playa. Sus palabras han avivado ese sentimiento que baila en mi pecho. El mismo que me estoy empeñado en desaparecer. No puedo ni quiero depender emocionalmente de nadie. No logro comprender cómo hizo para que eso que me he negado, llegara sin que lo pudiera detener. No entiendo como pude entregarme a él sin ningún tipo de temor.
Permanezco con la mirada centrada en el ventanal. Observo la ciudad pasar recordando una vez más porque estoy en ésta ciudad. Reviviendo lo que el amor ocasionó en mi. El temor que me produce entregarme por completo e imaginar volver a sufrir. Fueron los peores momentos de mi vida. El engaño y desamor dejan emociones con las cuales sientes que te ahogas. Es sumamente doloroso vivir feliz en una hora y a la siguiente sentir que tu corazón duele como nunca.
¿Estaría con él de no haber suscitado todo?
Es más que obvio que sí.
Seguiría siendo la misma ilusa que creía fielmente en las palabras de un idiota que sólo buscaba acostarse conmigo. Esperar el momento justo en que cediera y una vez hecho, dejarme como lo hizo.
Reprimo esos pensamientos volviendo mi mente hacia el hombre que permanece con la mirada centrada en su teléfono. Lo observo de perfil descubriendo que es increíblemente atractivo. Sus suaves y deliciosos labios están fruncidos. El gris de sus ojos se deja ver claro por la luz de su teléfono.
Suspiro profundamente.
Al estar junto a otro hombre se crea una sensación de temor. Los halagos o muestras de afecto nunca han sido recibidas, y con Chritian todo es diferente. Estar frente a él despierta miles de sensaciones placenteras. El tiempo parece detenerse al mirar a través de sus ojos. Su tacto es tan cálido que se vuelve adictivo. Todo en el me transmite una especie de paz y tranquilidad que nunca había sentido.
Ha cambiado mis esquemas.
Llegamos al Escala bajo el manto de la oscuridad. Le pido mi maletas a Taylor, pero el me ignora siguiendo las órdenes de Christian de enviarlas a mi apartamento. No le discuto. Estoy agotada y lo que menos me apetece es discutir.
Entramos al ascensor, pero antes de que las puertas se cierren entra un hombre.
—Buenas noches —musita agitado, seguramente ha corrido para tomar el ascensor en subida.
Su mirada se cruza con la mía quedando fija. Sus labios gruesos se curvan en una media sonrisa que por educación le devuelvo.
ESTÁS LEYENDO
Una historia sin fin.
FanfictionAnastasia Steele una joven de 17 años que tenía una vida perfecta en Colombia. Por negocios ilícitos en los que se introdujo su padrastro, Michael Thompson, tuvo que abandonar su vida y mudarse a Seattle, donde adaptarse le costará 2 largos años, ad...