12:00 pm {Amy}

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¿Me escuchan? —preguntó una voz demasiado conocida para mí.

Abrí los ojos y vi al director ejecutivo intentando ver de dónde provenía esa voz.

Y fue allí cuando se me prendió el foquito.

Dios, que tonta soy.

Había estado tan ocupada estando ofendida por las cosas que me había dicho Brenner que había olvidado por completo que la mayoría de los elevadores tenían un intercomunicador.

Me acerqué a la parte de abajo del tablero de botones e intenté quitar ese panel de allí. Escuché unas cuantas protestas de Brenner, pero supuse que él no conocía las funciones del propio elevador de su empresa.

Pronto pude quitar el panel dejando al descubierto el teléfono de emergencias. Lo descolgué y activé el altavoz.

—¿Artie? —pregunté con el teléfono.

¿¡AMY!?—Gritó muy sorprendido—. ¿¡Qué demonios haces allí!? Creí que estabas con Roger en la reunión.

De modo que todos creían que estaba en la reunión. Tomé una bocanada de aire e intenté reunir bien las ideas en mi cabeza antes de abrir la boca.

—Me quedé atrapada en el elevador con uno de los directores ejecutivos —Le di una mirada a Brenner, quien había vuelto a tomar la bolsa de papel ya toda arrugada—. ¿Acaso acabas de darte cuenta?

Artie Brown trabajaba en el sistema de seguridad vigilando las cámaras y ese tipo de cosas. Nos habíamos conocido desde que empecé en la empresa, luego de un desafortunado incidente con un ladrón de tupperwares en la pequeña cocina de mi piso y que había dejado como saldo al menos ocho nuggets desaparecidos.

Acabo de llegar—se excusó—. El bebé me está matando... nos está matando a ambos, Kelly no para de quejarse conmigo en la mañana ¿Vendrás a cuidarlo el fin de semana?

También había terminado siendo la niñera de su bebé, Rosaline.

—Si logras sacarme de este maldito elevador lo hago —respondí y le di otra mirada a Brenner, quien ya parecía más calmado—. El irritante director ejecutivo está... necesita ayuda médica.

Brenner enseguida frunció el ceño. Tal vez me despediría después de eso, pero no me iba a quedar callada aguantándome su mala actitud durante todo este tiempo.

Llamaré a los bomberos y paramédicos—dijo Artie antes de cortar la conexión.

Colgué el teléfono y decidí dejar abierto el panel en caso de que llamaran de nuevo. Regresé a mi esquina y me quité los molestos tacones de punta, porque me dije a mi misma que si iba a pasar mucho tiempo allí lo mejor era estar cómoda.

Detestaba este trabajo porque me obligaban a usarlos. Detestaba vestirme de forma tan elegante y tener el cabello siempre perfecto.

Y en definitiva detestaba trabajar para Roger Graham.

Más ahora que me enteré del porqué de las miraditas que me daba y la atención que me ponía.

—¿Será como en las películas? —Brenner parecía no estar preguntándome directamente a mí—. Es decir, me recuerda tanto a La Reunión del Diablo.

—O a un viejo episodio de alguna serie de los noventa —dije mientras estiraba un poco las piernas—. No lo creo, solo hay que esperar a que lleguen los bomberos y nos saquen de aquí.

Brenner se me quedó mirando por un rato. La verdad a parte de su horrible personalidad, era guapo.

Cabello castaño con un perfecto corte, ojos azules, mandíbula marcada... sí, en definitiva, era guapo.

—Entonces... ¿Tienes alguna historia divertida? —pregunté mientras dejaba mi bolso a un lado.

—¿Qué?

—Historia divertida, en las películas sacar a personas de un elevador suele durar horas, así que no me quiero aburrir ¿Ninguna historia divertida? ¿O empezamos a contar cosas sobre nosotros?

Él parpadeó un par de veces intentado comprender lo que estaba diciendo. No, en serio ¿Cómo había llegado a estar en un puesto tan importante y no entender mi pregunta?

Tal vez la claustrofobia lo estaba afectando.

—No soy una persona muy divertida por si te has dado cuenta —admitió—. Ni muy simpático. Ni nada amable.

—Sí, ya me he dado cuenta—me acerqué más a donde estaba él—. Pero por lo menos iniciemos con las presentaciones, no quiero quedar atrapada con un extraño... podrías terminar siendo como Patrick Bateman de American Psycho.

—¿Luzco como un yuppie de la época de los ochenta que oculta su faceta de asesino en serie?

Encogí los hombros.

—O tal vez como Dexter Morgan de Dexter... ¿Quién sabe?

Y por primera vez vi una pequeña y sincera sonrisa formándose en sus labios.

Por lo menos lo había hecho sonreír. 

El ElevadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora