3:50 pm {Brenner}

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Me encantaba. Me encantaba de sobremanera.

Solo habían pasado casi siete horas atrapado con Amy y prácticamente ese solecito rubio conocía mis secretos. Y eso me asustaba, pero al mismo tiempo se había sentido como liberar un peso de mi espalda.

Había pasado casi la mitad de mi vida cerrándome a los demás, ocultando las muestras de cariño y los sentimientos. Trece punto cinco años de mi vida siendo frío y amargado.

Y Amy solo había venido haciendo lo imposible en menos de cinco horas.

¿Cómo demonios no me iba a encantar y asustar?

Si Ryan o Lizzie o Jessica me vieran ahora, estarían aplaudiendo a Amy y dándole un premio Nobel o, mejor dicho, todos los premios Nobel.

Papá y mamá estarían invitándola a cenar, Gabriel estaría shipeándonos junto a su novia pelirroja y la empresa también le aplaudiría. Ella haría unas estúpidas reverencias y luego me besaría frente a todos.

—Entonces conejofóbica —empecé a decir—. ¿Por qué viniste a trabajar exactamente aquí?

Ella solo encogió los hombros.

—Fue la décimo tercera empresa a la que envié mi currículum ¿Quién no va a querer trabajar en su décimo tercera opción? Además pensé que una empresa grande quedaría perfecta por si me despedían o renunciaba.

Tenía sentido. Un año en una empresa como la nuestra podía equivaler a cinco años en cualquier otra. A pesar de todo debo admitir que fue un buen plan.

— ¿Cuánto llevas trabajando aquí?

—Creo que como unos tres meses... quiero completar por lo menos el año trabajando aquí —dijo con una sonrisa—. Aunque me gusta mi trabajo, ordenar cosas, escribir papeles, jugar solitario en la computadora...

Reí ante la mención de solitario.

—Necesitas más trabajo.

Ella encogió los hombros.

—Me gusta estar así —respondió de manera sincera—. No creo que soportaría mucho tener más cargas como Gabriel... ¿A Gabriel le gusta su trabajo?

—Creo que preferiría no trabajar para mí —dije en tono... ¿Divertido? ¿Acaso estaba actuando divertido?—. A él le gustan las cosas grandes y difíciles.

Amy parpadeó de par en par.

—¿Por qué no le das otro empleo? ¿Un puesto más alto? Creo que le gustaría y le demostrarías cuanto lo aprecias.

Lo había pensado varias veces. Gabriel era sumamente inteligente y capaz de realizar cualquier tipo de tarea. Además tenía los estudios necesarios para eso. Inclusive podría ser un director ejecutivo si quisiera. Pero no era tan fácil.

—No hay puestos disponibles —respondí—. El último lo ocupé con Graham hace más de un año.

Amy se estiró un poco. La piel de sus brazos era blanca con pequeños lunares regados sobre ella. No lo había notado antes, pero me gustaba. Lucían como pequeñas gotas de pintura regadas sobre su brazo.

—Dime la verdad ¿Te agrada Graham?

No. En definitiva no me agradaba. Me recordaba demasiado a Wyatt o a algún matón de la secundaria. También tenía una estúpida risa que lo hacía sonar como asmático y en las reuniones siempre me tomaba del brazo y me jaloneaba y tironeaba mientras contaba algún chiste sobre mí.

—No, para nada, es más como un grano en el trasero para la compañía.

—Entonces... ¿por qué no despides a Graham y le das el puesto a Gabriel?

Y venía de nuevo, aunque el asunto no debería importarle mucho. Graham seguro la despidió por lo que dijo. Además si despedía a Graham y le daba el puesto a Gabriel necesitaría conseguir un nuevo asistente.

Amy entonces estaría disponible...

—Lo tomaré enconsideración—dije mientras tomaba una de las botellas.



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