Fue así de sencillo. Solo lo besé por dos razones:
Uno: No podía aguantar las ganas de hacerlo, cuando quiero algo necesito tenerlo.
Dos: Sencillamente recuperamos el momento, no pensaba volver a perderlo.
Sus labios sabían a pollo frito, papas y algo de kétchup. A pesar de eso sus labios no me decepcionaron. Suaves, cálidos. Como pequeñas brasas quemaban mis labios. Y se sentía tan bien. Tan natural. Tan... no lo sé. Es difícil de describir.
¿Acaso así se sentía besar a la persona indicada?
Probablemente. Pero se sentía mucho mejor cuando esa persona te devolvía el beso. No podía negar que Brenner era un buen besador. En definitiva sabía cómo besar a una mujer, pero tal vez le faltaba algo de práctica.
Nada que fuera un problema.
Puedo decir que nos besamos por un lapso de dos minutos (uno de mis besos más largos). Luego me separé porque a mi opinión si un beso debe acabar, siempre debe ser la chica la que lo haga.
Reí al ver la cara de Brenner. Estaba totalmente rojo. Hasta las orejas. Y sus ojos abiertos como platos.
— ¿Y eso por qué fue?
Encogí los hombros
—Creo que me agradas Brenner James.
— ¿Te agrado tanto que me besas?
Probablemente tendría una sonrisa de estúpida por un buen rato
—Supongo que... sí.
—Estás loca Amy... estás muy, pero muy loca.
— ¿Y eso te gusta?
—Aun no estoy seguro... es tu turno.
¿Mi turno? Oh... entonces lo de las preguntas también aplicaba para mí. El tiro había salido por la culata.
—Bien, aquí va mi pregunta... ¿Cuántos años tienes?
Elevé las cejas.
—A una dama no se le pregunta la edad.
Brenner alzó las cejas. Nos debatimos en un pequeño concurso de quien alzaba más las cejas. ¿Por qué me preguntaba mi edad?
Opción única: Quería si teníamos diferencia de edad antes de salir.
Bien, ya sé que yo misma dije que no debía ilusionarme tanto, pero estaba aún en momento "Beso Mágico" como para no pensar en eso. Me sentía de nuevo como una adolescente hormonal pegando posters de N'Sync en mi habitación. Se había sentido como mi primer beso. Ojalá hubiera sido así.
—Bien, tengo veinticuatro ¡La misma edad que Taylor Swift!—ni siquiera sé porque mencione a Tay-Tay—. ¿Cuántos años tienes tú?
—Veintisiete —dijo secamente.
—No es tanta la diferencia —debía dejar de sonreír. Iba a parecer desesperada si seguía en eso—. ¿Con quién fue tu primer beso?
—Pensé que me tocaba a mí—repuso Brenner.
—A una mujer no se le pregunta su edad—volví a repetir.
—¿Eso no se aplicaba solo a las mujeres mayores?
Tapé la boca de Brenner con mi mano
—Calla y déjame ser feliz.
Brenner quitó mi mano de su boca. Me quedé allí. Expectante por la gran respuesta. ¿Acaso importaba? No en teoría, pero solo quería saber si el beso para él había sido tan bueno como para mí.
—Con Kayla Prescott en una fiesta a los doce años —dijo—. Kayla tenía frenos y me cortó un poco el labio cuando lo hizo... no fue mi mejor primer beso.
Me reí al imaginarme a un Brenner de doce años con el labio sangrando después de su primer beso. Se me hacía muy cómico.
Brenner frunció el ceño
—Bien, apuesto que tu primer beso debió ser uno de los besos más especiales del mundo con fuegos artificiales y rayos láser y todo eso...
—Brenner, mi primer beso fue con una chica —dije un poco avergonzada.
No dijo nada. Solo se quedó viéndome a la espera de que dijera que fue una broma y que mi primer beso fue con el apuesto mariscal de campo de la secundaria. Pero lastimosamente no fue así.
—Verás, estábamos jugando el juego de la botella en casa de Sally Wert y cuando giré la botella esta apuntó a Jemina Douglas... cabe destacar que fue mi primera fiesta.
— ¿Y bueno...te...?
Reí y empecé a cantar: —I kissed a girl and don't like me... no, fue totalmente incómodo, pero lo hice solo porque Gary Wilde, el chico más masculino de la fiesta se atrevió a besar a Jake West. Era algo así como ¡Obedece a la botella o muere!
Brenner no dijo nada. Solo sonreía. Y me encantaba su sonrisa.
—Estás loca Amy, muy, muy loca.
Sonreí de lado
—¿Y eso te gusta?
—Me encanta.
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El Elevador
Short Story«¿Es posible enamorarse en siete horas?» *** Brenner está estresado, cansado y sin su dosis diaria de cafeína. Lo único que le faltaba era quedar atrapado en un elevador con una total desconocida. ¿Y adivinen que pasó? Lo está. Amy suele tener ma...