Lo primero que vimos al otro lado de las puertas de la caja metálica mortal fueron a dos paramédicos, los cuales nos ayudaron a levantarnos y nos sacaron de allí.
A un lado estaban el que supuse era el capitán Lucas y un hombre con un gran bigote y ropa de guardia de seguridad al que la mayoría conocía como Artie Brown, el encargado de la vigilancia.
La paramédico me iluminó los ojos con una linterna pequeña. Rápidamente busqué a Amy con la mirada. El paramédico estaba tratando algunos moretones y raspones que se había dado con el primer desplome del elevador.
La chica tomó una máquina para medir la presión. Ya sabía yo que estaba alta. ¿Cómo demonios no lo iba a estar si había estado atrapado en un elevador que había sufrido dos desplomes?
—¿Está bien? ¿No siente ningún dolor interno? ¿Golpeó su cabeza?—preguntó la chica castaña mientras quitaba el aparato de mi brazo.
Me levanté por mí mismo y le di una mirada a la chica
—Sí, sí estoy bien —le dije mientras miraba a mi alrededor.
La chica frunció el ceño mientras leía la máquina.
—Su presión está demasiado alta... —advirtió—. Necesita recostarse.
—Yo te diré lo que necesito y es ir a la fiesta de cumpleaños de mi sobrina.
Genial. Mi carácter grosero había regresado.
La paramédica se levantó del suelo y se marchó hacia la ambulancia que estaba afuera. Pero pude escuchar que mascullaba algo y la palabra cabrón en esa oración.
Eché un vistazo a mi alrededor. La mayoría de las personas preferían ver como estaba Amy. Lo que prueba mi popularidad entre los empleados de la empresa.
La primera y única persona que se acercó a mí fue Gabriel. Parecía realmente preocupado. Ya no vestía su ropa elegante de esta mañana y su cabello no estaba engominado. Sino unos jeans y una camiseta gris. Su cabello estaba revuelto.
— ¿Cómo estás? —luego posó la mirada en Amy—. ¿Esa era la caníbal? Es muy bonita... creo que es amiga de Karen...
—Cierra tu estúpida boca y abstente de comentar algo sobre su belleza, tú ya tienes a la pelirroja del piso catorce—dije mientras me acomodaba mi saco.
Gabriel levantó los brazos en señal de rendición.
—En pocas palabras estás diciendo que esa chica es tuya.
Sentí como mis mejillas se sonrojaba. Escuché como mi inútil e incompetente asistente echaba una carcajada, me iba a molestar con eso durante toda mi vida.
—Vaya, vaya, Brenner James está enamorado—me dio unas palmaditas en la espalda—. ¿Acaso esa no es la chica de la que estaba presumiendo Roger?
No. No dejaría que Roger se acercara más a ella. Nunca más. Gabriel miró encima de mi hombro.
—Tu chica está con Roger.
Me giré rápidamente. En efecto. Allí estaba el inútil y aún más incompetente Roger Graham. Tenía su traje que claramente era de una temporada pasada de Ralph Lauren, zapatos baratos y ese maldito cabello teñido de castaño claro que le quedaba horrible.
Amy se estaba levantando. Tomaba su mano para levantarse. Roger no la miraba de forma respetuosa. No mirada sus bellos ojos o su sonrisa. Roger no miraba las cosas importantes. Sino todo lo superficial. No lo importante. Él ni siquiera merecía estar en la misma habitación que Amy.
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El Elevador
Short Story«¿Es posible enamorarse en siete horas?» *** Brenner está estresado, cansado y sin su dosis diaria de cafeína. Lo único que le faltaba era quedar atrapado en un elevador con una total desconocida. ¿Y adivinen que pasó? Lo está. Amy suele tener ma...