Capítulo 9

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El capítulo que muchas esperaban. Lamentablemente van a tener que esperar un poco más para saber qué pasó entre B/J para separarlos. Eso viene pronto, pero no hoy.

Ah! Y este capítulo no tiene flash back, ya verán por qué.

Recibí varios comentarios cerca de lo terrible que es para los enfermos de cáncer y sus familias la muerte por esa enfermedad. Yo he tenido esa experiencia con el papá de una amiga muy cercana y fue durísimo. Espero haber plasmado con el respeto que la situación amerita.

Disfruten!

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Capítulo 9

Nunca para ti es quizás
yo no me equivocaba
la desazón se va a llevar
en esta temporada
tal vez no debí dejar
que jugaras con mi falda
qué difícil es guardar
la distancia adecuada

La distancia adecuada /Christina Rosenvinge

La espera se hizo eterna y pasó como un sueño... o una pesadilla.

Poco después de que nos permitieran ver a Charlie, éste se deslizó en una inconsciencia parcial, interrumpida sólo por sus gemidos de dolor a pesar de los fuertes calmantes que le estaban administrando. Luego pasó a un bienvenido coma en el que el dolor ya no lo pudo alcanzar, y posteriormente sus órganos comenzaron a fallar, uno a uno.

Dos días estuvimos en el hospital, viviendo de la comida de la cafetería y durmiendo en los sofás de la sala de espera, sin ir a casa por miedo a que lo peor (o lo mejor, ya no sabía qué pensar) pudiera ocurrir en nuestra ausencia.

Mantuve a Edward informado de los acontecimientos mediante mensajes de texto y cortas llamadas efectuadas mientras Jasper iba al baño, y él me envió todo su amor y apoyo a la distancia... Lo sentí más lejos que nunca, como si él y mi vida en San Francisco existieran en otra dimensión, donde el tiempo corría a una velocidad diferente, donde había luz del sol y ciclos de sueño normales, donde la comida no olía a medicinas y donde no era necesario hablar en susurros. Me sentí como si siempre hubiera vivido en el hospital, como si el resto del planeta hubiera desaparecido. Todo lo que me importaba estaba ahí... y mi única familia estaba desapareciendo.

En todo momento Jazz y yo mantuvimos contacto físico, excepto para ir al baño. Necesitábamos el soporte del otro, y aunque apenas cruzamos palabra en esos días de agonía, el lazo que nos había unido desde que éramos niños se fortaleció a niveles abrumadores... necesitaba a Jazz como necesitaba aire y comida... o quizás más. Sin él no creo que hubiera sido capaz de sobrellevar la espera... y luego la noticia. Finalmente, Charlie había muerto.

Charlie murió la madrugada del miércoles a las 4:30 de la mañana. Jazz y yo nos encontrábamos acurrucados en un sillón, cubiertos por una frazada que María le había prestado a Jazz cuando descubrió que estábamos durmiendo en el hospital. Claramente a María le importaba un rábano si yo me moría congelada, pero no perdía la oportunidad de demostrar su interés en Jasper, quién apenas contestaba con monosílabos y parecía mirar a través de ella.

El médico de turno se nos acercó para confirmar el deceso y yo... no sentí nada. Sencillamente firmé los papeles que me pidieron que firmara, con Jasper a mi lado tan aturdido como yo, y luego tomados de la mano, nos dirigimos al estacionamiento, recogimos mi auto y regresamos a casa.

Una vez en casa me sentí abrumada por el agotamiento, por lo que me giré para dar a Jazz un abrazo que él respondió con inesperada fiereza y le dije que subiría a darme una ducha y luego iría a mi dormitorio a descansar. Él simplemente asintió con una expresión de vacío en los ojos y se dejó caer en el sofá del living.

Regreso a CasaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora