Hasta el atardecer

Capítulo 17 - Cirugía

- Tengo que dormir al lado de un bicho- afirmé.

- Es una cucaracha, ni que fuera una araña- sonrió.

- En realidad, me refería a ti- continué.

- Vete a la mierda- me respondió.

- Ya estoy allí- le contesté.

- No es obligación tuya quedarte- me comentó, se sacó la remera y se acostó.

- Te odio- le respondí.

No me contesto, se nota que estaba cansado.

Sin decir nada más, me solté el cabello, me saque mis ojotas y me acosté al lado de él.

(...)

- ¿En serio te afeitaras con eso?- le pregunté.

- Sí- afirmó.

Tome su crema de afeitar y no pude abrirla, hasta que lastimamente, sí salió.

Sobre su cara.

No paré hasta completar mi trabajo.

Se sacó un poco de crema de su boca, pero justo cuando abrió la boca para hablar le lance otro poco, haciendo que éste entrara en su boca.

- ¡Fuela!- me ordenó.

- ¿Qué?- continué riendo.

- Ladgate- siguió.

- Como digas- sonreí y continué riéndome hasta salir del baño.

Me tiré sobre la cama de dos plazas.

- Si muero, será tu culpa- entró.

- Y eso me romperá el corazón- mentí.

- No puedes vivir sin mi- continuó.

- Lo hago- le respondí.

- ¿Por qué siempre ganas?- siguió.

- Soy Azul Wilson- le comenté.

-  ¿Y a mi qué?- me preguntó.

- No te hagas, te encanto- bromeé.

- Me descubriste- sonrió.

- Siempre lo hago- continué.

- Cállate- me ordenó.

- Nop- le respondí.

- Levántate o te dejo- me avisó.

- ¿Se arregló mi Jeep?- seguí.

- Ry nos buscará- me informó.

- Oka- le respondí y me levanté de un salto.

***

- No es normal, teóricamente debería haberse mejorado- comentó el médico.

- ¿Qué puede haber pasado?- preguntó mi madre.

- Otro golpe- le respondió.

- ¿Me olvide de comentarte que casi muero ahogada?- le sonreí angelicalmente.

- ¡AZUL!- me gritó enfurecida.

- No exageres, estoy viva- le recordé.

- Las dejare un tiempo a solas- nos dijo el médico y lo hizo.

- Hasta que esa muñeca no se mejore, no volverás a tocar una tabla de surf- me reprochó.

- Pero tengo que enseñarle a Jake- continué.

- ¡No más! ¡Podrías haber muerto!- me gritó.

- ¡PERO ESTOY VIVA!- le seguí.

- ¡ESTAS CASTIGADA WILSON!- concluyó.