Capítulo 10 - Eso dicen

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- No- negué. – Encontrarán otro- afirmé. – Además, ¿Él? No puede ni mantenerse 5 segundos sobre la tabla- continué.

- Es por eso que quiero que tú me enseñes- me siguió.

- Ry puede hacerlo- le respondí.

- Blue, ya escuchaste mi condición- me contestó.

- Es nuestra única opción- me dijo Angie.

- Por favor- continuó Sonnia.

- Bien- respondí.

- Genial, cuando salgas del hospital, empezaremos- me informó Jake.

- Entonces, ahora mismo- me levanté de la cama.

- Ni lo pienses- se interpuso mi primo.

- Ya estoy perfecta- le respondí.

- Los médicos no dicen lo mismo- me comentó.

- ¡Por favor! Odio los hospitales- le recordé.

- Lo siento Blue, pero es lo mejor- continuó.

- Agh- protesté y me volví a sentar.

(...)

- Entonces, nada de esfuerzos y mucho hielo. Ante cualquier dolor no dude en venir- habló en doctor.

- Sip- continué y me fui.

Luego de unas horas conseguí que me dieran el alta, afuera, en el estacionamiento me esperaba mi madre. Luego de unos minutos, por fin me subí al auto y comenzamos camino a mi casa.

El clima esta como siempre, caluroso. Nada raro en California, desde que tengo uso de memoria recuerdo estas temperaturas, muy pocas veces llueve, pero cuando lo hace son devastadoras. Mi familia y yo siempre nos vemos afectadas, no en el ambito de mi casa, sino del acuario. El parque no mucho. Esto sucede porque siempre que hay un tornado o un huracán, y a veces ciclones, los carteles vuelan, palmeras también y los techos. Por lo que mucho se destruye, pero lo realmente preocupante son los animales, hay que cubrirlos rápidamente y con la cantidad de kilómetros que abarca nuestro acuario, no es nada fácil terminar de hacerlo y luego cubrirte de la tormenta.

El motor del auto de mi madre se apago frente de mi casa.

- Blue, llama a tu padre, ha estado realmente preocupado- me informó.

- Okey- le respondí cerrando la puerta del auto.

Mi casa, en la entrada tenía grandes ventanales, en el cual pude ver a bacalao sentado en el sillón y no acompañado de su "novia".

- Por fin en casa- me sonrió. Le continué levemente la sonrisa, que ni se piense que lo había perdonado.

Sin decir ninguna otra palabra, comencé a subir las escaleras. Pude notar como el ambiente estaba tenso, mi madre siguió camino al mercado para hacer unas compras, me ofreció ir, pero sinceramente no veo la hora de llegar a mi cama y poder estar allí. En el momento que entré me tiré sobre la cama.

No voy a mentir, lo de la competencia me destrozó. Todo el mundo puede decir que soy una exagerada, pero es mi pasión. Desde los 4 años cuando mis padres se separaron, el surf era lo que me sostuvo. No sólo eso, también nos unió a mí y a mi papá. Mi madre no comparte mi adicción por el surf, pero mi padre si lo hace. No se ha perdido ninguna de mis competencias, jamás. Es la razón por la que todos los años viene, para verme hacer lo que más amo. En la actualidad, él es uno de los jueces, pero créanme, es mucho más exigente conmigo que con el resto.

Estoy llorando, pero no sólo por tristeza, es mucha la impotencia que siento por no poder participar. Odio eso.

- Blue- entró bacalao con el teléfono de mi casa. – Tu padre- me lo alcanzó. Su cara se preocupó al ver mis ojos, mejor dicho, toda mi expresión.

Hasta el atardecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora