Capítulo 22 - La llamada

331 25 9
                                    

- A esto no me lo esperaba- le dije mientras me daba un abrazo.

- ¿Qué haces por aquí?- me sonrió.

- Mi nuevo hogar- le informé.

- ¡Qué genial! ¡Este es el mío!- me comentó.

- Que chico que es el mundo- continué.

- Pareces que ya has conocido a mi hermano- me dijo Debby.

- En realidad hace tiempo lo conocí- le respondí.

- ¿Cómo?- se sorprendió.

- Mi amiga de California- le sonrió a su hermana...

- ¿Es ella?- continuó.

- Sí- afirmó.

- Bien, creo que necesitan hablar un poco- le sonrió a Bratt y ella se alejó.

- ¿Quieres subir?- me preguntó.

- ¿A dónde?- continué.

- Vivo en el segundo piso- me respondió.

- ¿No estas trabajando?- seguí.

- Mi turno terminó.- se sacó el delantal y lo deposito sobre la mesada.

- Genial- le comenté. – Iré por mis cosas- le informé.

Fui hacia la mesa y tomé mi abrigo, luego volví hacia Bratt y comenzamos a subir.

Se ve que dinero, no le faltaba.

- Adelante- me dijo y fui hacia el sillón, donde me senté.

- ¿Y cómo andan Angie y Sonny?- me preguntó.

- Angie me debe odiar y Sonny esta desaparecida- le comenté con tristeza.

- ¿Qué?- su cara de preocupación apareció.

- Lo que oyes, fuimos a una fiesta y se la llevaron. Intentaron por mí también, pero mis amigos me salvaron- le informé.

- Que mala suerte- siguió.

- Ni que lo digas- largué un suspiro.

- Aquí la mala suerte no existe- se levantó y se dirigió hacia la heladera.

- ¿No?- le sonreí.

- ¿No ves? El destino nos unió- me comentó y sacó un pote de helado. - ¿Tienes planes?- me preguntó.

- Eso depende de ti- le sonreí.

- Películas y helados ¿Te parece?- comentó.

- Por supuesto- afirmé.

- Entonces, eso será- me sonrió y abrió el helado.

(...)

- Créeme que no me puede doler tanto la panza- reí.

- Cómo no si me has vaciado la heladera- me respondió.

- Desventajas de tenerme como amiga- le comenté tomando un sorbo de jugo.

- ¿Quién te mintió de esa forma?- sonrió.

- ¿No somos amigos?- fingí sentirme decepcionada, sabía que él bromeaba.

- No me acuesto con amigas- me guiño un ojo, no pude evitar ruborizarme.

- Entonces ¿Qué somos?- le dije.

- Lo que tú quieras ser- me sonrió.

- Eso suena comprometer- le comenté.

- Todo lo que tenga que ver contigo es comprometedor- siguió.

Hasta el atardecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora