Snape:
El día había comenzado con una niebla persistente, espesa como los pensamientos que últimamente lo acosaban.
Pensamientos que tenían un nombre.
Desde que Dumbledore le había encargado entrenarla como agente encubierta, las cosas habían comenzado a desmoronarse en su mente con una rapidez que detestaba. Su autocontrol habitual se había ido volviendo humo.
T/N Edwards.
La maldita muchacha tenía la habilidad de instalarse en su cabeza como un encantamiento imposible de romper.
Era su alumna. Su responsabilidad. Su protegida.
Y, sin embargo... algo mucho más peligroso comenzaba a crecer dentro de él.
Había pasado la mañana en su despacho, intentando concentrarse en los informes del Torneo, pero cada vez que cerraba los ojos la imagen de ella volvía a él: esa manera en que alzaba la ceja con ironía, cómo mordía la pluma cuando pensaba, la intensidad en sus ojos cuando se enfrentaban en sus entrenamientos privados...
Necesitaba aire. Claridad.
Pero lo que encontró al salir por los pasillos fue todo lo contrario.
Los vio.
T/N y Cedric Diggory.
De pronto un recuerdo amargo se apodero de el cuando recordó al idiota y petulante de James Potter, cuando intentaba hacerse el gracioso con Lily.
Estaban cerca. Demasiado cerca.
—Entonces... ¿vas a animar desde las gradas? —preguntó Cedric, sonriendo.
—Quizás. Si sobrevives, claro —respondió T/N con una sonrisa ladina.
Snape se detuvo a escasos metros, oculto tras una columna.
Ella estaba sonriendo. Con el.
Diggory tenía una mano apoyada, casual, sobre la piedra cerca del rostro de T/N, inclinándose hacia ella. La estaba mirando como si ella fuera el mismísimo cáliz de fuego.
Severus sintió cómo algo se rompía en su interior. Ardía. Una furia visceral.
—¿Sr. Diggory? —dijo con voz gélida, saliendo de las sombras.
Ambos se giraron con sorpresa.
—Profesor Snape —saludó Cedric, sin malicia, acomodándose de inmediato.
Snape miró a T/N primero. Ella estaba tiesa, confundida. Luego fijó su vista en Cedric con una expresión que haría temblar a un mortífago.
—¿No tiene usted entrenamiento esta tarde con su casa? —preguntó con sarcasmo venenoso.
—Eh... sí, pero pensé que tenía tiempo antes de...
—Curioso. Porque lo que yo vi fue un prefecto de Hufflepuff perdiendo el tiempo en los pasillos, flirteando en lugar de atender sus responsabilidades. —Lo cortó con desdén—. Diez puntos menos para Hufflepuff. Y presentación inmediata con Filch esta noche. Limpieza manual del aula de transformaciones.
Cedric parpadeó, incrédulo.
—¿Profesor? Con todo respeto, yo solo estaba...
—¿Está cuestionando mi decisión? —la voz de Snape se volvió más cortante.
—No, señor —murmuró Cedric, lanzando una mirada incómoda a T/N antes de alejarse.
Cuando quedó solo con ella, Severus no dijo una palabra.
Solo la miró. Fijamente.
Los ojos oscuros, llenos de rabia contenida.
—¿Algo más que desee decirme, Srta. Edwards? —preguntó al fin, sin moverse.
—¿Lo castigó por hablar conmigo? —su voz sonaba incrédula.
Él no respondió.
Solo dio media vuelta y se alejó, dejando tras de sí una estela de confusión y tensión no resuelta.
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T/N:
Ella lo había visto. Claramente.
Snape había pasado como una sombra furiosa junto a ellos. Ni una palabra, ni una mirada. Solo esa tensión helada que lo rodeaba cuando algo lo perturbaba.
Y ella lo sabía.
Lo conocía mejor que muchos.
Cedric solo había sido amable, como siempre. Se había encontrado con ella por casualidad y habían hablado de la primera prueba del Torneo. Nada más. Una charla inofensiva. Pero Snape no lo había visto así.
Ella lo sintió: sus ojos duros, la mandíbula tensa, el andar más rígido de lo normal.
Ahora T/N estaba frente a la puerta de su despacho. Dudó. ¿Era una locura enfrentarlo? Tal vez. Pero dejar las cosas así... le dolía.
Golpeó dos veces.
—Adelante —respondió la voz grave desde dentro.
Abrió la puerta con suavidad. El despacho olía a pociones, a libros viejos y a él.
Snape estaba de pie, junto a su escritorio, sin levantar la vista.
—¿Interrumpo? —preguntó ella, con voz baja.
Él levantó la mirada con lentitud. Había tormenta en sus ojos.
—¿Vienes a defender al príncipe de Hufflepuff? —dijo, casi con veneno.
T/N se le quedó mirando, dolida, sorprendida... y al mismo tiempo, divertida por dentro.
—¿Eso es lo que crees? —se acercó un poco más—. ¿Qué tengo algo con Cedric?
—No tengo por qué pensar nada. Tu vida personal no me concierne. —Pero su tono no coincidía con sus palabras.
T/N sonrió, suave, como si acabara de descifrar algo crucial.
—¿Estás celoso, Severus?
El silencio fue pesado. Él entrecerró los ojos.
—No seas absurda.
Ella ya estaba más cerca. El corazón le latía como un redoble contra las costillas, pero no retrocedió.
—Solo hablábamos del Torneo. Él fue amable, pero eso es todo. No me interesa nadie más... —Su voz se volvió más suave—. Solo alguien que insiste en esconderse detrás de sus muros, creyendo que nadie lo ve.
Snape tragó saliva. Sentía cómo todo se desmoronaba dentro suyo. Quiso decirle que se alejara, que eso era peligroso. Pero sus ojos se encontraron con los de ella, y por un instante, el tiempo pareció rendirse.
—T/N —dijo, apenas un susurro. Era advertencia. Era necesidad.
Ella sonrió, con esa chispa desafiante que siempre lo hacía perder el control.
—Te ves más guapo cuando estás celoso, ¿lo sabías?
Y sin decir más, se dio media vuelta y salió, dejándolo solo, aturdido... y desesperadamente más atrapado en ella.
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Espero que les guste, voy a estar actualizando mas seguido ;)
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𝐀𝐥𝐰𝐚𝐲𝐬- 𝐬𝐞𝐯𝐞𝐫𝐮𝐬 𝐬𝐧𝐚𝐩𝐞 𝐲 𝐭𝐮
Randomseverus snape y tu. en el 4to años en Hogwarts, t/n ira descubriendo de a poco sus sentimientos hacia el murciélago de las mazmorras (severus snape) y tras los sucesos en el torneo de los tres magos, tendrá que decidir de que lado estar desde a h...
