Pov t/N:
Después de todo lo que ha pasado, después de las pruebas, de las dudas, del Torneo, de los silencios... lo que realmente me desconcierta no son las criaturas mágicas o los hechizos imposibles.
Es él.
Snape.
No sé qué cambió exactamente, pero desde hace días lo siento diferente. Algo en su manera de mirarme cuando cree que no lo noto. Algo en cómo insiste en corregirme en los entrenamientos, con un tono más impaciente, pero sus ojos... sus ojos no mienten. Se ven llenos de algo más.
Y desde aquella noche, cuando sin querer choqué con él al doblar un pasillo oscuro —como si el destino nos empujara uno contra el otro— y soltó uno de sus sarcasmos habituales:
—¿Acaso los Edwards tienen visión limitada o solo mala puntería al caminar? —soltó con su clásico sarcasmo, aunque sus manos me sujetaron con fuerza para evitar que me cayera.
—¿Y tú siempre apareces como dementor a medianoche o es una habilidad adquirida? —le respondí, mordaz.
Se quedó mirándome un segundo de más. Y ese segundo fue más largo de lo que cualquiera admitiría.
Desde entonces, nuestros entrenamientos han cambiado. Son más intensos. Más... cercanos. Siento que me observa más de lo necesario. Y aunque no lo diga, lo sé. Lo presiento. Me protege.
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Sala de Entrenamiento Subterránea – Medianoche
—Concéntrate, Edwards —gruñó Snape, pero esta vez su voz no era dura. Sonaba tensa. Cansada.
—Lo intento —dije, volviendo a levantar mi varita.
—Intentarlo no basta si quieres sobrevivir.
Quise replicar, pero su mirada me frenó. Parecía estar peleando consigo mismo. Caminaba en círculos, con las manos detrás de la espalda, murmurando cosas apenas audibles. Entonces, sin avisar, lanzó un hechizo desarmador que apenas logré bloquear.
—¡Podrías haberme avisado!
—Los mortífagos no avisan, Edwards.
Entonces me miró con una intensidad que me hizo tragar saliva.
—No puedo permitir que... —empezó, pero se interrumpió. Bajó la mirada, furioso consigo mismo—. Otra vez.
Él bajó la varita lentamente. Respiraba hondo. Vi cómo temblaban levemente sus dedos.
—Nada que tú debas cargar —dijo finalmente, en voz baja.- Vete de aquí Edwards.
Pero esa noche, mientras salía de las mazmorras para irme a dormir, lo vi. No supo que yo aún estaba allí. Pensó que se había quedado solo.
Snape, con la túnica semiabierta, el rostro entre sombras, sentado en el rincón del salón privado de profesores. Una botella de whisky de fuego entre sus dedos. El líquido brillaba como el sol atrapado en cristal. Sus labios se movían apenas. Palabras sin voz. Quizás nombres. Quizás errores.
No me atreví a entrar. Solo lo observé. Y entendí.
Algo lo estaba devorando por dentro. Y yo era parte de eso.
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El Profeta Diario – Una mañana helada en el Gran Comedor
—¡Mira esta joya! —gritó Fred Weasley, agitando el diario como si fuera una bandera.
—¿Otra obra maestra de esa bruja de rita Skeeter? —pregunté, sentándome entre él y George.
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𝐀𝐥𝐰𝐚𝐲𝐬- 𝐬𝐞𝐯𝐞𝐫𝐮𝐬 𝐬𝐧𝐚𝐩𝐞 𝐲 𝐭𝐮
Randomseverus snape y tu. en el 4to años en Hogwarts, t/n ira descubriendo de a poco sus sentimientos hacia el murciélago de las mazmorras (severus snape) y tras los sucesos en el torneo de los tres magos, tendrá que decidir de que lado estar desde a h...
