"Sólo conozco dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana." --Albert Einstein--
—¿Qué planeas?
—Ir a la escuela —Soltó como si fuera obvio.
—Nunca te ha gustado la escuela.
—Pero tal vez es el momento de probar algo diferente.
—Confiaré en ti sólo esta vez.
Narra Maria
Me dirigía a lo que se supone es mi nueva escuela, la idea de empezar en un nuevo lugar una nueva vida no era la mejor pero creo que ya me había acostumbrado al hecho. De todas formas en un tiempo me iría ¿no?
El edificio no era precisamente nuevo pero tenía clase, la estructura era algo complicada y no muy funcional para mi gusto. Lo cierto es que ya había estado aquí antes, así que el ambiente era familiar, sólo que para mí eso no era tener una nueva vida.
Mi hermano podría insistir mucho en que el ambiente era relajante y muy calmado pero para mí ese lugar era inquietante debido a que, el ya mencionando, estúpido hermano me llenaba de miedo con rumores tontos de muertos, niños y maldiciones.
Jolines... Justamente tenía que tenerle miedo a eso...
(...)
Las clases habían sido eternas, no era la más lista pero sí me agobiaba mucho al tener que soportar a tantos maestros distintos sólo para obtener la mínima de conocimiento. Salí rápidamente cuando se anunció el anhelado toque. Me sentía más tranquila por los pasillos del edificio, desde mi aula se veía unos departamentos, no había estado ahí pero parecía un muy buen atajo para llegar a casa; me dirigí a ellos, la gente empezaba a llegar y yo no quería distraerme de llegar a casa.
Corrí a la entrada de los edificios, enseguida abrí la reja de las escaleras y subí; era raro que no hubiera seguridad en las escaleras, aunque la hubiera de todos modos pensaba entrar; subí los edificios y llegué a un pasillo en el tercer piso, al fondo había una puerta, yo estaba casi segura de que no era uno de los apartamentos, supuse que era la de un pasillo conector de los edificios, pero no abría, tuve que volverme y encontrar otras escaleras, en el quinto piso la puerta abrió y pude pasar, era un pasillo con tragaluces de un lado y del otro había adoquines ahuecados de decoración, a través de ellos veía a las personas cómo iban a casa, estaba muy alto. El pasillo siguió con unas escaleras que descendían, las tomé.
(...)
Entre tantos pasillos me perdí, había llegado al séptimo edificio y me confundí ya que todos eran iguales.
¿Por qué alguien usaría el mismo diseño para hacer 7 edificios distintos?
Era inquietante que el siguiente edificio fuera exactamente igual al anterior, colores cálidos, pasillos lisos desgastados, al igual que las escaleras pero estas eran cubiertas de azulejo blanco y concreto; todas las puertas eran nuevas y la pintura de las paredes tenía moho.
Yo odio el moho.
Odiaba ese olor a húmedo y viejo y el recuerdo que eso me producía; pero mi mayor preocupación ahora era encontrar la salida.
Este edificio era el más gastado y viejo, mis pisadas resonaban en mis oídos por el silencio aterrador a mi alrededor. Era aún más raro que ninguno de los que vivían ahí hiciera ruido. Escuché más pisadas y voces al fondo, quería pedir indicaciones así que corrí a alcanzarlas, pero me detuve al sentir que alguien empujó ligeramente mi espalda, me volteé pero no había nadie, sólo unas escaleras que descendían, abajo estaba oscuro, si iba ahí pronto encontraría la salida. Bajé.
¿Por qué desde arriba se veía oscuro?
Al terminar las escaleras habían tres opciones: bajar por otras escaleras continuas a éstas, un pasillo igual que los otros y un pasillo completamente oscuro, no se veía nada a través de él.
Iba a bajar pero una voz llamó mi atención:
—¿Por qué tu mente está igual de vacía que tu corazón?
Al inicio del día me había planteado la misma pregunta.
¿Cómo alguien podía saber de una pregunta que no le dije a nadie?
La voz de esa chica, porque quiero creer que fue una chica, vino del pasillo oscuro, volteé a ver si había alguien en aquella oscuridad, mientras más me concentraba en ver a alguien en aquel pasillo me asustaba más.
No iba a entrar ahí.
Pero luego algo salió de ahí, era una mano que se movía muy rápido e inquietante cómo si sus huesos estuviesen rompiéndose, los podía oír crujir, la piel era gris, arrugada y pegada a los huesos, con uñas largas y negras. Al escuchar sus huesos romperse quería gritar pero lo que veía era tan inhumano como para deshacer el nudo en mi garganta, de los dedos salía sangre al romperse más y más. Pero la sangre era más negra que las uñas.
La mano dejó de romperse y me señaló.
Yo estaba helada, no podía moverme del miedo estando a pocos centímetros de esa mano.
—¿Acaso tienes miedo?
Era la voz de un hombre, como distorsionada con otras voces. Sí tenía miedo. Esa mano se acercó dejando ver hasta el antebrazo y tomándome del suéter, me sacudió y yo tomé la mano para que me soltara tratando de hacer más que ruidos de desesperación, mis manos se mancharon de aquella sangre negra pero aunque estrujara esa mano no cedía ni un poco, me arrastraba a ese pasillo oscuro, tenía miedo.
¿Qué hay ahí?
Miraba entre la oscuridad rindiéndome cuando escuché un grito de una niña. Calló sobre mí y la caída siguió escaleras abajo. No sabía quién era pero me había salvado.
—Perdón... Me he resbalado en el pasillo de arriba y caí. ¿Te hiciste daño? —Se veía preocupada, su cabello era lindo, un poco largo, café en una coleta alta y lacio, sus ojos eran verdes y su piel era algo tostada, tenía las mejillas rojas de la vergüenza.
—Estoy bien ¿Lo has visto?
—¿El qué?
—Nada —Al darme cuenta de que era ajena a lo que había sucedido me calmé—, tu cara al caer... Era graciosa.
—Eso es grosero.
—También lo es caer sobre alguien.
—Perdón.
—Era coña ¿Cómo te llamas?
—Katru.
Katru... ¿No era un nombre muy raro?
Me parecía que una chica así de tierna no podría llamarse así de seria.
—Bueno, Cat, hay que irnos —Me levanté y me quité el polvo de la falda— ¡Esa es la salida!
—Dime Katy... Cat es gato en inglés... Es tonto.
—Te llamaré como sea —Por su ropa vi que era de mi escuela, no me preocupe por no verla de nuevo debido a eso, así que salí corriendo para llegar a casa rápido y alejarme de ahí—.
Me pregunté a mí misma cómo había podido ser tan estúpida para entrar ahí cuando la puerta del pasillo no se abría. Ya iba a caer la noche y yo aún no llegaba a casa.
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Espero que os haya gustado n.n
Si encuentran un error o algo ¿Pueden poner un mensaje para que corrija? ^^"
Gracias owo

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Notas 1984
Misterio / SuspensoDespués de todo puede que nuestras decisiones nos sigan toda la vida y es preferible enfrentarlas desde temprano, aceptar cuando te equivocas y solucionar el problema, la vida suele ser una historia bastante frágil que se estira y se hace pequeña a...