Capítulo 4: El estallar de la tempestad

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Capítulo 4: El estallar de la tempestad

-La guerra por fin dará inicio, no olviden, cualquiera que se interponga en el camino no duden en derrotarlo...

Todos gritaron en afirmación, era el momento de prepararse para la invasión que se llevaría a cabo en unas horas, el señor Abadeer había puesto toda su resistencia y fuerza en soportar su castigo, había aguantado más de lo que el mismo había creído, ahora era tiempo de que si Marshall en verdad se creía un líder apto sabría lidiar con una guerra que por su culpa y la del rosado se había ocasionado, después de un largo mes, dejaría su reino expuesto a los mortales inmundos.

~\~\~\~\mientras tanto con Marshall~\~\~\~\

Como ya era costumbre, la reina helada que había llegado a vivir con el vampiro después de una semana tomado el reino de su padre por la fuerza le obligaba a tomar el té con ella, y no era porque fuera una fanática de este, sino que le gustaba mucho compartir tiempo de calidad con Marshall, ya que le había abandonado por la mayor parte de su vida y estaba algo así como que queriendo recuperar el tiempo perdido, y por alguna razón esos últimos días habían sido un completo desastre, Marshall ahora se negaba rotundamente a escucharla también, no cabía duda que ese chico era todo un testarudo cabezota...

-Ya te había dicho que no hay poder sobre la tierra que me haga volver a entablar una conversación con él, me ha mentido antes y esta no creo que sea la excepción, si algo ya no soy es idiota...

-(Pues no estoy muy de acuerdo con que hayas dejado de serlo) Él ha venido a hablar contigo y tú lo encierras ¿Qué clase de modales crees que son esos?

-Solo sé que tengo muchas cosas más importantes que hacer que ir a que me sigan mintiendo en la cara...

-Tu sí que eres imposible, te comportas como un niño pequeño y no puedes lidiar con tus problemas sentimentales...

-No me molestes con eso...

Marshall salió refunfuñando de la sala donde acostumbraba tomar el té con la reina helada y fue a su habitación, en donde no hizo más que flotar de un lado a otro tratando de encontrar una buena razón para dormir, llevaba así semanas y eso de estar despierto por varias noches no era algo que le sentara muy bien, aunque fuera un vampiro, se le había hecho costumbre dormir gracias a que la mayoría de las noches las había pasado con Gumball y eso le hacía sentirse con más vida, no como un simple ser de la oscuridad, sino que hasta podía sentir que algún día sería capaz de salir a pasear a la luz del sol sin temor a morir en el intento... Pero era hora de reaccionar, esa no era la actitud de un rey, tenía que pensar primero en su reino, tal y como Gumball lo hizo, sin importar que ahora estuviera encerrado, pero ¿Era primero su reino? O simplemente ¿Era su reino? No, ninguna de las dos, estaba tan triste que solo quería huir, estaba enojado, pero no quería lastimar a Gumball, aun lo amaba, lo amaba con ese amor tan ciego que tenía desde ya mucho antes, pero tan grande como su amor era su orgullo y aún conservaba un poco de ser ira, aquellos dos complementos le hacían difícil declarar nuevamente sus sentimientos, ahora debía ser el en contra de su orgullo, era su batalla interna más difícil...

~\~\~\~\En el dulce reino\~\~\~\

-Estén atentos, permanezcan juntos y atacaremos apenas lleguemos al castillo...

Decía Flama ubicando a todos los habitantes del dulce reino que se habían sumado a la causa, esa noche comenzarían con el ataque a la nocheosfera y al rey que había capturado a su príncipe, en el portal ya invocado por el señor Abadeer se podían ver a los súbditos y a unos cuantos guardias del reino de fuego pasar a través de este, dando con la tierra de Marshall, se guiaron por varios terrenos de pesadilla, derrotando y atemorizando a las bestias, demonios y monstruos que habitaban la nocheosfera...

La tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora