06.

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Mis brazos pican mientras me detengo rendido, no alcanzaría el auto aunque deseara hacerlo, "ve por el tuyo" gruñe mi voz interior y me giró corriendo de regreso a la casa, reviso mis bolsas u maldigo al no sentir mis llaves, -¡carajo! -pateó la llanta y pasó las manos por mi cabello, ella se está yendo, esta huyendo, me esta dejando, "¡reacciona!" exige y niego apretando mis puños a mis lados, "Alan" gruñe de nuevo esa insistente voz y me giro corriendo hasta la puerta.

—¡Alan! —grito mirando sobre las cabezas de todos, —¡Alan! —intento de nuevo y lo veo, corro hacia él y lo detengo de su caminata, sus ojos me encuentran y aprieta sus labios, —dame las llaves de tu auto —pido y no dice nada, —Alan las llaves del auto -exijo de nuevo y niega, frunzo el ceño, ¿aun esta borracho?, —¡las lla...

—No —murmura y aprieto mis labios.

—Alan, Nora se.., necesito tus llaves yo...

—No puedo Oliver —murmura y se rasca el cabello, quiero reír porque de otra manera no voy a detenerme de golpearlo, ¿no podía?, yo era su maldito primo y ella la chica de la que estaba enamorado.

—No te estoy pidiendo que vayas, sólo necesito tus malditas llaves!

—No puedo, le prometí a Paula que no permitiría que fueras tras ella, Nora no quier... —su voz se detiene cuando mi puño impacta su rostro.

—Jodete —escupo en su rostro antes de salir y maldecir tantas veces como puedo, había dejado ir a Nora, de nuevo.


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Giro en la cama hacia la izquierda y vuelvo a la posición anterior inmediatamente, maldigo y me enderezo frustrado, después de recorrer la casa en busca de mis llaves y encontrarlas en las escaleras me había planteado el ir a buscarla a su casa, y lo hice, pero las luces estaban apagadas y no quería tener problemas, así que había vuelto a casa prometiendo buscarla a primera hora del día, pero el día parecía simplemente no querer llegar, me pongo de pie y tomó mi chaqueta colocando mis tenis y bajando las escaleras, simplemente tenía que asegurarme de que la vería antes de que ella tuviera oportunidad de huir.

El reloj marca las 7:00 am cuando la puerta de la casa de los Dadario se abre, el padre de Nora sale y antes de que pueda subir a su auto la castaña aparece y corre hacia él, besa su mejilla haciendo al hombre sonreír a medias y ella ríe, el sonido sube por mi espina dorsal enviando corrientes eléctricas por todo mi cuerpo, su padre camina y entra al auto despidiéndose de un saludo de su hija, ella espera allí hasta que desaparece y yo aprovecho para acercarme.

—Creo que los cinco minutos acabaron hace bastante tiempo —digo y la siento tensarce, me advierto reaccionar antes de que ella intente alejarse pero no lo hace, se gira enfrentándome y me siento desconcertado.

—Lo siento —dice y frunzo el ceño, ¿eso es todo?

—¿lo siento? ¿Es todo lo que dirás? —pregunto y sé encoge de hombros.

—Es todo lo que has dicho tú —responde y retrocedo, porque el impacto de sus palabras casi me derriban.

—¿De... De eso se trata? ¿De vengarte?

—No, se trata de que entiendas que no te quiero de vuelta, ¿porqué has venido?

—Por ti...

—Esa no es razón suficiente.

—Porque te amo.

—Han pasado cuatro años Oliver, no puedes...

—Lo hago, intenté evitarlo, olvidarte y seguir adelante pero no pude, en cuatro años Nora, jamás pude sacarte de mi cabeza, cada maldita cosa tenía algo que me recordaba a ti, veía lo que te gustaba ver, escuchaba lo que te gustaba escuchar, ¡leía lo que te gustaba leer!, no pude sacarte de mi mente antes y no puedo ahora, no después de lo de anoche.

—Pues tendrás que hacer un esfuerzo —dice e intenta girarse pero la detengo, su cuerpo se tensa pero evita mirarme a los ojos.

—Deja de pretender que no te interesa —pido y niega.

—Deja de creer que lo hace —protesta y sonrío, tomo su rostro y la obligo a verme, sus ojos se niegan a derramar lágrimas.

—Déjame compensar el dolor —pido y niega, intenta evitar mirarme pero le sostengo el rostro frente a mi, —solo una oportunidad más —pido nuevamente y aprieta sus labios.

—No puedes creer que las cosas serán como fueron antes Oliver —dice finalmente y niego estando de acuerdo.

—No será como antes porque esta vez no voy a ocultar que te amo, será mucho mejor Nora, confía en mi —pido y me mira.

—La confianza que te tenía ya no esta, y no se da, se gana -señala y asiento.

—Entonces déjame ganármela, dame la oportunidad de entrar a tu vida y convencerte de que darme otra oportunidad no es una mala idea —pido y niega, lleva sus manos a las mías retirándolas de su rostro.

—No pu...

—Seamos amigos —la interrumpo y me mira extrañada, —seamos amigos —repito y niega.

—Esto no va a funcionar.

—Lo hará, sólo necesito tenerte en mi vida Nora, te prometo que no intentaré nada, ni diré nada que te haga sentir incomoda, seamos amigos y si tu quieres entonces intentar algo más, entonces lo haremos.

—¿Y si no quiero simplemente lo olvidaras? —interrumpe y aprieto mis labios, recuerdo su beso y sus palabras y asiento.

—Te quiero en mi vida Nora Hansen, incluso sólo como amiga —aseguro y muerde sus labios, se abrasa a sí misma y después pasa sus manos por su cabello, abre su boca y cierro los ojos porque se que se negara, hay silenció un par de segundos y abro los ojos de golpe con miedo a que me hubiese abandonado de nuevo, pero parece tranquila y como sí acabará de recordar en número que le daría la lotería.

—De acuerdo —acepta.

—¿De acuerdo? —pregunto y suspira.

—Pase cuatro años deseándote lo mejor y creyendo que la herida había sanado, entonces apareciste y esta volvió a sangrar, quiero que sane y la única manera de lograrlo es perdonando y siguiendo adelante, tú me estas ofreciendo la oportunidad de hacer ambas con la ventaja de conservar un amigo, eso suena como una buena oferta para mi, así que sí, nuevamente aceptaré ser tu amiga Oliver —dice y una sonrisa aparece de lado en sus labios, —solo recuerda que...

—No haces eso de amigos con derecho —termino por ella y sus ojos brillan ante el hecho de que lo recordé, ¿es que no le había quedado claro que tenía buena memoria cuando de ella se trataba?

—Exacto —dice y sonríe, mira sus pies y se encoge de hombros, —tengo que volver a casa —dice y el miedo se apodera de mi, ¿y si se esconde de nuevo? ¿Y si vuelve a evitarme?, —¡Oliver! —me llama y reacciono encontrándola en la puerta de la entrada, ¿cuándo se alejó?

—¿si?

—Esta tarde con León y H, iremos a los bolos, ¿quieres venir? —sus ojos brillan y no puedo evitar sonreír.

—¿no te importa que pateé tu trasero? —preguntó y ríe, fuerte y claro, gracias a mi.

—Haré que limpies el piso Sykes —alardea y asiento.

—Estoy dentro -aseguro y sonríe.

—Estaré lista a las cinco -dice finalmente y entra a su casa, no sólo me ha invitado, quiere irse conmigo.

Lo había conseguido.

Había entrado a su vida.

"No la cagues esta vez Oliver" pide mi voz interior y sacudo la cabeza.

—No lo haré.

Obteniendo mi victoria.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora