¿Alguna vez dije lo increíblemente buena que era Nora Hansen para pretender que algo que pasó, jamás, jamás sucedió?, bueno, pues ella era la mejor en eso, desde su comentario sobre quererme más que había soltado no había dicho nada más, había cambiado de tema y pretendido que no había hecho que mi corazón se detuviera.
Y habría pensado en recordárselo, en exigirle una explicación pero en el momento en que ella se autoinvito a comer en casa decidí que no arruinaría la oportunidad, ella quería quedarse conmigo y yo estaba feliz de pasar tiempo con ella.
—Entonces, ¿quieres ayudarme? –pregunta mientras termina de pelar las zanahorias y asiento enseguida, sonríe y asiente de igual manera, —pica las verduras mientras yo continúo con el pollo –pide y asiento de cuerdo, ella se mueve y entonces una idea, un tanto demasiado arriesgada pero necesaria viene a mi cabeza.
—Nora –llamo su atención y me mira expectante, —no se como hacerlo –digo y frunce el ceño, no me cree, puedo verlo en sus ojos, ladea su cabeza intentando descubrir que tramo y después sonríe, ha decido jugar conmigo.
—De acuerdo... -murmura y deja el pollo en su lugar para volver a mi lado, le entrego el cuchillo y me mira, —tienes que sujetar la verdura así –indica haciéndolo y me prohíbo hacer algún comentario pervertido, —y el cuchillo así –muestra y asiento indicándole que entiendo, asiente y continua, —entonces comienzas a hacer ruedas, solo partelos en muchas ruedas –indica haciéndolo, muerdo mi labio y camino detrás de ella, paso mis manos por su cadera colocándolas sobre sus manos y la noto tensarse, me detengo esperando que se quite pero no lo hace, así que me acerco aun más, pegando mi pecho a su espalda y continuo con la tarea que ella había dejado de hacer, haciendo rodajas la zanahoria.
—¿Lo estoy haciendo bien Gafitas? –pregunto y la siento temblar, ella es mía, aún lo es.
—M-muy bien –vacila y sonrío feliz, ''lo estás haciendo Oliver''.
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Nos sentamos en la mesa uno frente al otro para disfrutar de nuestra comida, bromeamos un poco acerca de quien cocino mejor y decido darle el gane ya que todo lo que hice yo fue corar las verduras, entonces nos quedamos en silencio y aprovecho para conseguir respuestas.
—Entonces..... ¿me vas a decir porque ocultarme lo de la universidad? –pregunto y se tensa, inmediatamente su rostro pierde color y me mira ... ¿asustada?
—¿Q... qué? –balbucea.
—Dijiste que si yo te decía lo de Harnold tu me dirías lo de la universidad, lo prometiste –le recuerdo y muerde su labio, llena su boca de comida y la mastica lentamente intentando hacer tiempo, al ver que mi mirada no cambia y sigo esperando respuesta se encoje de hombros y murmura.
—No es nada importante...
—¿Entonces porque ocultarlo?
—Es... Oliver.... No es nada.... Es solo que...
—¿Si....?
—No es algo que me de orgullo decir –dice y frunzo el ceño aún más, —fui porque me quedó una materia, ¿de acuerdo? –suelta a prisa y casí aliviada de sacarlo, muerdo mi mejilla interior intentando no reír pero ella lo nota y sacude su cabeza, —vez, por eso no quiero hablar de eso –dice y sonrío negando a prisa.
—No me río porque hayas reprobado una materia Nora Hansen, me río porque creí que era algo malo, ¿sabes?
—¡Es malo! –chilla a la defensiva y niego.
—No, no es malo, eso tiene solución y se que la encontraremos –aseguro y alza una ceja.
—¿Encontraremos? –cuestiona y asiento.
—Por supuesto que si, yo terminé mi carrera hace un año pero sigo repasando libros en mis tiempos libres, así que ten por seguro que si es una materia que se me da, te ayudaré –afirmo y sonríe mordiendo su labio para ocultar su emoción, —entonces ¿cual es? –cuestiono y me mira confundida, —la materia que reprobaste –digo y asiente como si acabara de recordarlo.
—Estadística –informa y sonrío cual gato de chesire, mi favorita.
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—Entonces le sacas el IVA y lo tienes –explico y asiente, sonrío y le entrego la hoja, ella se dedica a realizarlos mientras yo la observo, sus largas pestañas chocando en los lentes que no deja de usar, sus ojos centrados en los números de su cuaderno, sus labios fruncidos, rosados y deliciosos, tal vez si hacía bien mi trabajo podría conseguir...
—Listo –dice feliz y me entrega la hoja, sonrío sorprendido por la agilidad y lo reviso, muerdo mi labio para no reír porque no quiero que se moleste y niego, deja salir un bufido y lanza el lápiz a la mesa mientras con el cojín cubre su rostro, —¡Soy una causa perdida! –chilla y niego a prisa.
—Esta bien Nora, ya te saldrá... -intento animarla y me mira con obviedad y exasperación.
—Tenemos intentando lo más sencillo por dos semanas y ¡nada! -se queja y me encojo de hombros, llevábamos dos semanas juntándonos por las tardes y no había ningún avance, ella seguía sin entender nada de lo que yo decía, y aunque me gustaba pasar tiempo a su lado, realmente quería asegurarme de que lo entendiera.
—entonces tal vez el del problema soy yo –señalo y niega, cubre su rostro con sus manos y comienza a maldecir en voz baja haciéndome reír.
—¿Cómo es que no has renunciado a esto? –cuestiona y me mira confundida.
—Porque me gusta pasar tiempo a tu lado –admito con simpleza y sus mejillas se sonrojan, abre su boca y antes de que diga algo su celular suena, se disculpa mientras se pone de pie para alcanzar su mochila, suspiro y hago lo mismo para darle privacidad.
—¡Hola Pau! –saluda con entusiasmo mientras camino hacia la cocina, escucho balbuceos y cuando regreso la encuentro con el ceño fruncido.
—Bien, nos vemos en 20 entonces –dice y maldigo en mi interior porque se ha acabado mi tiempo, guarda su celular y comienza a recoger sus cosas con prisa.
—¿Todo bien? –cuestiono confundido y asiente.
—Es solo que tengo que ver a Paula y me ha dicho que va para la casa, tengo que irme para verla –explica y asiento.
—Te llevo –digo y niega sonriendo.
—Hoy he traído el coche de papá, pero gracias –murmura y revisa la mesa para asegurarse de que nada se ha olvidado, asiente y me mira de nuevo, —muchas gracias por ayudarme –dice y niego, se acerca y besa mi mejilla y entonces se gira y camina hacia la puerta, dejo salir el aire tirándome sobre el sillón, niego, tomo el cojin para ponerlo sobre mi cara y gritar entonces me doy cuenta de la carpeta amarilla bajo este, frunzo el ceño y sonrío al notar su nombre, una nueva excusa para buscarla más tarde, me reacomodo en mi lugar y abro la carpeta, entonces mi ceño se frunce de nuevo al darme cuenta de lo que se trata, la puerta se abre y mi mirada se eleva encontrando a la castaña, abre su boca y entonces nota la carpeta en mis manos.
—¿Por qué? –pregunto y muerde su labio, abre su boca y la cierra pensando en que decir, entonces parece rendirse y suspira.
—Porque me gusta pasar las tardes contigo.
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Lamento si la novela no esta siendo lo que esperaban, y perdón si las estoy aburriendo, me encantaría poder dar una buena justificación pero no la tengo.
Estoy replanteandome el borrarla y pretender que jamás hice esto.
¿ustedes que opinan?
Pd: las quiero y eso no va a cambiar, pero necesito que sean honestas, brutalmente honestas.
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Obteniendo mi victoria.©
Teen FictionSegunda parte de "El que se enamora pierde" -------------------------------------------------------------- Obra registrada en safe creative. NR 1507024547768 Prohibida su copia y/o adaptación. Todos los derechos reservados © 2015