APRENDIENDO A VIVIR

Capitulo 44

NARRA ADAM

El timbre de la puerta me despertó, me había costado mucho quedarme dormido, había trabajado hasta tarde arreglando la situación de los chicos posponiendo los conciertos y arreglando lo del disco, además de que mi móvil no paraba de sonar con las llamadas de periodistas por el asunto de Sara, miré la hora en mi celular, las 6 am... Mierda! Iba a matar al que estuviera molestando tan temprano. Me levanté de la cama y me puse unos pantalones, me estaba desesperando el sonido de ese puto timbre, caminé en la oscuridad de la sala hasta la puerta, me impresionó verla, a esta hora...

-Que haces aquí? Ya terminaste con ese asunto el cual no...-no pude terminar, Sara estaba en la puerta, lucia más pálida que de costumbre a la luz del corredor, la agarré del brazo para que entrara y cerré la puerta.
-Te he extrañado mucho...- me abrazó, estaba temblando, la aferré a mi cuerpo, con desespero.
-Yo tambien te extrañe...- solté sin querer, la habia extrañado mas que la mierda durante todo este tiempo, todos los días resistía el impulso de ir a donde estaba y llevármela, la necesitaba más de lo que queria reconocer.
-No me sueltes... por favor- dijo suspirando, acaricié su cabello y respire su aroma- eso es un poco escalofriante sabes... pareces un pervertido...
-No me importa- dije soltando una risa, volvía a ser la Sara de siempre, sentí un ligero olor a cigarrillo y alcohol- estabas bebiendo?
-Un poco si- dijo riendo, la miré a la cara, su sonrisa resplandecía en la oscuridad de la habitación, no podía negarlo, sentía lo mismo que antes, aunque se había distanciado todavía estaba enamorado y sé que ella también...-no le digas a nadie que estoy aquí...
-Que pasa?- pregunté al escuchar el cambio de su voz, sonaba triste y asustada, me separé de ella y encendí la luz, Sara tenia algunos golpes en su cara, sus manos estaban rojas, estaba encorvada con los brazos cruzados en su estómago- QUE TE PASO?! QUIÉN TE HIZO ESTO?!

Cayó al suelo llorando, se tapaba su cara con las manos, nunca la había visto así, tan vulnerable, ella siempre actuaba como si no le afectara nada, las veces que la había visto llorar siempre estaba distante, seria... no le gustaba que la vieran débil, pero ahora estaba ahí, llorando desconsoladamente. Me agaché en el suelo y la abracé, no sabia que había pasado, tenia un mal presentimiento, me imaginaba lo peor, Sara correspondió a mi abrazo y me apretó a su cuerpo, hipaba mientras balbuceaba palabras, no le entendia nada pero aun así la abracé para consolarla, de un momento a otro se levantó rápidamente, se limpió las lágrimas de la cara tratando de tranquilizarse.

-Estoy bien... solo- hablaba mirando al suelo, sus brazos todavía se cruzaban en su estomago- yo... podría... quedarme aquí?
-Ah?- me sorprendió con su cambio de tema, pero estúpidamente me quede callado, se veía tan linda ahí, sus ojos brillaban, sus mejillas sonrojadas por el llanto.
-Bueno... entiendo si no quieres... he sido una idiota- dijo para si misma, comenzó a caminar a la puerta pero al pasar a mi lado la sostuve del brazo, la sentia nerviosa, sus ojos veían a todos lados menos a mi- creo que volveré donde los chicos...
-Puedes quedarte- dije sosteniendola con fuerza, sus ojos por fin coincidieron con los míos, su mirada llena de tristeza- todo el tiempo que quieras...
-Gracias- se restrego las manos, no entendía porque estaba así.
-Quieres dormir? Te vez cansada...
-Por favor...- caminamos a mi habitación, llegué a la cama y me senté, ella estaba parada en la entrada- podría darme una ducha?- asentí- me podrías prestar un pijama?

Fui a mi armario, saqué una de las tantas poleras que había ocupado antes y unos pantalones cortos, se los entregué y ella rápidamente se metió al baño. Me quedé esperando, escuchaba el sonido del agua al caer, su llanto camuflado en el sonido, estaba muy preocupado pero me quedé dormido, estaba muy cansado, a los minutos sentí su cuerpo abrazarse al mio, estaba helada, la envolví con mis brazos sintiendo el olor de su cuerpo, sintiendo los latidos acelerados de su corazón, no podía negar que estaba feliz por tenerla de nuevo a mi lado, una sonrisa se instaló en mi cara y así nos quedamos dormidos.