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¡Bebé hijo de puta! En ningún maldito momento he estado tranquilo, me pase toda la mañana con vómitos y Samuel tuvo que ayudarme a levantarme porque casi caigo, ¡es que soy un pringao! Al salir de la escuela le dije a los chicos que se fueran para que yo pudiera estar más relajado, llegue a casa y me tumbe en el sofá boca abajo pero recibí un buen regaño por parte de mi madre por haberme tirado boca abajo y me dolió el golpe contra el sofá.

-- Mamá estoy odiando esto-. Dije ya estando con ella en la cocina, me senté en un banco que estaba en la isla de la cocina, ella volteó a verme con su cara de "hoy no te libras de mí-. ¿a dónde me vas a llevar? Ya vi tu cara-. Le dije mientras tomaba el plato de verduras que me daba, agh, verduras.

-- Iremos al doctor a revisarte-. Soltó de golpe dejandome a mí sorprendido haciendo que escupiera un poco de la comida.

-- ¿Qué qué? Pero ¿cuando?-. Seguía en shock.

-- Hable con tu doctor y me dijo que fuéramos ahora, Carol esta con una amiga así que tenemos toda la tarde libre así que te preparas para ir y nada de excusas-. Ella comía y yo tenia una cara de cabreado ni medio normal ¡en que momento había hecho eso!

-- Pero iremos y habrá señoras embarazadas, yo no quiero que me vean extraño por ir-. Siempre que íbamos a mis revisiones las señoras me veían raro, no era normal que una señora llevara a su hijo con un ginecólogo.

-- La cita la tiene programada para Guillermo Díaz pero al hablarte dirán mi nombre así que tranquilizate, sera mejor que subas a cambiarte que la cita es en media hora-. Me quitó mi plato vacío (que por cierto era extraño ya que odio las verduras) y subí a ponerme ropa limpia, al bajar vi a mi mamá sentada ya lista y ambos salimos hacia el consultorio, al entrar mi mamá le dijo a la recepcionista mi nombre y nos permitió pasar a una sala de espera en la que muchas señoras embarazadas con vientres de distintos tamaños se encontraban allí, mi mamá y yo nos sentamos al lado de una señora con el estómago enorme, me enderece en mi asiento (mi madre me regañó) y me imagine yendo allí con un estómago así, es extraño.

-- Y digame ¿a qué viene usted?-. Le preguntó la señora a mi madre.

-- Oh, solo vengo a una revisión nada serio-. Sonrió mi madre, si claro el que venía a la cita era yo no ella.

-- Oh vaya que bien, que hijo tan guapo tiene señora-. Me sonroje.

-- Gracias y digame ¿cuánto tiene?-. Me volví a ver a mi madre para escuchar la respuesta ya que sabia que al entrar lo primero que diría seria "así estarás tú"

-- Tengo siete meses y es algo desesperante-. Comentó la señora.

-- Vaya, ¿problemas?-. Madre no hagas nada.

-- No por suerte pero es demasiado peso y la espalda me duele demasiado, este niño me sacará canas-. Me puse tenso ante la confesión, eso no era bueno.

-- Solo cuidese-. Y así fue como pase casi media hora escuchando a mi madre darle consejos a la señora que descubrí que se llamaba Marina hasta que llamaron a mi madre, la señora se despidió de mi mamá y entramos.
El doctor Alejando había sido el que le dijo a mi madre la noticia de mi problema de pequeño, el que me dio los resultados, básicamente él era el que sabia absolutamente todo sobre mí.
Nos sentamos y él me hizo unas preguntas de rutina, como comía, como me encontraba todo ese tipo de cosas que decían a las embarazadas hasta que llego el momento más esperado para mi madre, la ecografía.

-- Por favor sube a la camilla y sube tu camisa más arriba de tu estómago, colocaré este gel frío para ver al bebé ¿esta bien?-. Solo asenti e hice todo lo que me pidió, subí a la camilla y subí mi camisa, el doctor colocó el gel ¡¿quién dijo que esa cosa es fría, esta helado!? Cerré los ojos al sentir el aparato junto con el gel, después de unos cuantos minutos escuche la voz del doctor.

Mi Secreto | Wigetta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora