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Un mes y yo todavía no conseguia sacarme a Guillermo de la cabeza, ni siquiera después de haber estado con él en la cama que por cierto me dejó muchos problemas.

*Flash Back*

Desperté con dolor en mi cuerpo y frío, mucho frío, podía jurar que hace tan solo unos minutos yo estaba totalmente calientito pero al parecer ese "algo" o mejor dicho "alguien" ya se había ido, me levanté de la cama y pude ver las sabanas en el piso, anoche sí que fue entretenido.
Luzu y yo habíamos pasado gran parte del día limpiando, ya que mi padre regresaba hoy en la noche y no quería recibir el castigo de mi vida, durante la limpieza Luzu me hablaba de la fiesta, yo seguía teniendo a Guillermo en mi mente.

-- Samuel, Samuel, ¡Samuel!-. Me gritó Luzu.

-- ¿Qué? ¿Ah? ¿qué decías?-. Pregunte inocentemente.

-- ¿Sigues en el mundo de Guillermo?-. Luzu me veía con una ceja alzada, maldita cabeza.

-- Sí tío, no puedo sacarlo, ni siquiera después de lo de anoche-. Confieso.

-- Bueno, por lo menos tuviste una buena noche-. Alzó ambas cejas y yo suspiro, espero no haberla cagado.

* Fin del flash back*

Pasaron los días después de la fiesta y a veces veía a Guillermo algo pálido, varias veces me tocó ver como casi vomitaba y veía a sus amigos ayudarlo, realmente creo que esto no es un simple momento de cachondeo, creo que él realmente me gusta y mucho, me preocupa el verlo mal, no me gusta verlo enfermo y mucho menos en ese estado.

Hoy tenia pensado invitar a Guillermo a almorzar conmigo para platicar, así que le dije a Luzu que hoy no comería con él, él solo asintió y me dijo que nos veríamos después, yo por mi parte me dispuse a buscar a Guillermo pero al pasar por las gradas lo observe, ahí sentado viendo a los demás, eso era extraño ya que siempre que pasaba por aquí lo veía corriendo juntos a los demás ¿será que lo regañaron? No, si te castigan te ponen a correr. Me acerque a él para hablarle pero ni siquiera se dio cuenta que yo estaba ahí.

-- ¿Qué haces aquí Guillermo? Pregunte al verlo sentado en las gradas.

-- No puedo hacer ejercicio estoy algo ¿delicado por así decirlo?-. Dijo y era verdad, antes de que viniera aquí, en la mañana me encontré a mi padre y a Guille en la dirección.

-- Oh es cierto, mi padre me dijo algo así-. Mi papá no me quiso explicar el por qué Guille estaba delicado algo que me desconcertó un poco.

-- ¿Hablaste con tu padre sobre mí?-. Parecía algo sorprendido por mi comentario.

-- Claro, te vi muy despabilado cuando entraste a su oficina, saliste y fui a preguntarle que tenías, él solo respondió que estabas delicado-. Contesté, él solo susurró un "vale" y nos quedamos en silencio, pero unos cuantos minutos después Guillermo empezó a verse raro, como si quisiera vomitar, salió corriendo y yo simplemente lo seguí, él se movió a un lugar donde no era visible y vomitó.

-- ¿Guille? ¿Estas mejor?-. Pregunte y le entregue la botella de agua que traía en la mano.

-- Gracias, aunque perdón porque hayas visto esta escena-. Realmente verlo vomitar no me importó, solo hizo que mi preocupación aumentara por él.

-- No importa, sea lo que sea que tengas te ha de sentir mal como para que te haga vomitar, espero no sea alguna bacteria o algún virus-. Sólo esperaba que ese problema que tenia no le durara mucho tiempo, no me gustaba verlo enfermo, solo hacia que me preocupara.

-- No te preocupes, solo es repentino nada de que preocuparse-. Guille sonrió, pero cuando estaba a punto de decir algo más escuchamos la campana y con ello el grito de sus amigos llamándolo.

Mi Secreto | Wigetta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora