Capítulo 14 / Queso Cheddar.

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Recaer no era bueno, claro que no lo era. Bradley lo sabía más que nadie en aquel momento.

Tenía algo que hacer, salir fuera y luchar contra lo que lo atemorizaba . Sin embargo, prefería quedarse enredado entre sábanas perfumadas sobre la cama del muchacho alto, aquel con el único que contaba en la vida.

Extrañaba a su madre, su calor junto a él, tan contrario a las heladas lágrimas que surcaban su rostro últimamente.

78.

Setenta y ocho eran las manchas que recontaba en el techo del cuarto, una y otra vez. Su vista no se alejaría de allí.

Desenredó el cable de los auriculares de su cuello, creía haberse dormido escuchando alguna canción. Que ironía, podría morir ahorcado un día y él no se enteraría.

Miró que día marcaba la pantalla del móvil; jueves. Desde la última aterradora vez que había pisado su casa, no veía la luz del sol, se sentía un oso invernando, pero aquélla cueva era su favorita definitivamente.

Se paró perezoso y aún con la camiseta del rubio puesta, se introdujo en sus ajustados jeans negros.

Tomó su guitarra desde una esquina de la habitación y salió al jardín trasero.

El sol estaba en su altura máxima, y creyó sentir un pequeño cosquilleo al sentir la luz chocar contra su piel.

Los días pasaban tan rápido y por un momento se pregunto porque Tris aun no llegaba del colegio. Él era su tesoro y no debía dejar que alguien se lo robase. Se sentía tan paranoico.

La puerta corrediza se abrió y divisó al dueño de su sueños cruzando el camino de césped hacía él.

Joder, sus piernas, no evitó cruzarse por sus neuronas.

— ¿Qué es lo veo allí? —preguntó el mencionado sonriendo mientras colocaba su mano horizontalmente sobre sus ojos entrecerrados.

Brad hizo una mueca —las sonrisas ya no eran lo suyo—, y agacho un poco la vista tras la guitarra sobre su regazo. Se había sentado en el cálido verde suelo.

El menor traía un redoblante, un platillo y un par de soportes entre sus brazos.

—Te vi por el vidrio de la puerta, pensé que quizás podríamos tocar algo -aún traía el uniforme escolar.

— ¿Algo así como festejar que salí de tu cuarto? —rió por lo bajo.

—Si tú lo dices así, okay.

Hello
We haven't talked in quite some time
I know
I haven't been the best
Of sons

Era sorprendente como dos simples personas podían hacer sonar tan bien sencillas melodías.

Bradley observó por un momento al rubio, quien a pesar de que el mayor había comenzado a cantar, intentaba encontrar comodidad con sus instrumentos sobre el irregular césped.

Se sintió confiado para seguir, aun no tenía sus expectantes ojos sobre él mientras cantaba.

Hello
I've been traveling in
The desert of my mind
And I
Haven't found a drop
Of life
I haven't found a drop
Of you
I haven't found a drop
I haven't found a drop
Of water

Water

El ritmo de la improvisada batería comenzó a sonar y se unió perfectamente con la melodía de la guitarra.

The Bunker ►TradleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora