Su cuerpo se hallaba desplomado en el piso junto a la cama, ambos brazos tendidos a sus lados, la cabeza recostada en la pared, con la vista fija en el techo de la habitación.
Todas sus reservas de paquetes en el suelo junto a él, desparramados, a medio abrir, y otros vacíos.
Sus ojos rojos, a causa de la acción, sus mejillas sonrojadas con el rastro de lágrimas secas al igual que la sangre de un pequeño tajo que se había hecho al abrir un paquete, muy enfadado y atolondrado como para fijarse en aquello.
La cocaína navegaba por su sangre, recuerdos pintando su mente y pesadillas volviéndose a ser realidad.
Su cuarto era un desastre, las sabanas tiradas en el suelo, libros y CDS esparcidos por doquier, el gran espejo que ocupaba media pared estaba levemente roto, al igual que su pequeño corazón.
Ese era uno de esos días, de esos que empiezan mal y terminan peor.
Al despertar esa repugnante bruja que lo tomaba como hijo lo había hecho bajar al salón para un almuerzo empresarial con personas del importante trabajo de su esposo, y Bradley podía jurar que esa gente era igual de insoportables que ellos.
La comida había sido demasiado estrafalaria, y no podía sacar de su cabeza la imagen de un gran McDonald, con él mismo sentado dentro, comiendo una hamburguesa triple.
Henry, uno de los hombres de traje ubicado frete a él en la mesa, le preguntó si tenía novia, el castaño solo negó con su cabeza sin siquiera mirarlo pero cuando este volvió a dirigirle la palabra, estuvo a punto de ponerle su puño en la cara.
—Todo es gracias a Dana y Patrick, hay más lujo en esta casa que todo el que podría haber visto Bradley en su antigua vida.
La mirada del chico se poso fría y frustrada en aquel tipo, sus nudillos se pusieron blancos al apretar los cubiertos en sus manos, conto hasta diez mentalmente y los soltó sobre el mantel blanco.
Se paro obteniendo así la mirada de todas las personas de la mesa, y sin decir nada, se dirigió a la cocina, tomó un paquete de snacks y una lata de cerveza para subir a su habitación, Dana lo miraba enojada desde el comedor, pero él paso de ellos.
La comida terminó bajo la cama, no abrió el paquete, no tomo nada, solo se sentó en el colchón, agarrándose la cabeza con las manos, pasándolas por su cabello hasta apartarlas de su rostro, entonces su vista se fijó en la mochila en la esquina de la habitación, sabiendo lo que podía encontrar allí.
Se paró, firme, pero su mente jugaba con él y no podía pensar claro, nunca lo hacía. Dio dos pasos y se volvió hacia atrás, giro sobre sus pies pasando una mano por su frente, corriendo el sudor, se dirigió hasta la puerta y enojado con sigo mismo repentinamente le dio un golpe al espejo de la pared, quebrándolo un poco.
Su vista se volvió borrosa, ahí iba de nuevo.
Se frotó los ojos, él quería ser fuerte, quería creer aquello, pensaba que los hombres no lloraban, que no lo debía hacer, pero también sabía que no duraría mucho más sin hacerlo.
Sus cejas se fruncieron y soltando un largo suspiro se adelanto hasta la mochila.
Uno, dos, tres, contó y abrió el cierre, muchos paquetes delante de él, la muerte a centímetros, quizás, pero no, ese no debía ser el día.
Extrañaba a su madre, esa preciada mujer, quería tocarla, abrazarla y nunca dejarla, pero era imposible, y aquello lo destrozaba. Estaba solo, solo en aquel enorme mundo.
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The Bunker ►Tradley
Fanfiction"Tris salvará a Brad, y Brad salvará a Tris" 22/01/15 #441 y #417 en fanfic. 01/02/15 #322 en fanfic. 04/02/15 #286 en fanfic. No adaptar ni subir en otro sitio sin permiso del autor/a.