Capítulo 3 / Recordando.

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El martes cuando volvía caminando en lo único que pensaba era en llegar a casa y poder tener un poco de paz, olvidarme por unas horas de esa prisión a la que llamaban colegio, pero para gran sorpresa mía, mamá estaba en casa y papá también.

Connor se despidió de mí a mitad del camino y yo seguí mi rumbo.

Llegue y tire la mochila junto a la puerta e inmediatamente escuche los gritos de ella.

—Tristan ven aquí ya—. ¿Qué cagada me podría haber mandado ahora?

Fui al living que era desde donde provenía su voz y quede perplejo al ver a mi madre, a mi padre y a James, todos sentados allí.

James se veía bastante cabizbajo y cuando levanto la vista hacía mí por unos segundos, vi sus ojos un poco rojos, al igual que los de mi madre, pero mi padre, a diferencia, al verme automáticamente se levantó del sofá y comenzó a gritarme.

— ¡¿Tristan qué piensas que estás haciendo con tu vida?! ¡Mocoso! —di un paso hacia atrás, con los ojos bien abiertos.

— ¿De qué rayos me hablas? ¿Y por qué esta James aquí?

— ¿¡Cómo te atreves Tristan!? ¡¿Qué mierda pasa por tu cabeza?! ¡Dime! —dio unos pasos hacia mí y mi madre soltó un llanto, cubriéndose el rostro con sus manos— ¡No le grites Mark! —dijo entre lágrimas.

— ¿Qué eh hecho? ¡No los entiendo! —me puse a una distancia prudente de él para que no me tocase.

—Explica esto —dijo mientras sacaba de su bolsillo la bolsita de Bradley que la noche anterior había tirado a la basura.

Esto no podía estar pasando. ¡Pensaban que me drogaba! ¡Que esa cosa era mía!

—No, no, no. ¡Ustedes no entienden! —dije mientras movía frenéticamente mis manos de un lado a otro frente a mi cuerpo.

— ¿Qué debo suponer Tristan? Eh, dímelo, dímelo tú.

Mi madre se fue a la cocina junto con su llanto y mi padre siguió mirándome. Dirigí la vista hacía James, quién seguía sentado en el mismo lugar del sofá y no despegaba su vista del suelo.

— ¡No es mía! ¡Es de Bradley! ¡Lo juro! —solté desesperado, pero claro, él no conocía a Bradley.

— ¿Quién es Bradley? ¿Él te la vende? ¿Te hace algún precio Tristan? ¿Eres su socio quizás? —iba aumentando su tono cada vez más.

— ¡No! ¡Maldita sea, que cosas dices hombre! —grité en su cara.

— ¡¿ENTONCES QUIÉN MIERDA ES TRISTAN?! ¡PUTA MADRE! ¡DIME QUIÉN ES, HIJO! —su cara estaba roja.

—Es una persona que conocí. ¡Deja de gritarme, yo no he hecho nada papá!

— ¡¿Y PORQUE ESTO LLEGO ACÁ, ME QUIERES DECIR?!

— ¡PORQUE ENTRO A MI CUARTO! ¿QUE HACES REVOLVIENDO MI BASURA? ¡ME LO PUEDES DECIR!

— ¡JAMES NOS LA ENSEÑO! ¡ESTO NO QUEDARA ASÍ TRISTAN, NO LO HARA! —dijo mientras subía las escaleras con la bolsita en mano.

Miré como pisaba los escalones con rudeza hasta desaparecer por el pasillo que conectaba habitaciones, entonces me fijé en James, solté un sonido frustrado y bajé al sótano dejándolo solo allí. Me tiré en la cama y me tapé la cara con una almohada, soltando todos los gritos que quería liberar. El sonido de los escalones crujiendo se escuchó y supuse que él había bajado por ellos.

—Tris —su voz fue casi audible.

—James, ¿qué has hecho amigo? —solté en un tono ahogado sin sacarme la almohada de mi cara.

The Bunker ►TradleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora