The Bunker ►Tradley

Capítulo 20 / ¡Una ronda para el cumpleañero!

La escuela seguía siendo un lugar demasiado aburrido para pasar el tiempo. Esta vez el sol se dejaba ver por detrás del edificio, sin embargo, aquello no cambiaría nada. ¿Podía quizás aquella bola de fuego caer sobre las tejas horrendas de aquel sitio y destrozarlo? No lo creía. Pero si tenía una motivación esta vez, era su cumpleaños. Solo quedaba un año más y llegaría a ser un adolescente capaz de comprar alcohol legalmente, conducir y entrar a clubes nocturnos sin que lo mirasen de mala forma, aunque de todas maneras no creía que ello ocurriese muy seguido.

Algunas personas lo saludaron en el pasillo mientras él batallaba con el candado de su casillero, odiaba ese pedazo de chatarra. Muchas veces había intentado pedir uno nuevo pero el director era demasiado avaro en ocasiones.

Les sonrió a los que de alguna forma lograban recordar aquella fecha y prosiguió a dejar sus libros dentro del cubículo. El móvil en su bolsillo vibro desesperado.

-Hey -respondió, acomodándolo entre su cabeza y hombro.

- ¡Buenos días pequeño cumplañero! ¿O debería decir gran cumplañero? Ya me estás alcanzando cabezón -lo felicitó James.

-Eso es imposible, tu también seguirás cumpliendo años.

- ¿Y tu que sabes?, quizás sea inmortal, o un vampiro ¿Lo haz cachado? -rió a través de la línea.
-No realmente, pero ya supera tu obsesión con aquella serie, ya la has ligado con el nombre de la banda -se burló divertido.

-Calla amargado. Escucha bien, Connor irá por ti luego de clases, haremos algo, ¿Bradley esta en el trabajo?

-Sip, se ha ido temprano. Aún no lo he visto, tampoco me ha llamado -respondió. ¿Era posible que no recordara que era su cumpleaños?

-Tranquilo fiera, ya lo hará -rió-. Entraré a clases de Química, nos vemos princesa -pronunció antes de cortar la llamada.

-Maldito rubio.

Las horas pasaban una tras otra. Tristan contó la vuelta ciento veinte dada por las agujas del reloj cuando el estrépitoso timbre de salida se oyó.

La estampida de alumnos inundó el pasillo y asomándose entre las cabezas de todos, divisó la cabellera de su amigo que avanzaba hacia él.

- ¡TRISTAN! ¡POR DIOS YA CASI ERES TODO UN HOMBRECITO! -gritó mientras apretaba los mofletes de su amigo.

-Ya, ya, no abuses de mí cara.

- ¿Qué cosas dices tontuelo? Para eso ya tienes a otro -rió el más chico.

-Cálmate ¿okey? No lo estoy llevando muy bien en realidad.

- ¿Por qué lo dices? -preguntó curioso Connor.

-Él no me ha dicho nada aún, un "felicitaciones" siquiera -dramatizó haciendo comillas con sus dedos.

-Quizás te ha preparado alguna sorpresa, como en las películas, para darle un poco de drama a la situación.

- ¿Tú crees? -preguntó, sus esperanzas se habían revivido solo un poquito.

- ¡Claro! Ya sabes, el novio perfecto finge olvidar la fecha del cumpleaños de su novia, y ella se enoja mucho con él pero entón...

- ¿Me haz puesto en el papel de la mujer?

-No -respondio, realizando una falsa tos.

El rubio soltó un suspiro.

-Oye, creo que me iré a casa por mi cuenta, quiero caminar un rato. Nos vemos todos allí si estas de acuerdo.

-Tris... No te enojes.

-Oh, no lo he hecho, sólo... Lo prefiero así, por favor.

-James me matara cuando se entere de que no me he ido contigo.