«Amaba a su hombre de hielo, a él y a su corazón irreparable.»
Ya habían pasado dos años desde la última vez que la vio, 730 días desde que acordaron por mutuo acuerdo ir por caminos separados. Él sabía que tenía dejarla ir. Era un hecho, porque for...
Cuando Danielle Parker conoció a Matthew Reynolds jamás de los jamases, pensó entrelazar su vida con él. De un hombre como él. La primera vez que vio sus ojos se aterró y quiso salir corriendo en dirección contraria, ojos tan azules como el cielo en verano que la miraban como si quisieran desvelar cada parte de ella.
Pero lo admitirá, la atrajo como una polilla a su luz, aferrándose, irremediablemente, cayó. Esta no es una historia de cómo se conocieron, se enamoraron y vivieron un «felices para siempre»; aunque no lo crean, no tuvieron mucho de eso.
¿Estuvo loca al casarse con un hombre que apenas conocía? Quizás. Pero, para ser justos, no lo amaba, aunque en su momento, lo que sintió por él era tan grande que era comparable a ese sentimiento, e incluso ahora lo hace. Luego de todo el daño, y las fracturas, lo que sentía por él seguía tan fuerte e indomable como el día que se conocieron. Y Dany sabía que esa emoción la acompañaría hasta el día de su muerte.
Contar su vida con él, contar sobre los lugares que visito, sobre las personas que conoció, es realmente un acto de valentía. Porque se casó con el hombre frío, se casó con un hombre que era incapaz de mostrar sus sentimientos, no porque no podía o porque tenía algún trauma causado en su niñez, no, él era así. Gélido y distante. Un hombre que no era débil, un hombre que no era fácil.
¿Lo odiarás? Probablemente. ¿Lo amaras? A veces, pero te aseguro, serán suficientes.
Matthew Reynolds, era un hombre de esos, uno que jamás olvidaría porque se quedó clavado en su alma, en su piel, y por ello, a pesar de ser frío como hielo, de tener una piedra en vez de corazón, con el simple toque de sus manos, la hizo sentir especial, única. Danielle realmente culpa a su ingenuidad y falta de experiencia, porque se casó con un hombre que destruyó todo lo que fue.
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