8.

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«Nos conformamos con demasiado poco.»


Buenos Aires, Capital Federal, Argentina.

Entonces.

Bueno, esto es incómodo. Muy incómodo.

Y era lo que se había estado repitiendo Dany en los últimos minutos desde que el Sr. Reynolds había dirigido su camioneta al puerto, o mejor dicho, a Puerto Madero. Una de las zonas más nuevas y viejas que la ciudad podía ofrecer. 

Dany no tenía mucha idea sobre la historia tras la construcción pero desde que puso un pie en el sitio se había maravillado por cada uno de sus edificios, como se adaptan unos a otros, desde los edificios o los docks de ladrillos rojos y los edificios altos y modernos con sus miles de ventanas.

Era su zona favorita de la ciudad, y al principio tuvo mucho que ver que fuera cercana a su casa para ir caminando, pero al final tuvo mucho más poder la empleada de Mcdonald's que salía todas las tardes –justo a las seis–, a ofrecer café con leche gratis y muffins de banana o arándanos que la arquitectura en sí.

Y nadie que probara dicho muffins podía decir lo contrario.

Pero Dany se sentía incómoda, mucho más que al principio porque ahora que se había acostumbrado a estar en un espacio tan pequeño, considerando el tamaño del Sr. Reynolds y ella en los asientos, el Sr. Reynolds iba y se dirigía con toda la paciencia y tranquilidad del mundo a la zona hotelera del puerto.

Lógicamente, Dany sabía que irían a cenar, los hoteles tienen restaurantes abiertos al público en general y no solo a los huéspedes, pero una cosa era comer en uno de los restaurantes del puerto, y otra muy diferente era comer en el restaurante de uno de los hoteles, ya que la mayoría se encontraban siempre en los últimos pisos.

Vistas panorámicas a toda la ciudad, decían y no era que Dany no apreciara una buena vista, pero nunca, ni soñando, se vio a sí misma entrando en algunos de esos hoteles. 

Había pasado incontables veces por sus puertas, viéndolos con mirada ausente, porque no quería llamar la atención sobre sí misma, ya que nunca imaginó verlos por dentro porque... sencillamente no sabía cómo imaginarlos.

Ahora, viendo como se acercaban al Alvear Icon Hotel, la imposibilidad se estaba volviendo una posibilidad y sus palmas estaban sudorosas y sus mejillas frías. 

Aunque la calefacción estuviera encendida y fuera agradable, su cuerpo había decidido confundirse ante la repentina claridad de que en los próximos minutos cruzaría las puertas de un hotel de cinco estrellas, que no se había echado su colonia y tenía puesta una campera que la hacía ver como un malvavisco.

Junto a un hombre que era lo más cercano a un actor de Hollywood que vería en vivo y directo. Si, bueno, Dany siempre había sido especialmente arriesgada y nunca consciente de su entorno.

El Sr. Reynolds se estaciono en la calle y un valet ya estaba esperando para recibir las llaves de la camioneta, mientras Dany veía desde su ventana la torre y su entrada. Escuchó con aire ausente como el Sr. Reynolds abrió su puerta y ella rápidamente desconectó su teléfono del parlante, lo guardó en su bolsillo y abrió su puerta. Ignoró el frío que la golpeó en la cara y espero con fingida calma que el Sr. Reynolds la alcanzara en la vereda.

Mientras sus rodillas se volvían poco a poco gelatina y se sentía muy, pero muy pequeña ante el hotel. 

Ni siquiera el Congreso tenía banderas tan prístinas.

¿Miss Parker?

Fue suave, se dio cuenta Dany, como dijo su apellido para llamar su atención. Como si no quisiera asustarla y funcionó, porque Dany gira su cabeza un poco, desviando su vista de la entrada del hotel y se fijó en el Sr.Reynolds, así mismo, detalló al hombre, cosa que no había hecho antes en el auto.

Casada con Él © |HDH#1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora