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pero qué es el recuerdo sino el idioma de los sentimientos. »


Buenos Aires, Capittal Federal, Argentina.

Entonces.

Aquiles miraba a su dueña, desde su lado de la cama, mientras ociosamente se negaba a pararse de la cama.

Dany no había hecho mucho luego de terminar su maratón de Volver al Futuro y su pasta con atún, se había ido a bañar, y luego de eso solo, solo por cinco segundos, vio la correa de Aquiles, dudando en sacarlo a salir.

Al final, bajo una mirada triste de Aquiles, y no le importaba humanizar a su perro, Dany eligió no hacerlo. La temperatura había bajado justo al caer la noche, y su cama la estaba viendo, con todas sus frazadas y colchas, diciéndole que se acostara. Cosa que hizo, y Aquiles la acompañó, él también siendo arropado. Y así se quedó Dany, entre un parpadeo y otro empezó a sentir el sueño, y al final no luchó.

Durmió una tranquila siesta de, no sabe cuánto tiempo, y ahora, que los vestigios del sueño la estaban soltando, Dany se rehusaba a abrir los ojos. Se acurrucó más entre su colcha, y vestida con un conjunto de pijama de Mickey Mouse, regalo de su abuela materna, el calor la envolvió.

Soltó un suspiro satisfecha, aun con cero ganas de levantarse, negó el deseo de estirarse porque molestaría a Aquiles, quien tenía su retaguardia cuidada; la miraba con ojos entornados desde su muslo, ya que su lugar favorito para dormir era su culo, justo en el hueco que hacía con sus piernas al dormir de lado.

Dany lo agradece, porque tenía más calor de esa forma.

Se limpió las lagañas de los ojos y buscó a tientas sus lentes en su mesa de noche. Su habitación tenía solo un pequeño placard, o closet de madera, donde había cosas de James y algunas de Dany, y la mesa de noche donde dejaba la mayoría de sus artículos, no más que eso, incluyendo la cama. Pero lo más extraordinario era su pequeño balcón, que no daba hacia la calle, pero sí al patio de un señor que le gustaba colocar tango todas las noches.

En el verano, Dany se había acostado en el piso con sus piernas arribas de la pared y un vaso de limonada, con los ojos cerrados para disfrutar de las canciones, de todas las canciones. Ahora en el invierno, bueno, se colocaba todas las camperas y suéter encima y salió con una taza de chocolate solo para dos canciones como máximo.

Dany no tenía la voluntad de pararse, pero su vejiga le recordaba los dos vasos de agua que se tomó antes de acostarse, y que habían pasado horas desde que se comunicó con su mamá. Decidió hacer lo urgente: ir al baño. Se paró con cuidado, para no molestar Aquiles, y sin prender las luces, fue al baño.

Se sentó en una tapa muy fría y una vez más Dany le inventó la madre al frío. Se lavó las manos con el agua fría y se fue rápido, a meterse, una vez más a su cueva de calor, donde sin problemas Aquiles volvió a tomar su posición en su culo.

Pero antes de colocarse la colcha hasta arriba, para hacer su pequeña carpa, tomó su teléfono y lo desconectó del cargador. 21 notificaciones. Dany sentía su ojo palpitar. Y al menos tres llamadas perdidas y cuatro mensajes de Whatsapp eran de su mamá.

Mamá❤️​: Ya saliste del trabajo, ¿llegaste bien?

Mamá❤️​: Leonor, ¿todo bien? 😰​

1 llamada perdida.

Mamá❤️​: Sabes que he tratado de llamar a tu papá, pero nunca me contesta, ya sabes que han pasado muchas veces antes. ¿Está bien? 😰​

Mamá❤️​: Leonor, me puedes contestar. Me estoy preocupando. Tu última conexión fue a las 11 de la mañana.

2 llamadas perdidas.

Casada con Él © |HDH#1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora