5.

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Buenos Aires, Capital Federal, Argentina.

Entonces.

—Dany, ¿qué estabas pensando? —fue una pregunta con los dientes apretados y Dany junto sus manos, tratando de hacer invisible el temblor que se había apoderado de su cuerpo.

Nada, quiso decir, estaba en la punta de su lengua, pero si era sincera, había pensando todo, menos en sus compañeros, solo en la injusticia que había estado presenciando, había sido mezquina y egoísta, lo reconocía. Y se merecía la mirada y la reprimenda que estaba recibiendo de Jesús.

Vos solo tenias que hacer una cosa, Dany, traducir, si el gringo te preguntaba una cosa, cualquier cosa ¡no debías contestar! —la elevación de voz la exaltó y no pude detener el brinco que su cuerpo dio. Jesús se dio cuenta de ello y soltó un gran suspiro. Dany miró un punto sobre su hombro. —Lo siento, pero todo mal, boluda, estamos en el horno.

Y si, estaban en el horno, porque justo cuando se fueron los gringos, Leo Weber se había ido a pasos apresurados a su oficina, sin darle segundas miradas a Fer, Jesús, o Dany, y no era que Dany quisiera escuchar algo de lo que el hombre estuviera deseando decir.Pero Fer si había intercambiado unos susurros intensos con Jesús, y dándole una última mirada funesta, se fue.

—Decime, ¿en qué estabas pensando?

Y aunque ella no confiaba en Jesús, solo tenía que defenderse con la verdad.

—Ellos sabían, Jesús.—susurro, esta vez clavando la mirada en la cara de Jesús, quien frunció el ceño. — Todo, para ellos esta presentación solo era lo último que necesitaban para saber que le habían robado.

Jesús negó con la cabeza: —No podías saber, Dany —. Su mano izquierda se posó sobre su cadera, y se rasco el puente de su nariz con la derecha, cosa que hacía cuando estaba dudando de algo, tenía meses viéndolo.

—Los vi cuando salí a break, el señor Rice y el señor Andrew estaban hablando del último reporte, sobre cómo, Jesús, mierda. —Dany se estaba impacientando y el temblor no se calmaba. — No son estúpidos, por supuesto que saben contar y sumar los impuestos, habían dicho que no estaba bien, que tenía meses mal. No estaban hablando de unos mil dólares, cristo, estaban hablando de miles de dólares.

Soltando eso, Dany empezó a caminar, no le importó, necesitaba calmar la energía nerviosa que se estaba acumulando en su cuerpo.

—Leo tenía un plan, Dany. —dijo Jesús, y Dany lo miro, buscando, pero no encontró ninguna sorpresa cuando le dijo lo de los miles de dolares, asique no pudo evitar reírse, Jesús la miró fijo con la molestia esta vez pellizcando sus rasgos.

Porque por supuesto que él sabía sobre el hueco.

—Leo es un imbécil, Jesús. ¿Qué plan iba a poder defenderlo de una demanda millonaria? Ellos no necesitan de Bekommen, pero nosotros si de ellos. —Dany se subió sus lentes, que habían resbalado por su puente, y suspiro, mirando la puerta, deseando irse. — Miralo de esta forma, somos indios, Jesús, y ellos nos conquistan, porque puede que no haya estudiado, pero sé que para que una empresa como esta se mantenga necesita de las divisas.

Hubo unos segundos de silencio, y Dany metió las manos, que hasta ahora había mantenido afuera, dentro de su campera, y cuando su mano derecha tocó pedazo de papel duro en su bolsillo, no pude evitar acariciarlo.

Estupida.

—Te vamos a suspender. Cuatro días.

Dany giro y miro a Jesús, porque eso era lo que le había susurrado Fer antes de irse, la ira empezó echando chispas en su interior, porque era tan injusto, y por la mirada culpable de Jesús, él también lo sabía, pero no iba a hacer nada.

Casada con Él © |HDH#1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora