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sabiendo que andábamos para encontrarnos.»  Julio Cortázar. 



Buenos Aires, Capital Federal, Argentina.

Entonces.

Bekommen, piso 16.

—¡La puta que te parió!

Se cortó call.

—Después del tono, dejad tu mensaje, para finalizar marque...

Buzón de mensaje.

—Lo sé, sos de Day. Los voy a denunciar. Esto es acoso al consumidor, sos un hijo de las re-mil putas, con que me vuelvas a llamar, conseguiré tu nombre y....

Se cortó call

Y Dany estaba seis horas del día llamando clientes así. Durante los primeros tres meses en la empresa había estado aterrada, se había sentido mal y en muchas ocasiones tuvo ganas de llorar. 

Las personas podían llegar a ser mil veces más cruel por teléfono que en persona. 

Pero Carmen le había dado un consejo, que lo había dicho tantas veces hasta que se quedó grabado en su cerebro.

Los clientes son unos inútiles, no te lo tomes personal.

Obviamente, Dany no lo había tomado al pie de la letra, al menos no como Carmen, Barbara, Julio, George y Pedro, que peleaban con sus clientes, sin importarles un poco si los llegaran a auditar. 

Dany los admiraba, como ahora, dejo la última llamada colgada en el sistema y escucho a Julio a su lado.

—Señor Andrés, yo lo estoy llamando para ofrecerle un nuevo beneficio...— Hubo una pausa, mientras Julio tecleaba, el vireo de sus ojos se podía sentir en su voz. —Señor Andres, acá en el sistema me aparece que nació en el 89, ¿cómo no va a saber cómo funciona un centro de llamadas? Le vuelvo a repetir, y me corrige si me equivoco, en ningún momento le estoy pidiendo nada que yo ya no tenga. Usted es el titular de la línea Andrés Colombo...— Otra pausa, y más tecleo. — Exacto, bueno, por eso mismo. Si usted no quiere que lo volvamos a llamar me lo puede decir sin necesidad de acusarme de estafador, y yo lo dejo asentado en el sistema.

Dany sonrió a sabiendas, porque por más que ellos quisieran sacar a todos los clientes que no querían ser llamados de nuevo, de la base de datos, lo cierto es que eran datos reciclados, cada tanto tiempo se limpiaba, y esos clientes no serían llamados por los menos en tres meses. Pero una vez que pasaran esas fechas, esos clientes volverían a caer, y ellos volverían a llamar. 

Era un círculo vicioso. 

Sacó la llamada de su registro, y contó tres Misisipís.

—Marica, estos mamaguevos clientes me tienen harto.

La cabeza de Julio apareció a su lado, y Dany se rió, largo y tendido, sin poder evitarlo, ante el tono exasperado. —Y apenas son las once y media.

Julio refunfuñó y volvió a meterse a su lado, Dany escuchó el repique en su vincha y se preparó mentalmente para hablar con otro cliente.

—Hola, buen día, mi nombre es Leonor, y me comunico de parte de Day, ¿hablo con la titular o el encargado de la línea?

Sorry, but I do not speak spanish.

Y ante el tono burlesco del hombre y las risas del fondo, Dany viro sus propios ojos, claro, ella no tomaba el consejo de Carmen, pero hacía algo mucho mejor.

Casada con Él © |HDH#1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora