x. Confianza.

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Los recuerdos llegaron a mi mente en cuestión de segundos. Pasaban como estrellas fugaces en el cielo de mi cabeza y tan solo recordarlo hacía que me hundiera en un mar placentero.

Flash Back.

Sus labios estaban posados en los míos, unidos en un beso en el que intercambiábamos el calor y la desesperación. Sentía mis mejillas enrojecer mientras notaba como hacía presión en mi cintura atrayéndome más a él. Yo solo podía limitarme a arrugar su camisa con mi mano izquierda mientras continuaba con aquel beso. Nos separamos poco a poco y no pude evitarlo, apoyé mi cabeza en su pecho ardiente. Él me tenía agarrado de la muñeca derecha, que liberó después de separarnos. Al final retrocedí un poco para verle a los ojos. No sabía que decirle y él parecía estar en la misma situación. En ese momento sonó su móvil, le había llegado un mensaje y empezó a leerlo.

-Supongo -comencé a decir y él me miró-, ya es algo tarde.

-Debo irme a casa -dijo él guardando su móvil.

-Yo también -sonreí un poco incómoda-. Mañana... ¿seguimos con la terapia?

-Por supuesto -suspiré aliviada, pensé que a lo mejor después de ese beso no seguiría ayudándome.

-Será mejor que entre a casa -mencioné mientras me despedía con la mano-. Hasta mañana, Harry.

Él no me contestó, solo se despidió con una mirada, que no parecía ni fría ni cálida. Pagaría lo que fuese por saber lo que pensaba en estos momentos. Me di la vuelta y entré a mi casa. Aún sentía el dulce sabor sus labios en los míos, su calor mezclándose con el mío...

Fin Flash Back.

Salté en mi cama sonriendo, estaba tumbada mirando al techo y solo podía ver sus ojos esmeraldas. No podría negar que al día siguiente tendríamos que hablar de esto... esperaba que él no lo ignorara, porque no era lo que yo deseaba. Suspiré y cerré los ojos, deseaba soñar toda la noche con esa imagen.

Al día siguiente sonó el despertador, me levanté corriendo y me metí en la ducha. Aunque solía tardar demasiado dejando que mi mente vagara con las gotas de agua, quería terminar cuanto antes para ver a Harry, que lo más seguro es que ya estaría casi preparado. Salí del baño y me puse una sudadera sin capucha azul claro, con unos jeans rotos y unas vans negras. Me dejé el pelo suelto y salí corriendo de la habitación al comedor.

En la cocina estaba mi madre poniendo el desayuno y me di cuenta de que se me quedó mirando de arriba abajo.

-Nora -sonrió ella mirándome finalmente a los ojos-. ¿Cómo es que tardaste tan poco en ducharte? ¡Es un milagro!

-Mamá -me quejé mientras me sentaba para desayunar-. ¿Acaso tengo que tardar siempre?

-Tampoco acostumbras a tardar poco -resoplé ante el comentario-. Me alegro mucho, hija.

-Gracias, mamá -sonreí mientras veía como se sentaba al lado mío-. Oye... tal vez hoy también llegue tarde.

-¿Por qué? ¿Otra vez te vas con Gina? -asentí un poco molesta, no me gustaba empezar de nuevo mi vida mintiendo a mi madre, pero si le decía que me iba con un chico seguro que pensaba algo malo y se volvía loca.

-Tenemos que hacer un trabajo, espero que no te importe -ella negó sonriendo.

-Ahora necesitas recuperar el tiempo que perdiste en las clases por culpa de esa chica -dijo en un tono molesto-. ¿Te ha vuelto a hablar?

-No -negué un poco incómoda-. Mamá, no quiero hablar de Eve, ¿vale?

-Está bien, preciosa -acarició mi rostro y sonrió-. Vamos a desayunar, que las dos tenemos mucho que hacer hoy y necesitamos vitaminas.

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