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xi. Ser como él, reír como él, estar con él.

∗Nora∗

Mientras el profesor explicaba la lección yo me concentraba en otras cosas. Mi mente no estaba en aquel lugar, dejaba que fuera libre para pensar en todo lo que me gustaba y olvidar aquello que me atormentaba. Escribía en el cuaderno las cosas buenas en una columna y las malas en otras.

¿Cosas buenas?

Eve es del olvido. Estoy volviendo a ser Nora Sheppherd. Volveré a tener la misma relación con mis padres antes de mis problemas. Estoy empezando a controlar mis adicciones. Harry me ha besado.

¿Cosas malas?

Eve sigue en el instituto. Si no logro cambiar me mudaré. Puede que Harry no sienta nada por mí que solo una atracción sexual.

¿Más cosas buenas?

Harry me ha besado. Harry me ha besado. Harry me ha besado. Harry. Harry. Harry.

El único nombre que adornaba mi cuaderno era el de Harry. Creo que me empezaba a gustar de verdad además de físicamente. Todavía podía sentir el roce de sus labios sobre los míos... aquel beso tan húmedo me hacía sentir más libre y tranquila que encadenada y encerrada, tal y como me sentía antes de haberle conocido. Ahora él había confiado en mí, me había contado algo de él, pero yo quiero saber más... quiero saber si es cierto que él ha pasado por lo mismo que yo. Parecía como si él supiera a la perfección por lo que yo estaba pasando.

-¡Sheppherd! -me levanté al oír que el profesor Dixon me llamaba. Toda la clase estaba mirándome y él parecía estar rojo del enfado-. ¿A caso se ha enterado de mi explicación?

-Eh... por supuesto -asentí mintiendo.

-Entonces podrá salir a terminar el ejercicio -miré a la pizarra y vi un montón de problemas de matemáticas que no entendía.

-Cla... claro -dije mientras iba a la pizarra. ¿Qué se supone que ponía?

El profesor Dixon, un hombre de unos 50 años, moreno de pelo corto, ojos negros tapado por los cristales de las gafas, era de vez en cuando amable, pero enfadarle no era bueno.

Cuando estaba frente a la pizarra me quedé mirando el problema, esperando que en algún momento me viniera algo a la mente, pero estábamos empezando un nuevo tema y no tenía ni idea. Miré al profesor, que mostraba una mirada molesta.

-Deduzco que no tiene ni la más mínima idea -negué con la cabeza-. Salga al pasillo, luego hablaremos, Sheppherd.

Salí fuera de clase y me quedé en el solitario pasillo. Me senté en el suelo pegando mi espalda contra la pared. Odiaba cuando un profesor me decía: "luego hablaremos, Sheppherd", nombrándome con enfado. Ahora no debía perder el curso, estaba a poco de repetir y no podía permitirme una distracción más.

Después de media hora sonó el timbre, mis compañeros salieron de clase y después entré yo. Vi a mi profesor de matemáticas sentado, tomando apuntes en una libreta, cuando me acerqué me di cuenta que tenía mi cuaderno abierto justo por la página donde ponía lo de Harry. Me quedé quieta, no sabía que decir. Él se dio cuenta de que le estaba mirando y frunció el ceño.

-Sheppherd, hoy pensé tener un día tranquilo, en cambio -dijo mientras se levantaba-. Tú lo has empeorado.

-Pero... profesor Dixon... -él rápidamente me interrumpió.

-Me gustaría que me escucharas tú a mi, Sheppherd -me dijo con aquel tono enfadado-. Luego podrás explicarte y excusarte, pero ahora me toca a mí hablar.

-Sí -asentí un poco molesta.

-Desde que empezamos el curso has sido sin duda alguna mi mejor alumna -mencionó con orgullo, pero luego su tono fue de desilusión-. En cambio, después bajaste tu nivel. Faltabas a menudo a mis clases y ahora te distraes de ellas. ¿Sabes que puedes repetir si sigues así?