[cinco]

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Niall esperó a que sus padres fueran al trabajo para poder avisarle a Zayn que podía ir a buscarlo ya. Lo último que quería era explicarle a sus padres a dónde y con quién iba a ir. No quería mentirles y decirles que era un compañero de clase, para empezar los autos que utilizaba no serían algo normal para sus padres, además de que Zayn ya no lucía tan joven como para ir a la universidad con él, era joven, sí, pero al verlo no pensarían que tuviera menos de veinticinco años.

Mientras esperaba a la llegada de Zayn, subió a su habitación emocionado, se quitó la ropa que usó durante la escuela, dejándola sobre el suelo, luego procedió a quitarse la ropa interior. En menos de cinco minutos ya tenía puesto otro conjunto de ropa. Unos pantalones muy entallados en color negro, un suéter blanco con las mangas algo largas que le cubrían las manos hasta los nudillos y unas zapatillas converse en color blanco, se despeinó un poco el cabello y bajó las escaleras, encontrándose con una camioneta muy lujosa cuatro por cuatro estacionada en frente de su casa. De esta salió Zayn con unos pantalones negros medio holgados, una camisa azul y encima una chaqueta de un color gris oscuro.

Niall sintió las piernas flaquear por un segundo, tenía que admitirlo, el estilo de Zayn era simple pero se veía atractivo de todas maneras.

-Hola, Niall. -le saludó el moreno con una pequeña sonrisa ladina mientras se acercaba y le daba un rápido beso en los labios.

-Hola. -respondió el otro, con un ligero temblor en el estómago.

-¿Era necesario decirme a qué hora vendría a buscarte?

-Eh, sí, eso... Es que no quería que mamá y papá me preguntaran quién eras. -se rascó la nuca con algo de nervios, Zayn lo miró un poco extrañado pero al darse cuenta de lo incómodo que podía tornarse el ambiente sólo se limitó a asentir y a abrirle la puerta de la camioneta para que entrara.

[...]

Niall supo a dónde tenía pensado llevarle Malik unos diez minutos antes de que llegaran al lugar, y eso gracias a que el mayor tomó el camino que normalmente su padre agarraba cada que lo llevaba a la feria local cuando era un niño. Sí, Zayn lo llevó a la feria. Estacionó la camioneta y una vez más, antes de que pudiera hacer algo o quejarse, ya estaba rodeando la camioneta para abrirle la puerta y aparte darle la mano para que bajara con facilidad, Niall sospechó que fue porque había notado que era un poco bajito de estatura más no porque fuera un caballero, la cual fue la verdadera razón.

-Así que... ¿en dónde trabajas? -preguntó el rubio.

-¿No lo sabes? -Niall negó con la cabeza-. Soy el dueño de una pequeña cadena de hoteles dentro y fuera del país.

-¿Lo dices en serio? -la expresión del menor no tenía precio, apenas y podía creérselo, de hecho sentía que sus ojos se saldrían de sus cuencas.

-¿Conoces los hoteles «Overlook»?

-¿Eres dueño de esos? ¡Santos cielos, debes de estar podrido en dinero! -exclamó Horan, luego se cubrió la boca, cayendo en cuenta de que lo que dijo fue muy inapropiado y quizás hasta grosero-. Lo siento, no quise decir eso, creo que fue la impresión.

-Descuida, fue verdad lo que dijiste -sonrió-, pero bueno, al menos no tengo que preocuparme tanto por pagar los impuestos a tiempo.

Después de eso, Zayn lo llevó a jugar por todos los juegos pequeños que había por ahí, Niall perdía demasiadas veces pero no le afectó sino hasta que llegaron a un puesto en el que debía apuntarle a tres globos con unos dardos para poder ganarse un pingüino de peluche. Horan lo intentó tres veces hasta que se dio por vencido pero cuando le dirigió una tierna mirada de cachorro abandonado, Zayn no dudó ni un segundo en pagar por otra partida.

Zayn siempre había sido bueno en los juegos de puntería, razón por la que no se sorprendió mucho en cuanto le dio a los tres globos con los tres primeros dardos que agarró.

-¡Wow, qué puntería! -comentó el encargado del juego-. Puede elegir cualquiera de esos pelu...

-¡El pingüino, el pingüino, el pingüino! -interrumpió Niall emocionado al mismo tiempo que apretaba el brazo de su acompañante, dando pequeños saltitos sin despegar los pies del suelo.

-Sí, deme el pingüino. -reiteró el moreno recibiendo su premio y entregándoselo a su cita.

-Gracias, gracias, gracias, gracias, gracias. -dijo el otro dándole muchos besos en la mejilla izquierda, haciendo así que las demás personas pasando por ahí les vieran extrañados por su actitud.

-Ven, te invito algo de comer.

***

la escuela me está consumiendo en tarea :c

sugar daddy [ziall]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora