Capítulo 4

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Frank giró la llave y abrió la puerta para adentrarse a su casa. Apenas lo hizo, notó que su madre no estaba.

"Típico." pensó. Linda vivía en el trabajo, y en la ciudad donde vivían anteriormente también tenía un novio, así que Frank estaba acostumbrado a estar solo en la casa.

Pero en ese momento no le importó para nada. Había venido en auto con Gerard, el se había ofrecido a traerlo. Pero no quería ni siquiera pensar en estupideces, no. Gerard tenía una novia, que era muy linda además. Los había visto besarse en el pasillo, y no sabía porque esa sensación de dolor punzante se había hecho presente en su pecho. Se sentía estúpido, porque apenas lo había visto le había atraído. Su cabello negro, su piel blanca, sus ojos verdes. Su mano, que a pesar de ser pálida y tener apariencia de ser fría, era cálida y suave. Negó levemente ante sus pensamientos y salió al patio, se sentó en el pasto y sonrió cuando su querido perro de toda la vida se acerco para lamerle la mano.

-Hola, Tobi. -rió ante el jadeo de su mascota y le acarició la cabeza. Luego, se recostó en el pasto y sacó un cigarrillo. Últimamente estaba fumando demasiado, pero era lo único que lo ayudaba a relajarse. Lo encendió y cerró los ojos, dando una larga calda. Los abrió al expulsar el humo, y fijó su vista en el cielo. Estaba lleno de estrellas, era una noche preciosa. Pero algo lo estaba angustiando demasiado. Se conocía a él mismo, y sabía lo que iba a pasar. Sabía que había sentido la primera vez que lo vio. Y estaba asustado. No quería que le guste Gerard, era lo último que quería. No porque fuera un hombre, si no porque antes ya había vivido una situación similar. Se había enamorado de su amigo, pero el era heterosexual, y la situación era una verdadera mierda. No quería volver a pasar por eso. Porque, vamos, estaba seguro de Gerard sólo lo veía como un potencial amigo, seguramente en ese mismo momento estaba con su novia, mientras él, como idiota que era, recordaba cada detalle que podía de su precioso rostro, de su voz gruesa pero suave, del fugaz tacto de su mano, de sus ojos color esmeralda.


Lo que Frank no sabía es que en ese preciso momento, casi los mismos pensamientos rondaban por la cabeza de Gerard.

La voz de Freddie Mercury resonaba por sus oídos, mientras trataba de poner en orden sus pensamientos. No podía dejar de pensar en lo que Ray le había dicho, en lo opuestos que eran él y Frank, pero era obvio que no lo decía por eso. Y se sentía terrible, porque se suponía que debía pensar en su novia, no en el chico nuevo, que tenía toda la pinta de ser problemático. Pero había algo en sus sonrisa, en sus ojos color avellana claros, que no había podido encontrar en Lindsey en estos diez meses de relación, pero en una mañana de lunes lo había encontrado. Era preocupante.

Durante la cena, su hermano menor lo notó distinto, así que después de ésta entró en su cuarto.

-¿Gee?¿Puedo pasar?

-Eh, sí, adelante Mikey.

El rubio se adentró a la habitación y se sentó en el extremo opuesto de la cama en la que estaba su hermano.

-¿Estás bien? Te noto extraño desde... Desde que llegamos a casa, luego de dejar a tu amigo, Frank. -mordió sus labios y notó que el brillo en los ojos de Gerard había aumentado en cuánto nombró a Frank. Pero no dijo nada, y lo miró esperando su respuesta.

Ésta tardó en llegar, ya que lo había tomado desprevenido.

-Sí, sí, estoy bien. -rascó su cabello corto y lamió su labio inferior, esperando no sonar muy nervioso.- ¿Por qué no habría de estarlo?

-No, por nada. Me alegra que estés bien. -dijo, poniéndose de pie, luego dejó un beso en la frente de su hermano y salió de la pieza.-

Su hermano sabía, o por lo menos, sospechaba algo. Además de Ray, Mike era su mejor amigo, y no podía ocultarle nada, por mas que se esforzara. Pero, de momento, no había nada que contarle. Porque ni él mismo sabía que mierda le estaba pasando.



Out of order. ||Frerard||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora