Out of order. ||Frerard||

Capítulo 15

Durante toda la semana siguiente, Frank estuvo distante. El miércoles faltó a clases, y Gerard estaba bastante preocupado, pero siempre le decía que no pasaba nada, que todo estaba bien, y que no había ido a la escuela aquél día porque se había quedado dormido.

Cada mentira que le decía a su amado novio era como si le clavaran un puñal en el pecho, pero no quería decir nada. No aún. No quería que se preocupara sin razones aparentes. Esta situación le molestaba demasiado a Linda; veía a Gerard tan devoto de su hijo, y que Frank le estuviera ocultando esto no le parecía bien.

El viernes llegó rápido, y ambos estaban felices. Cumplían una semana de novios, su primera semana.

-Sabes, recién pasó una semana, pero siento como si hubiera pasado una eternidad. La eternidad mas linda de mi vida. -Gerard sonrió y acarició la mano de Frank, para luego entrelazar los dedos de ambos.

Frank mordió su labio inferior y bajó la mirada a su café, acariciando los dedos de Gerard con los suyos. Afuera la lluvia caía con intensidad, y el olor a café y vainilla que había en el ambiente hacían de ese un escenario que encontraba perfecto. Pero había algo llamado culpa, que lo abrumaba. Aunque empezaba a sentirse aliviado, al día siguiente llegarían los resultados de los estudios, donde dirían que todo estaba bien. O al menos eso esperaba.

-Te amo, Frank.

Ésto lo obligó a levantar la mirada, para encontrarse con aquellos hermosos ojos esmeralda que habían permanecido en su mente desde la primera vez que los vio. Sonrió ampliamente.

-Te amo, Gee.

Al día siguiente, Gerard despertó con un mal presentimiento. Se sintió estúpido y buscó su teléfono, quería llamar a Frank para desearle los buenos días. El teléfono sonó varias veces, pero su novio no respondía. Intentó un par de veces más, y luego se dio por vencido. 

Bajó a la cocina, y no sintió el característico olor a pan tostado y café que generalmente había por las mañanas. Recordó entonces que sus padres habían salido de viaje por un par de días. También recordó que había invitado a Frank a dormir, pero que el le había dicho que no podía, que Linda estaba enferma y debía quedarse con ella. Quería creer que eso era cierto, que Frank no le estaba mintiendo. ¿Y sí había alguien más? ¿Y sí...?

De repente, unas risas lo sacaron de sus pensamientos. Mike y Bob entraban de la mano a la cocina, y el último quedó mudo al ver a Gerard, mientras que los colores subían por la cara de Mikey. El pelinegro enarcó una ceja y soltó una carcajada al ver a ambos. Estaban despeinados, y Bob mostraba un chupetón en su cuello. Decidió no hacer ningún comentario al respecto, sólo sirvió un poco de jugo en un vaso, tomó unas galletas y subió a su cuarto nuevamente. Después de todo, su hermano también necesitaba algo de privacidad. Se sentó en su escritorio a dibujar, quería agregar otro retrato de Frank a su colección. Amaba dibujar a su novio; sus preciosos ojos, su sonrisa, su nariz perfecta, su delgado cuerpo, sus tatuajes que conocía a la perfección, todo en él era hermoso. Gerard tenía mucho talento, y aunque no lo reconociera, sus dibujos parecían fotografías. Frank había visto sólo un par, y había quedado maravillado.

Ya era de tarde y Frank seguía sin responder las llamadas, lo cuál preocupó demasiado a Gerard. Subió al auto y se encaminó hasta su casa. Sentía los pies como bolsas de cemento cuando se encaminó a la puerta, y su mano particularmente pesada cuando la alzó para golpear la puerta. Tenía un presentimiento terrible. Linda abrió la puerta; tenía los ojos rojos y se la veía veinte años mas vieja, pero aún así sonrió.