Luego de haber hecho el amor, se quedaron acostados en la cama de Frank, abrazados y con sus piernas entrelazadas. Intercambiaron unos cuántos besos y entablaron una larga conversación sin abrir la boca, solo a base de miradas cargadas de amor.
Después de un rato, Gerard fue el primero en hablar.
-Frankie, voy a hacer café, ¿quieres? -el aludido asintió, sonriendo.- ¿Quieres que te haga también un sándwich de queso tostado? -Frank volvió a asentir, esta vez mas enérgicamente, sonriendo ampliamente. Eran sus favoritos.
Le dio un sonoro beso en sus labios y se levantó de la cama, poniéndose su bóxer y sus pantalones y bajando a la cocina. Frank se sentó en la cama y admiró la pálida espalda de su novio salir del cuarto.
Apenas se movió, sintió un dolor agudo en el trasero, pero no le dio demasiada importancia. Se levantó el también y fue hacia el baño, ya que tenía muchas ganas de orinar. Una vez que hubo terminado, fue a lavarse las manos y una punzada de dolor en su pecho lo hizo doblarse en dos. Empezó a toser con fuerza, y notó con horror como salía sangre expulsada de su cuerpo. Era la segunda vez que le ocurría, ya había pasado un par de semanas atrás.
"Si pasa de nuevo, le diré a mamá." se dijo a él mismo, y salió del baño. Se vistió solo con la parte de abajo, y bajó a la cocina, donde Gerard lo esperaba con el café y los sándwiches listos, sentado a la mesa. Le sonrió cuando lo vio y Frank se sentó en una silla junto a él. Tomó su taza de café y su sándwich, probando un sorbo del líquido humeante y luego una mordida de su comida.
Gerard tomó la taza entre sus dos manos, la acercó a sus labios y sopló para enfriarla.
-Y dime, Frank, ¿cuándo irás al médico? -preguntó naturalmente, sin quitar su atención del café.
-¿Qué? ¿Porque habría de ir? -Frank era un pésimo mentiroso si lo sorprendían.
-Hum, porque te oí desde aquí abajo. Cariño, no quiero ser molesto con el tema, pero mi abuelo comenzó así, y te he visto fumar. Hay días en los que pareces una chimenea. No quiero que nada te pase. -habló, con la voz triste, esta vez dejando el café en la mesa y tomando una de las mejillas de Frank y acariciándola dulcemente.
-No es nada, Gee. Solo me ahogué con mi propia saliva, sabes de estúpido que soy. -esta vez si pudo mentir, y lo hizo tan descaradamente que hasta le dolió. Pero no quería preocupar a su novio.- No te preocupes, prometo ir si algo anda mal.
Gerard se tragó la mentira y sonrió, besando a Frank en los labios; éste sintió el amargo sabor de la culpa.
-¿Sabes algo? -preguntó Frank en un susurro, separándose del beso, sentado sobre las piernas de Gerard. Los gritos de la película de terror que pasaba en la televisión se oían amortiguados. Sólo eran ellos dos.
-¿Que cosa, Frankie? -respondió el aludido, acariciando suavemente el muslo de su pareja.
-Lo de hace un rato...nosotros..yo... Tú fuiste el primero. -mordió su labio, y bajó la vista, totalmente ruborizado.
Gerard entendió de inmediato, y sintió su corazón latir con tanta fuerza que parecía querer salir de su pecho. No habían palabras que pudieran expresar lo feliz que se sentía en ese momento. Había sido la primera vez de Frank, y era la sensación mas hermosa y especial que alguien podría sentir.
Tomó el rostro de su novio y juntó sus dos frentes, mirándolo a los ojos y dejando un beso húmedo en sus labios.
-Te amo, Frank.
El corazón del menor se aceleró considerablemente y sus mejillas se pusieron aún mas rojas que antes. Sonrió.
-Te amo, Gee.
Y volvieron a unir sus labios en un beso, fundiéndose en uno solo.
Un par de horas después, Linda ya había llegado a su casa, y Gerard volvía caminando a la suya. Cuando llegó, sus padres habían salido al mediodía, aún no volvían, y Mike estaba mirando una película de acción. Entró a la casa con una sonrisa enorme en el rostro, y se lanzó encima de su hermano, riendo como idiota.
-¿Qué diablos te pasa? ¿Te drogaste? -preguntó Mikey, intentando fingir enojo pero haciendo un esfuerzo para reprimir las carcajadas que se venían.
-Somos novios, Mike, novios oficiales. Se lo pedí, y me dijo que sí. -su sonrisa no podría haber sido mas grande porque sus mejillas no se lo permitían.
-Ay, Gee. No sabes cuánto me alegro.-exclamó su hermanito, abrazándolo con fuerza y despeinando su cabello. Se sentía realmente feliz por su hermano mayor.
-Y yo igual. -seguía sonriendo, hasta que vio algo y su mueca cambió a una de pasmo, abriendo mucho los ojos.- ¿Qué es eso? -preguntó, apuntando al pálido cuello de Mike. Tenía un visible chupetón ahí.- Me dirás ya quién te hizo eso, no es opcional. -bromeó, pero algo dolido. No pensaba que Mike pudiera ocultarle algo a él.
-Uhm... yo... -el rubio estaba bastante nervioso, pero al ver la mirada de Gerard hizo un enorme esfuerzo para decirlo todo de una vez. No le había ocultado nada, los hechos lo habían tomado por sorpresa a él también.- Bueno, no se como decirlo, pero lo diré de todas formas. Recuerdas en la fiesta del viernes pasado, cuando tu te fuiste con Frank. Y me dejaste a mi sólo con Ray, Jam y Bob. La pareja subió al cuarto de Ray, y me quedé solo con Bob. -le reprochó, y su hermano lo observaba sin poder entender nada.- Bueno, estuvimos hablando, y descubrimos que tenemos más en común de lo que creíamos. Cuándo el se fue, me dejó su número de teléfono y me besó en la mejilla. Y no, no me mires así. La cosa es que hoy estábamos hablando por mensajes, y me aburría estando solo en casa, así que lo invité. -los colores empezaron a subir por el rostro de Mike mientras que la sonrisa de Gerard se hacía cada vez mayor.- Creo que no es necesario que te de demasiados detalles de lo que pasó después, solo voy a aclarar antes de que me lo preguntes, que mi pureza sigue intacta. El punto es, creo que me gusta Bob.
-Donald va a morir cuando lo sepa: sus dos hijos gays. -lanzó una carcajada.- No sabes cuanto me alegro, Mikes. Van a hacer una pareja muy linda. Sólo espero que no te lastime, va a ser difícil golpear a alguien de la altura de un edificio. -ambos rieron ante esto y volvieron a abrazarse.
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Out of order. ||Frerard||
FanfictionGerard llevaba una vida casi normal. Digo casi, porque no era como el resto de los adolescentes, para nada. Odiaba ver las cosas fuera de lugar, era pulcro, y siempre tenía todo en orden. Era un 'niño modelo' como lo llamaban algunos, aunque a él no...