Era el primer sábado que pasaban como novios, así que luego de almorzar Gerard llamó a Frank. Había pensado en invitarlo al parque, o hacer algo, cualquier cosa, juntos.
-Frankie, mi amor. ¿Cómo estás? -sonrió, aunque sabía que su novio no podía verlo.
-Hey, hola Gee. Estoy bien, ¿y tú? -respondió; se oía raro.
-También, mejor ahora, que hablo contigo. Te quería invitar, para esta tarde...
-No puedo. -interrumpió, dejando a Gerard algo sorprendido.- Lo siento, amor. Es que estamos yendo a visitar a mi tía Marie, y no la veo hace mucho tiempo.
-Oh, ya veo. Yo también tengo una tía llamada así. -dejó escapar una leve risa, la cual Frank secundó. No podía obligar a Frank a nada, pero le entristecía que sus planes se hayan ido así a la basura.
-Debo colgar, te llamo después, ¿sí? Te amo.
-Te amo, Frankie.
Dejó el teléfono a un lado, y fueron enormes sus ganas de dormir y despertar al día siguiente, cuando si pudiera estar junto a Frank, pero no quería deprimirse. Después de todo, era novio de la persona mas maravillosa que había conocido.
Se levantó y bajó a la sala, no había nadie en su casa, ya que sus padres, curiosamente habían ido a visitar a su tía Marie, y Mikey había ido a encontrarse con Bob.
Se sentó en el enorme piano que estaba allí y sopló, quitando la capa de polvo que lo cubría. Desde la muerte de Elena no lo había tocado mas de diez veces, y ya habían pasado nueve años de aquello. Recordó cuando era un niño, y tocaba todos los días. Suspiró profundamente y levantó la tapa, soplando otra vez las teclas para quitarles el polvo también.
Tronó sus dedos, los movió en el aire y los llevó hacia las teclas. Sonrió y empezó a tocar una melodía conocida, y adorada por él. Una de sus canciones favoritas. Y comenzó a cantar.
"Love of my life you've hurt me
you've broken my heart and now you leave me
love of my life can't you see
bring it back bring it back
don't take it away from me
because you don't know
what it means to me"
Se estaba poniendo melancólico, y sin razón aparente. ¿Por qué? Si todo estaba perfecto con Frank.
"Love of my life don't leave me
you've taken my love you now desert me
love of my life can't you see
bring it back bring it back
don't take it away from me
because you don't know
what it means to me"
Dejó de cantar y simplemente dejó que sus dedos pálidos y delgados siguieran bailando ágilmente sobre las teclas, suspirando profundamente. Le aterraba pensar que pasaría si alguna vez Frank llegara a dejarlo. Hizo el sólo de piano y luego se levantó para hacerse un café; había perdido las ganas de tocar. Y seguía sin entender el por qué de su bajón de ánimos.
Ya era de noche, Linda preparaba la cena en la cocina, y Frank estaba en su cuarto, sentado en su cama. Tocaba una melodía sin nombre en su guitarra, y tarareaba al ritmo de la misma. Se sentía terrible, porque le había mentido a Gerard.
Esa tarde no la había pasado en casa de su tía, si no en el hospital. El viernes por la noche había escupido sangre de nuevo, y por poco se desmaya. Al día siguiente, a primera hora, habían ido al hospital. Y no habían movido de ahí en todo el día. Se había hecho unos cuántos análisis, y una resonancia magnética. Frank se sentía terriblemente asustado. Lo que le aterraba no era morir o que algo le pasara en si, si no que si algo ocurría se vería obligado a separarse de Gerard. Si tenía un miedo peor que a la muerte era el miedo a alejarse de su pelinegro, porque en poco tiempo se había instalado de forma irreversible en su corazón.
Y tan grande era el amor que le tenía, que si algo malo le pasaba debería alejarse de Gerard, para no hundirlo con él en la miseria. No podía ser tan egoísta de hacer que sucumba por culpa suya.
Pero tal vez estaba exagerando, porque aún no estaban listos los resultados de los exámenes, y quizás era una infección o algo por fumar tanto. Mierda, Gerard siempre le decía que debía dejarlo, o por lo menos no hacerlo tan seguido. Y el no había hecho caso. Ahora sentiría el doble o quizás triple de culpa si pasaba algo.
"Ay, Gee." Susurró dejando la guitarra a un lado de su cama y enterrando su rostro en la almohada. Estaba a punto de quedarse dormido, pero su celular con el inconfundible todo de llamada particular que había elegido para el lo despertó.
-Hola, amor. -saludó, aunque sonriendo tristemente. La culpa no dejaba de atormentarlo.
-Hola. Te extraño, Frankie. -se lo oía triste, aunque tal vez sólo era cansancio.
-También te extraño, lamento no haber podido verte hoy.
-Tranquilo, mi ángel. -ante aquél apodo, al menor se le erizaron los vellos de la nuca.- ¿Cómo te fue con tu tía?
-Bien, me hizo galletas. -apretó los labios y tragó duro, la mentira le quemaba por dentro. Pero el oír la risa de su novio, creyéndose todo al otro lado, fue lo que hizo que sus ojos avellanados se llenaran de lágrimas. Tuvo que hacer un esfuerzo para que Gerard no oyera el sollozo.
-Que delicioso, algún día quiero probarlas. -sonrió, pero al oír el suspiro ahogado de su novio al otro lado de la línea se preocupó enseguida. Lo había notado extraño desde la mañana.- Amor, ¿estás bien?
-Sí, sí. Estoy muy cansado, pero mañana hablamos. Si quieres ven a casa, Linda va a salir con una nueva amiga del trabajo y tendremos la casa para nosotros. -la primera vez que no le estaba mintiendo en el día, genial.
-Está bien, que descanses Frankie. Que tengas dulces sueños, y jamás, jamás, olvides cuánto te amo.
-También te amo, Gerard. Y mucho. Hasta mañana.
Y cortó la llamada, dejando el teléfono sobre su mesa de noche y sumiéndose en un sueño profundo.
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Out of order. ||Frerard||
أدب الهواةGerard llevaba una vida casi normal. Digo casi, porque no era como el resto de los adolescentes, para nada. Odiaba ver las cosas fuera de lugar, era pulcro, y siempre tenía todo en orden. Era un 'niño modelo' como lo llamaban algunos, aunque a él no...