Ya habían pasado casi tres semanas desde que Frank y Gerard habían empezado a 'salir'. No tenían, aún, el título de novios, pero estaban juntos y ya casi todos los sabían.
Mike y Jamia habían sido los primeros en enterarse, y ambos se habían puesto enormemente felices. Sobre todo Mikey, que desde siempre le había parecido que ellos dos iban a terminar juntos. Luego, el resto del grupo se enteró de la noticia. Le dieron sus felicidades, incluso Bert. Es que hacían una pareja tan hermosa.
De sus padres, Linda fue la primera en enterarse. Decidieron contarle a ella primero, porque su mejor amigo de toda la vida, con el cuál no se veía hace años pero mantenía contacto, era homosexual. Se alegró mucho de ver a la pareja que, a pesar de no tener mas de un mes, era tan feliz.
A Donna, al principio, la noticia la dejó en shock, pero luego sonrió y dijo que estaba bien. El problema fue cuando se lo contaron a Donald. Él y su maldita homofobia. Gerard llevaba dos semanas sin dirigirle palabra. Pero le valía mierda. Le gustaba mucho Frank, y además ya no eran niños. El ya tenía dieciocho y Frank los cumpliría en unos meses.
No había vuelto a hablar con Lindsey, no le importaba. Había visto en su perfil de Facebook que ella ya salía con otro tipo. Simplemente se rió, porque el tenía a alguien a su lado que probablemente nadie mas en el mundo podría tener.
Ese día, viernes, habían ido a tomar unos helados a la salida de la escuela, y ahora se encontraban en un parque, acostados en el césped.
La cabeza de Frank descansaba en el hombro de Gerard, y su brazo rodeaba su torso, mientras que los dedos de Gerard dibujaban círculos invisibles en la espalda baja de Frank.
-Esto es hermoso, sabes. -comentó el menor, mirando la línea de la mandíbula de su pareja.
-¿Qué cosa? ¿Estás hablando de ti? -Gerard bajó la vista para encontrarse con unos ojos avellana, sonriendo y haciendo que el portador de éstos se sonrojara.
-Cállate, no. Hablo de esto, de estar así contigo. Es precioso. -respondió, con las mejillas teñidas de un rojo vivo y sonriendo tímidamente.
-Pienso igual, Frankie. -besó su frente y luego sus labios, cortamente.-
Luego de un par de horas, estaban en casa de Frank. Linda llegaría tarde en la noche, y como siempre, estaban ellos solos en la casa. Aunque aún no había pasado nada mas allá de muchos besos.
Era el momento que Gerard había estado esperando. Iba a hacer la pregunta que tenía hace días en la punta de la lengua. Sólo esperaba que todo saliera tan bien como había salido en sus sueños y todas las veces que lo planeó en su mente.
Estaban viendo una película mala de suspenso, bueno, en realidad Frank la miraba, porque su contrario se dedicaba a mirarlo fijamente, esperando que lo mirara sin necesidad de decirle nada. Y funcionó, porque después de un rato de sentir la mirada fija en su rostro, el mas chico volteó la mirada hacia Gerard.
-¿Pasa algo? -preguntó, abriendo sus ojos mas de lo normal.
-Frank.
-¿Sí?
-Frank. -suspiró y lamió sus labios.
-¿Qué pasa, Gee? -casi susurró, con preocupación, apagando la TV. Era extraño que estuviera tan serio.
-Hay algo que tengo que decirte. -respondió entre dientes, intentando no quedar muy serio, pero estaba muriendo de nervios. Pedirle a Lindsey no había sido tan difícil.- Mas bien, preguntarte. -se corrigió.
-¿Sí? -ésta vez el susurro fue casi inaudible.
Gerard tomó una gran bocanada de aire, quería decirlo de una vez. Tomó las dos manos de Frank con las suyas y lo miró a los ojos.
-Mira, lo diré todo de una vez. Sabes que me gustas mucho, ¿verdad? Supongo que sabes el efecto que tu voz, tu sonrisa, tu risa, tus besos, tu abrazo, y todo tú en general tiene sobre mi. Desde el primer momento que te vi moviste algo dentro mío, y no me voy a cansar de decirlo. Yo creía que lo que sentía por Lindsey era amor, pero me equivoqué. Porque aún no te conocía. Y se que no llevamos demasiado tiempo de conocernos, pero este par de meses fue una vida para mi. Porque llegaste tú. Perdí a alguien, pero encontré a alguien mil veces mejor. Y llevamos saliendo menos de un mes, pero siento que te conozco de toda mi vida, por la forma en la que me complementas. Y me estoy yendo demasiado por las ramas. En fin, Frank, te quiero con todo mi corazón. ¿Te gustaría ser mi novio?
Frank lo observaba pasmado. Quitó sus manos de las contrarias para cubrir su boca y evitar gritar. Pero sus ojos llenos de lágrimas ya lo delataban. Se lanzó sobre Gerard, abrazándolo y escondiendo su rostro en su cuello.
-Sí, ¡sí quiero, Gee! -dejó varios besos en el cuello de su ahora novio, y se sentó a horcajadas en sus piernas, tomando su rostro y uniendo sus labios en un beso.
La intensidad del beso fue aumentando, y cuando se dieron cuenta, estaban en la cama de Frank.
-Gee. -la voz de Frank sonaba ronca, pero aún así no perdía ese deje de dulzura infantil que siempre tenía.
-¿Si, mi amor? -respondió el aludido, cortando el beso por un momento para mirar a su novio y acariciar su mejilla con una mano.
-Quiero... Quiero que me hagas el amor. -susurró y sintió sus mejillas incendiarse.
Gerard también se sonrojó, demasiado, y volvió a besar a Frank. Ambos se encontraban ya en ropa interior.
Pero ninguno sabía bien que hacer. Gerard solo había tenido sexo con mujeres. Y Frank era virgen. Porque no le atraían demasiado las chicas, y le habían gustado sólo dos hombres en su vida. Con uno no había pasado nada. Y con el otro, se encontraba semidesnudo en ese momento.
Aunque en su momento quería matarlo, y matarse también, Gerard agradeció esas veces en las que Matt le relataba a detalle las relaciones sexuales de los gays, porque de otra forma no hubiera tenido siquiera una mínima idea.
Tenía mucho miedo de hacerle daño, pero no podía ni quería negarse ante esa petición.
Hicieron el amor lentamente, Frank soltó algunos quejidos de dolor al principio, pero fue hermoso para los dos. Era la primera vez para ambos. Aunque para Gerard eran dos primeras veces.
Su primera vez con un hombre.
Y su primera vez con alguien que amaba de verdad.
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Out of order. ||Frerard||
FanfictionGerard llevaba una vida casi normal. Digo casi, porque no era como el resto de los adolescentes, para nada. Odiaba ver las cosas fuera de lugar, era pulcro, y siempre tenía todo en orden. Era un 'niño modelo' como lo llamaban algunos, aunque a él no...