Capítulo 21

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¿Cómo te sientes, Gerard?


Creo que escuché esa pregunta al rededor de cien veces estos últimos días. De parte de la psicóloga, qué, por consejo (obligación) de Donna, comencé a acudir. De parte de Mikey, Ray, Jamia, Bob, Linda y mis padres. De parte de las enfermeras y doctores que me ven a diario en la habitación de mi novio, como si yo ya fuera parte de la fría decoración sin vida que tienen ahí. Por cierto, llevo doce días de esta forma y Frank aún no despierta.

Debe ser una broma, ¿verdad? ¿Qué como me siento? Tengo al amor de mi vida postrado en una cama de hospital, está inconsciente hace doce putos días. Doce días en donde no he tenido la oportunidad de ver el hermoso color de sus ojos, ni de oír la dulce melodía de su risa o de su voz. Doce días en donde sus suaves y rosados labios no correspondieron ni uno de mis besos, ni tampoco sus delgados brazos me rodearon en un cálido abrazo, esos que tanto me hacen falta. Necesito que despierte, lo necesito conmigo. Esta situación está empezando a salirse en serio de control.

Los médicos dicen que todo va a estar bien, y yo no se si golpearlos, reír o echarme a llorar de nuevo.

El cáncer es una puta mierda. No es justo, nada de esto lo es. Además, ¿por qué él? ¿Por qué no yo? Me gustaría que las cosas fueran al revés, Frank es un ángel. El no merece estar sufriendo todo esto. El no merece sufrimiento alguno, porque es el ser mas puro y hermoso que conocí en toda mi corta vida.

Lo único que aplaca un poco este terrible dolor que me está consumiendo por dentro es que, cuando me pongo de pie junto a su camilla, puedo ver que su rostro está en paz. No como en los primeros días, en los cuales su bella cara estaba congelada en una mueca de dolor.

Hace un par de días, cuando Michael me obligó a ir a casa a ducharme y descansar, pude observarme en un espejo. Perdí bastantes kilos, tengo la barba muy crecida, mi cabello está un asco y mis ojeras ocupan mas de la mitad de mi rostro. Creo que mis labios ya se acostumbraron a estar curvados hacia abajo, porque se me hace sumamente difícil esbozar una sonrisa. En fin, estoy hecho mierda. Y estoy seguro que todos me ven así. Pero, si nos ponemos a comparar, por fuera estoy hermoso comparado con como me siento por dentro.

Estar sin Frank es mucho peor de lo que cualquier persona podría imaginar, es un dolor que no se lo deseo absolutamente a nadie. Cada vez que logro conciliar el sueño, me despierto menos de dos horas después, con el corazón en la garganta, muerto de miedo. Por esas horribles pesadillas.

Cada vez que Morfeo me toma entre sus brazos, sueño. Pero no son sueños lindos. Sueño que me arrebatan a Frankie, que abro los ojos y su cama esta vacía. Y grito, grito con todas mis fuerzas. Pero nadie puede oírme, porque sin mi pequeño ángel yo ya no soy nada en el mundo.

Mi estómago lo único que contiene es café y tal vez un par de galletas que me trajo Linda, y que por lo tanto no pude rechazar. No puedo comer, simplemente no puedo hacerlo. Frank está siendo alimentado por un suero y está cada vez más delgado.

Miento si digo que el sofá de la habitación se convirtió en mi segunda cama, porque en realidad es mi única cama ahora. Bueno, aunque a veces duermo junto a la cama de Frank, con las piernas en el suelo y mi torso junto al suyo.

Agradezco que sea verano, porque si no fuera así probablemente me hubiera muerto de hipotermia. No entiendo porque los aires acondicionados de los hospitales siempre están al máximo. Mikey me trajo frazadas, pero se las coloqué a Frankie, ya que pude notar que su piel estaba helada. Más de lo normal.

Y yo a veces me congelo, pero no importa. No me importaría morir, con tal de ver bien a mi hermoso novio.

No quiero siquiera imaginar que pasaría si el... si el... no, mierda. No puedo ni siquiera decirlo. Antes, creía que conocía el mundo sin conocer a Frank. Pero, ahora, el mundo no sería un mundo sin él. O por lo menos no para mi.

He estado haciendo demasiados dibujos grises, escuchando demasiada música triste, y llorando hasta quedarme sin lágrimas.

Ya no tengo vías de escape. Para mi, los cigarrillos ya no existen. No podría entregar mi cabeza en bandeja al mismo monstruo que lentamente me arranca al amor de mi vida de mis brazos. Me he alcoholizado un par de veces, a espaldas de mis padres y amigos, por supuesto. Pero no puedo ocultarle nada a Mikey. De igual manera, no pienso volver a hacerlo. La resaca es una mierda, y se que de estar despierto Frank se enojaría muchísimo conmigo, y no quiero hacer nada para dañarlo o molestarlo.

Estoy realmente harto de las miradas de lástima que las enfermeras me dedican cuando me ven hablándole a mi novio, leyéndole algo, cantándole alguna canción o llorando junto a su pequeño cuerpo dormido. Nunca van a entender lo que yo estoy sintiendo.

Ahora entiendo a los que decían que el mundo es una mierda, que es terriblemente injusto al darte lo que por tanto tiempo buscaste y después arrebatarlo, sin piedad alguna de tus brazos, sin siquiera tiempo de despedirte o acostumbrarte a ello.

Al principio estaba seguro de que podríamos salir adelante, pero ahora ya no lo estoy tanto. Es la segunda vez que cae inconsciente, tengo miedo de que haya una tercera, y que no despierte. O tal vez no despierte esta vez... No, no debo tener pensamientos negativos. En alguna estúpida revista de la sala de espera recuerdo que leí que las malas vibras se contagian, y lo que menos quiero hacer es pasarle mas desgracias a Frankie.

Así que voy a pensar en positivo. El va a salir adelante, va a curarse. Vamos a ir juntos a la universidad, la de Bellas Artes queda junto a la de Música; quizás rentemos algún apartamento pequeño pero bonito cerca de ahí. Luego, le pediré matrimonio y mas adelante adoptaremos un niño. Vamos a envejecer juntos y morir de viejitos, recordando cada momento de nuestra maravillosa vida juntos.

Me siento un niño haciendo este tipo de planes, pero es lo único que puedo hacer. No puedo permitirme bajar los brazos y perder las esperanzas. El está luchando por mi, y yo voy a luchar por él.


"-Siempre juntos, ¿sí?

-Siempre juntos."



Out of order. ||Frerard||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora