Capítulo 9

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Gerard se despertó porque el sol le estaba molestando en el rostro, y el sabor a mierda en la boca sumado a las miles de explosiones que sentía en su cabeza, no le ayudaron para nada a seguir durmiendo.

Sin muchas ganas, se levantó de la cama y caminó hasta la ducha, para meterse bajo el agua helada. De repente, los recuerdos de la noche anterior comenzaron a venir. Gerard y sus amigos en el bar, con Frank. Gerard ebrio. Gerard intentando coquetear con Frank y diciéndole que era 'muy lindo'. Gerard besando a Frank en la mejilla y diciéndole que lo quería.

-Mierda. -murmuró entre dientes, golpeando su frente contra los azulejos de la ducha, y esto hizo que la cabeza le doliera aún mas.

Si bien lo que había dicho era totalmente cierto, sabía que había quedado como un borracho estúpido a los ojos de Frank. Y no sabía como mierda lo vería a la cara el lunes.

Terminó de bañarse rápido y se metió de nuevo en la cama, sólo con bóxer y el cabello mojado. El dolor de cabeza no cesaba y no tenía ganas de comer nada. Solo quería dormir para siempre. Suspiró y se acomodó en la cama, pero el dolor le impedía dormir. Cómo por arte de magia, Mikey apareció en la puerta con un vaso de agua y una pastilla analgésica.

Dios, como amaba a ese chico.

-Ten, pensé que ibas a necesitarlo. -el rubio también se veía cansado, pero no estaba tan mal porque la noche anterior había respetado sus límites.

-Gracias, Mikes. No se que haría sin ti. -acarició la cabeza de su hermano menor y se puso la pastilla en la lengua, haciéndola pasar con todo el contenido del vaso de casi un trago. No había notado la sed que tenía.

-Sin mi, probablemente anoche habrías besado a Frank. Y no de la forma linda. -ante la mirada de Gerard, Mike soltó una carcajada.- Es mentira, estúpido. Ahora descansa, que te ves como la mierda. 

Gerard sonrió ante el comentario de su hermanito, y le hizo caso, acostándose y dejando que el sueño lo tomara entre sus brazos.


En su casa, Frank no dejaba de sonreír mientras preparaba los nuggets de pollo, haciendo un enorme esfuerzo para que estos no empezaran a formar parte del fondo de la sartén. Su madre había salido a "hacer unos trámites" aunque sospechaba que se iba a encontrar con algún hombre. Por ende, estaba solo en la casa. Pero no podría haberle importado menos. 

Su mejilla aún cosquilleaba a causa del beso que Gerard había dejado ahí, a pesar de que se había duchado ya. Si bien no era la primera vez que sentía esos labios en su piel, esa vez había sido especial, porque ese beso estaba acompañado de las dos palabras que mas deseaba oír, cantadas por aquella voz que llenaba cada uno de sus sentidos.

Gerard le había dicho 'Te quiero'.

Y si bien lo había dicho borracho, Frank sentía que era cierto, además, ¿porque dudar de ello? Se sabe que los borrachos nunca mienten, y el sentimiento era correspondido. Frank también quería a Gerard.

Aunque, por otra parte, también estaba confundido. Gerard había pasado horas llorando en sus brazos por Lindsey, porque la amaba, porque ella se iba y su mundo se venía abajo. Entonces empezó a pensar que eso había sido un 'te quiero' de amigos.

Pero, ¿qué clase de amigo se lanza a tus brazos y susurra en tu oído que te quiere, para luego besar tu mejilla?  Frank estaba empezando a confundirse, y su anterior alegría se estaba empezando a esfumar.

Por su nariz empezó a filtrarse un olor amargo. ¿Acaso era...?

-¡Mierda! -exclamó, volviendo su atención al sartén. Los nuggets ya se habían carbonizado por completo, así que luego de una cantada de maldiciones, tomó el teléfono y se pidió una pizza mediana. Ya no tenía ganas de cocinar. Ni de hacer nada. 

Cuando llegó la pizza, solo comió dos pedazos, y salió al patio trasero de su casa. Acarició la cabeza y el lomo de su perro, y se acostó en el pasto. Sacó un cigarrillo y lo encendió con una larga calada. Había dormido casi todo el día, por lo tanto, ya había oscurecido y el cielo estaba adornado con muchas estrellas. Recordó la última vez que se encontró así, fue el día que había conocido a Gerard. Dentro de poco se cumpliría un mes. Cuándo apenas lo vió, no pensó que podrían llevarse bien. Se veía tan correcto, tan... no sé, era como un anti-Frank. Pero, a pesar de todo, le había parecido hermoso desde el primer momento. Y ahora se encontraba así. De nuevo en la misma situación de mierda que tanto le había costado superar. Le gustaba su amigo, que no sólo era heterosexual, si no que su corazón ya tenía dueña. Cerró los ojos y sintió como unas pequeñas lágrimas se escapaban de éstos, pero suspiró y volvió a abrirlos, para admirar la belleza del cielo nocturno, y olvidar aunque sea por unos minutos a la mayor belleza que había conocido en sus cortos 17 años de vida.


Gerard había despertado con un terrible mal humor, y ahora estaba sentado en su living; una película de Marvel se reproducía en el televisor frente a él, pero no la estaba mirando. Sus padres habían salido a cenar, y Mike estaba buscando quien sabe qué en la cocina. 

Entonces, lo que había estado intentando evitar hace tanto tiempo, ocurrió. Empezó a pensar. En Frank. ¿Qué era lo que sentía? ¿Por qué lo sentía?

Lo que mas le gustaba de su "amigo" eran sus preciosos ojos color avellana, aunque cambiaban constantemente. Su sonrisa no quedaba muy lejos, era realmente linda con ese anillito plateado en su labio inferior. Le gustaba su cabello castaño oscuro, su complexión pequeña; le llamaban mucho la atención los tatuajes de sus dedos, formando la palabra ''Halloween", o el escorpión que estaba en el lado derecho de su cuello. Le gustaba, o...¿encantaba? la manera en la que Frank reía cuando el contaba algún estúpido chiste, o cuando se enojaba y trataba de hacerle frente, con su baja estatura. Trataba de ignorar la sensación de que se le aflojaban las rodillas que sentía cada vez que Frank lo abrazaba o dejaba algún beso en su rostro. Cada vez que besaba las mejillas, frente o cabello de Frank, sentía un cosquilleo agradable en los labios que no lo abandonaba en todo el día. Le gustaba Frank. Pero, ¿que pasaba con Lindsey? ¿Cómo había pasado de ser quién el consideraba 'la mujer de su vida' a verse casi insignificante con las sensaciones que le producía su nuevo amigo? También se sentía idiota, porque estaba seguro de que cada una de las acciones de Frank estaban puestas en un contexto de amigos, el que no estuviera saliendo con Jamia que, por cierto, la persona que mas había apostado que ellos dos terminarían juntos estaba ahora con ella, no significaba que fuera gay y no pudiera salir con otra chica, y enamorarse de ella. Tal vez...

-¿En que piensas? -la suave voz de su hermano lo sacó de sus pensamientos, tomándolo por sorpresa.

-Uhm... En nada. -respondió, algo nervioso, y también afligido por todo lo que había maquinado su cabeza.

-No sabía que Frank se llamara 'Nada'. -dijo Mike, acomodando sus lentes, riendo y volviendo a fijar su vista en la pantalla.

Gerard se mordió los labios, tratando a toda costa de suprimir una sonrisa y negó lentamente con la cabeza. Golpeó suavemente el brazo de su hermano, siendo correspondido y fijó la vista en la pantalla.

Out of order. ||Frerard||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora