Capítulo 11

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Cuando desperté Charlie ya no estaba a mi lado, así que supuse que ya era tarde y efectivamente, eran las 11, Maria no me despertó, estaría durmiendo.
Abrí la puerta de su habitación y ahí estaba, como si estuviese invernando, si, invernando, ahora es una ardilla.

-Mariaaaa!!

-Que!!

-Son las once!!

-No tengo hambre.

-Vale pero tendrás que levantarte no!?

Salí de la habitación y entré en el baño, cerré con pestillo, me aseguré de que no hubiese nadie y me metí en la ducha, el agua caía por todo mi cuerpo, eso me relajaba mucho.
Me puse champú de olor a chocolate en mis manos y me lo puse por todo el pelo dejándolo blanco de tanto jabón, lo quité todo con el agua, seguidamente cogí mi esponja y le puse gel, me restregué la esponja por todo mi cuerpo, me quité todo el jabón y salí.
Me rodeé una toalla por mi cuerpo y salí del baño dirigiendome a mi habitación.
Dejé caer la toalla al suelo.

-Wow.

-La madre que te parió, ¿¡por donde coño entras!? -grité.

Charlie no contestó pero vi como me miraba de arriba a bajo sorprendido. Cogí la toalla y me la enroyé otra vez.

-Eres mala. -Hizo un puchero.

-Y tu un pervertido.

Se acercó a mí.

-Un que?

-Un pervetido! -repetí

-Si fuese un pervertido ya estarías embarazada. -reí -Quieres que sea un pervertido?

No me dio tiempo a contestar, me tiró a la cama y me empezó a besar con si le fuese la vida en ello.

-Me molesta esa toalla -se quejó.

Me la quité rápidamente y siguió dándome besos, llegó hasta mi cuello el cual mordió y beso, bajó hasta mis pechos y empezó a jugar mis pezones, siguió bajando hasta mi ombligo y después llego hasta mi vagina, introdujo sus dedos para luego extraerlos haciendo que yo gimiera, no de dolor, sino pidiendole más, el pillo la indirecta y lo volvió ha hacer, esta vez mas rápido, después introdujo su lengua, notaba su respiración cada vez que se separaba para introducirla otra vez haciendo que gimiera más fuerte, paró y empezó ha jugar con mi clítoris para que me relajara un poco.

-Por lo que veo te ha gustado. -rió

-Pues si -suspiré.

-Tienes un cuerpo hermoso.

No sabía que contestrle.

-Yo seguiría dándote placer, pero Maria vendrá en cualquier momento, a la próxima te toca a ti darme placer -ambos reímos.

-Me parece bien -dije pícara.

-Tengo protección en mi casa. -reí

-A la próxima -le besé.

Me levanté y me puse mi ropa.

-Me voy -Me besó -hasta luego.

-Adiós -le besé y se fue por la ventana.

Salí de mi habitación y allí estaba Maria, apoyada en la pared mirándome maliciosamente.

-Que habéis hecho -rió.

-Lo has escuchado todo verdad? -Maria movió la cabeza de arriba a bajo.

-Que monos. -rió

-Puta -reí.

Bajamos al sofá y pusimos la tele, no teníamos hambre así que no teníamos nada mejor que hacer, bueno, yo si, pero no iba a dejar sola a Maria como comprendereis.

-Y que tal? Te ha gustado?

-Si -me reí.

-No te preocupes, yo también lo hago con Nash y te lo cuento todo. -ambas reímos.

-Pero Nash es normal.

-Que sea creepypasta no significa que no sea como una persona normal.

-Ya...

-Pero soys novios oficialmente?

-No.

-El próximo día que lo hagáis te lo pedirá.

-Como sabes tanto de esas cosas?

-Yo ya he pasado por tu edad Katya.

-Jaja.

-Una cosa... Si Charlie es un creepypasta por qué no nos mató?

-Dijo que era porque yo tenía algo.

-Crees que se le podría ir la pinza y matarnos o matarme?

-Eh... No sé, no creo.

-Ten cuidado con eso.

Dejamos la conversación a un lado y seguimos viendo los dibujos.

Charlie Charlie, ¿estás ahí? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora