Capítulo 24

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Nuevamente todo volvía a salir mal. Pensó con cierto fastidio, nada más escuchar la voz enfadada de Santino que se rompía la dirección. ¿Por qué tenía que salir todo del revés? Y tampoco era para que se pusieran histéricos. Aquel era su trabajo, sabía la pista que había cogido. Con terreno de césped muy amplio en la casi totalidad de las curvas que contenía. Siendo aquello, un pequeño salvavidas por si se rompía la dichosa dirección... Que era lo que había ocurrido. La parte fastidiosa, venía a ser ahora la curva que el destino había escogido para que ocurriera aquello. Justamente la que te llevaba a la pared de puesto de mandos, donde se hallaba ahora mismo Sandro, Santino y su tío Henrí con Sergei. Estaba claro, que el universo la tenía tomada con ella. Pero no era el momento de renegar, sino de reaccionar.

-Muy bien, os quiero a todos fuera de ahí por si las moscas –Ordenó llevando su mano al freno de mano, para proceder al frenado del vehículo, sabiendo que el freno de pie no sería suficiente dado a la velocidad que iba en aquel momento.

-¡Maldita niña! –Gruñó muerto de miedo Santino, al saber que el coche iba sin dirección y hacia ellos-. Sabía que un día de estos me matabas... -Siguió gruñendo por el micro, sin saber si ella le estaba prestando atención.

-Ya estamos aquí... -Avisó Sergei apenas sin aliento, trayendo consigo a Henrí y su tío Jeremy que venía más atrás.

-¿Qué es lo que ocurre? –Preguntó el hombre.

-¡Tu sobrina está loca! –Vociferó Santino, arrancándose los auriculares para soltarlos sobre la mesa de malas maneras-. Retiraros hacia las gradas, es lo que acaba de pedir –Sus ojos relampagueaban-. Y que alguien pida una puñetera ambulancia. Nos puede ser de utilidad...

Henrí con paso calmado se acercó al puesto de mandos, para coger los auriculares y tratar de entablar conversación con su sobrina.

-Jaimie... -Habló con tono más calmado que Santino-. ¿Me oyes?

-Sabía que fallaba de ahí... -Escuchó hablar a su sobrina con cierta precavida-. Ahora solo debo tirar del freno de mano... -Sonaba completamente tranquila y convencida-. Pero me gustaría que os apartarais un poco. No eh calculado exactamente la distancia de la pared, para el frenado.

-Vayamos un poco más arriba de las gradas –Indicó el hombre soltando los auriculares con calma, pero apresurando un poco a todos. Para antes mirar a Santino algo serio-. Simplemente esta haciendo su trabajo. Dale un voto de confianza, sabe lo que hace.

Y así era. Desde el lugar que escogieron para observar todo y que ella estuviera tranquila de no hacerles daño, pudo observar con el corazón en un puño como tenía razón el mecánico. Ella sabía lo que hacia. El coche tambaleaba ahora de derecha a izquierda, pero su velocidad iba en gran disminución. Aunque aún cabía la posibilidad de que topara el coche con el muro, ella estaría fuera de peligro. El daño que pudiera llegar a ocasionarse, sería mínimo.

Mejor era darse media vuelta y alejarse de allí. Ya tenía a suficientes personas a su alrededor, para que se ocuparan de ella. Y con su anterior muestra de preocupación, le había dado a entender a Jaimie que él estaría allí. Y no era así, aún seguía confuso y enfadado. Miró una vez más por encima de su hombro, y el coche ya se hallaba a escasos metros del muro pero a una velocidad muy baja. Ella estaba bien... Volviendo la vista al frente, topó su mirada con la de Sandro al comenzar a dar un par de pasos lejos de allí, quien al ver que se disponía a largarse lo miró con el ceño fruncido. Él, simplemente le devolvió la mirada por un segundo y después lo ignoró. Su amigo, tenía que comprenderlo. Le había mentido por un tiempo, aún sabiendo todo lo que él había sufrido por aquellos años. Y por ello, que tampoco se esperara que la relación iba a fluir como antes por el momento. Odiándose por hacerlo, siguió caminando hacia el parquin para coger su coche y alejarse de allí y de ella.

Ocultándose Al Amor  COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora