Capitulo 8

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-Solo quiero ayudarte –Alzó las palmas de sus manos al aire, en gesto de defensa por aquel ataque verbal.

-¡Qué ocurre aquí! –Exclamó de repente un guarda de seguridad, que aparecía por allí con un perro.

-La chica se ha lastimado –Explicó Santino posicionándose en pie y mostrando un carnet que llevaba colgado del cuello-. Soy piloto... -Dijo con voz apremiante-. Creo que habría que llamar una ambulancia.

-¡Ni hablar! –Protestó veloz mirando con lágrimas en los ojos al guarda que se detenía enfrente de ellos, pero al otro lado del vallado.

-¿Cómo se hizo daño? –Preguntó, tras avisar a otro compañero que se acercara por el walqui que llevaba anudado al hombro.

-Por culpa de él –Escupió veloz entre dientes, logrando sacarle una sonrisa al piloto, pero que el guarda mostrara confusión.

-Se cayó, tras estar subiendo la valla como una idiota -Explicó con un suspiro Santino, mirándola con cierto pesar.

-Señorita, esa valla podía hallarse perfectamente conectada –La reprendió el guarda de seguridad completamente asombrado por lo que quería hacer-. ¿Por qué demonios la subía? –Alzó una ceja.

-Para entrar –Tuvo que admitir al final-. Y antes de que me mire mal –Soltó con cierta altanería, mirando primero al piloto-. Tengo acreditación que me permite acceder a las instalaciones cuando me plazca –Gimió un poco, al introducir una mano en el bolsillo del pantalón y extraer la tarjeta electrónica-. Solo que hoy se mojó bastante por así decirlo, y no me abre ahora la puerta.

-Debería haber esperado un poco –Acusó el guarda-. Siempre vamos pasando por aquí.

-Eso –Corroboró Santino, observándola con cierta curiosidad. ¿Por qué tenía ella en su poder una acreditación? ¡Podía ser la novia de algún piloto! Sus pulsaciones se alteraron con gran nerviosismo.

-¿Quiere qué llamemos una ambulancia? –Preguntó el guarda abriendo con gran seguridad la puerta-. ¿O avisamos a alguien que esté en el circuito?

Pudo comprobar como Santino la observaba en todo momento con gran interés. Aquello resultaba ser un gran inconveniente. No podía dar el nombre de su tío. Entonces, él relacionaría el apellido y sabría todo... Tenía que procurar, que Santino no averiguara aún la relación que tenía con Henrí. El camino, era que él la creyera una amiga del viejo mecánico. Solo tenía que conocer el apellido de su padrastro. Aquello era un laberinto sin salida, que él debería de tomar para ella poder estar más segura. De manera, que no le quedaba más remedio que cruzar los dedos mentalmente y esperar que todo fuera como su mente había ideado en unos segundos.

-Sí, por favor –Susurró con voz baja a pesar de que el dolor comenzaba a remitir un poco-. Podría pedirle que viniera aquí a Jeremy Durnöe.

Muy poco tiempo después, aparecía Jeremy por el fondo que al verla arrancó a correr hasta llegar a su lado lleno de preocupación.

-¡Pero qué te ha pasado! –Le puso una mano alrededor de sus hombros-. ¿Dónde hay que llevarte pequeña?

-¿Llamo a la ambulancia? –Preguntó otra vez el guarda de seguridad.

-No creo que haga falta –Protestó Jaimie, tratando de mostrar una débil sonrisa-. Supongo que me duele por la caída y en un rato pasará.

-Tuviste una buena caída –Habló Santino, que observaba atentamente a los dos.

-Gracias a ti –Lo fulminó con la mirada.

-¿Es eso cierto? –Inquirió Jeremy, mirando al hombre y reconociéndolo al momento.

Ocultándose Al Amor  COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora