Capitulo 12

1.8K 208 5
                                    

Se arrastró hacia ella para dejar caer su cuerpo sobre el cómodo colchón. Necesitaba calmar su sistema nervioso. Como siguiera la cosa así, iba a morir joven y virgen pensó con una mueca. Soltando un profundo suspiro, alzó el teléfono hacia su rostro para marcar primeramente a su padre. Era mejor coger fuerzas para conversar con su madre después.

Tras quince minutos, su padre se quedaba un poco calmado. Pero pudo notar que estaba contento al quedarse ella allí, sin salir aquella vez huyendo. Ahora, tocaba marcar a su pesadilla... Pero unos suaves golpes en la puerta la detuvieron de hacerlo, poniéndola en estado de alerta.

-¿Sí? –Preguntó con duda.

-Servicio de habitaciones –Dijo la voz de una chica al otro lado de la puerta.

Bastante extrañada se incorporó de la cama par acercarse y abrir, descubriendo a una chica con un carro lleno de comida, que enseguida despertaron su estomago provocando que lanzara un pequeño rugido.

-Hola, le traigo la comida que han encargado para usted –Sonrió la joven, entrando en el dormitorio y dejando a un lado todo-. Llame a recepción cuando le guste que retiren el carro. Buen provecho –Y se marchó, dejando a una Jaimie sorprendida.

Cerró la puerta y se acercó alzar las tapas de lo que había allí oculto. Ensalada, pollo al limón con un arroz de es especies, que te hacía la boca agua... Asomó una enorme sonrisa a su rostro, sabiendo que su tío había decidido enviarle comida, sabiendo que iba a tardar bastante en ir al comedor. Sentándose para comenzar con la ensalada, marcó el teléfono de su madre. Sabía que iba a caerle un rapapolvo por no haberle dicho el otro día, de que Santino se hallaba allí.

Eran las cuatro pasadas, cuando agotada mentalmente a causa de su madre, llegaba al circuito. Dejó la moto y con su acreditación abrió la puerta, mirando a cada paso que daba si los hombres que había allí vestidos con sus trajes de piloto, eran Santino. Solo esperaba poder esquivarlo mientras estuviera allí. Era muy difícil, y más con su sino tan negativo. Pero realmente, nunca había que perder esperanza. Pudo llegar al box sin percance alguno, entrando a la zona de vestuarios. Se puso el mono azul a medida para ella, gracias a su madre quien decía que siempre había que tener algún punto femenino. Por suerte, su talla de pecho no era muy grande así no resaltaba tanto. Haciéndose un moño con su cabello, para que no le molestara y le fuera cómodo ponerse la gorra, salió en busca de su tío. Solo rezaba porque no estuviera con él.

Lo halló hablando con Jeremy y algún que otro ayudante de mecánico. Un poco más tranquila se acercó a ellos dos.

-¡Hola preciosa! –La saludó el patrocinador alegre-. ¿Cómo llevas la caída? –Le preguntó sonriente.

-Bien –Guiñó un ojo-. No me impedirá saborear tu Lamborgini.

-Yo encantado –Le puso una mano en el hombro-. Estaba pidiéndole un favor a tú... -Carraspeó un poco-.

A Henrí... -Rectificó después de haber sido avisado por el hombre-. ¿Te molestaría mucho tener un ayudante con el Aston Martin?

-No –Se alzó de hombros.

-Tengo a mí sobrino, creo que unos cuatro años más joven que tú y está estudiando automoción –Sonrió-. Me ha escuchado muchas veces hablar de tú padre, Henrí y de ti, que le hacía mucha ilusión poder ayudarte y aprender.

-¿Te importa cielo? –Preguntó su tío.

-Para nada será una molestia, así posiblemente acabe antes de lo pensado –Sonrió animada-. ¿Ha venido contigo?

-Sí, voy a buscarlo –Rió-. Se perdió en los coches para la carrera. Un segundo...

Tras quedarse a solas con su tío, estudió el horario que le había preparado para ella.

Ocultándose Al Amor  COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora