Capítulo 24: Kirk Hamlet, vivir o no vivir.

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Un mes y algo. Un doloroso mes y algo.

Eso era lo que decía Facebook con respecto a Lars y Stella, que hoy cumplían un mes, con dos días y ocho horas juntos de novios. ¿Y yo? Sigo de la misma manera a cómo estaba un mes atrás o quizás peor.

- Peor, Kirk, estás peor.

Vale. Estoy peor. Si L lo dice es porque es verdad, aunque duela, es verdad.

- Mírate al espejo.

No quiero.

- Debes hacerlo.

No quiero.

- Si no lo haces, le diré a las sombras que te he encontrado y que te lleven a la cuarta dimensión.

- ¡No, no, por favor! -grité en horror.

Las sombras son algo torpes y se pierden con facilidad, por eso nunca han lograda atraparme. 

- Mírate al espejo -insistió.

Me levanté de la cama hasta pararme frente al espejo de cuerpo completo.

- Quítate el suéter.

- ¿Por qué?

- Porque hace calor, es verano y la moda no corresponde usar suéteres de lana. ¿Qué pensará Lars si te ve con ese asqueroso suéter? Aprende de Stella que sabe vestir a la moda.

Eso me dio duro. Hice una mueca en disgusto e hice caso a su orden. Me impresioné ya que vi un montón de cortes en mi pecho y cuello, podía ver claramente los huesos de mis costillas al igual que el de las clavículas y caderas. ¿Qué me había pasado?

- ¿No recuerdas? -negué- Parece que jugar con tus muñequitos esos te hizo olvidar el daño que te haz hecho a largo plazo.

- ¿Es ésto real? -toqué mis costillas sobresalientes y di un salto, lleno de impresión.

- ¿Y cómo no? Kirk, dejaste de comer, ¿qué esperabas?

- Yo me veía subiendo de peso -admití, todavía shockeado.

- ¿Y cómo?

- ¿De dónde salieron éstos? -rocé con la punta del índice los cortes y mordí mi labio inferior para retener algún gemido de dolor. Eran hechos de hace poco, pero... ¿cuándo?

- Anoche te los hiciste.

- No, no me acuerdo... ¿y cuándo adelgacé tanto? ¿Por qué...?  ¡Yo dejé de comer por completo porque me veía subiendo demasiado de peso! ¡Hasta ayer me veía con sobrepeso! ¿Por qué ahora me veo tan escuálido? No lo entiendo...

- Tú te lo causaste, no, yo no fui...

- Pero... no, no recuerdo... ¡ésto es falso!

- No, es real, toca. Es real.

Acaricié mi abdomen, sentí muy bien cada una de mis costillas, lo que me daba un poco de asco al mismo tiempo. Di una media vuelta para ver mi espalda que estaba casi sin piel, no había espacio para más cortes. Reitero, no me acuerdo de haber hecho eso. Era horrible.

Busqué debajo de mi cama la balanza. Posé ambos pies sobre ésta y quise ver qué número decía, ayer era 76 kg.

78. Hoy eran dos kilos más.

Me eché a llorar de inmediato, ¿cómo era posible que viera mis costillas y la balanza seguía subiendo de peso? No, no era posible...

- ¡Kirk, a almorzar! 

- ¡Mamá, ya voy! -me las arreglé para decir.

En caso de que ella me viera, me coloqué una camiseta que pillé tirada, mi antebrazo por la parte en que crece vello no tengo cortes, sólo en la muñeca, así que no corría riesgo usando una camiseta larga de manga corta.

The Dream is my Reality (Metallica, KLARS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora