Perdí el rastro de quién era yo por... no lo sé, pareció una jodida eternidad. Aunque, debo confesar, que me resultó atroz apenas abrir los ojos y encontrarme con mi madre llorando a mi lado, sacudiéndome a cada rato, sin darme cuenta de nada, ella sólo me abrazo con mucha fuerza.
- Oh, dios mío... -sollozó- creí que nunca despertarías...
- Uh... ¿qué pasó? -consulté, aterrado, ¿por qué ella estaba así?
- No respirabas y tus latidos eran muy débiles, oh, llevo una media ahora aquí tratando de despertarte y nada. Que bueno que ya estás bien... -me soltó y limpió sus lágrimas- Ya es muy tarde, son las ocho, estás llegando atrasado al colegio.
- ¿Tanto dormí? -pestañeé varias veces, joder, me dolía mucho la cabeza y los ojos los sentía demasiado pesados.
- Sí, ve a ducharte rápido mientras yo te preparo el desayuno, ¿sí?
- No tengo hambre... -mentí, mi estómago se revolvía y rogaba por comida.
- Vas a comer igual -ordenó y se fue de la habitación.
Suspiré, agotado. Me puse de pie y me tomé un paracetamol, vi la hora y joder...¡¿trece putas horas dormí?! Es que juro que no me lo creo, porque no sentí que dormía ni descansaba, más bien, me sentía algo así como muerto.
Ojalá y así me haya quedado.
Me tuve que duchar por las malas, sintiendo pena por mi mismo, estoy todo cortado y huesudo, sé que estoy demasiado delgado, no obstante, me niego a comer porque el miedo me supera y tampoco considero que sea ahora necesario para mi, quiero hacerlo pero me da miedo porque no quiero subir demasiado de peso, ser gordo y que Lars me odie, aparte, la gente se preocupará más por mi si dejo de comer, por tanto, van a dejar de odiarme y querer asesinarme -sí, aveces los humanos quieren matarme, lo sé porque sus miradas lo dicen-, para ser compasivos conmigo. Tiene lógica.
Me vestí con un suéter delgado para no morirme de calor en las clases, jeans rasgados y zapatillas de lona gastadas. No tenía ganas de arreglarme, sequé de mala gana mi cabello. No quise desenredar el horror que estaba formándose entre mis rizos Mi pereza me superaba por mucho, no quería ir, el miedo también influía en mis emociones, los de mi clase se burlarán de mi porque soy gay y me gusta Lars. Para rematar, la estúpida de Stella quedó en mi clase y tendré que soportarla todo el semestre.
Me limité a sólo desayunar té y medio pan tostado con mantequilla, nada más, con eso en todo el día sobreviviré. Llené una botella de litro y medio de agua para meterla dentro de mi mochila, lo más probable es que esté expuesto al sol y eso me haría necesitar más agua de la normal, allá puedo rellenarla para tener mis tres litros diarios de agua.
Mi madre fue a dejarme a la escuela para dejar constancia de porqué llegué tarde y me dejaron pasar hasta mi salón.
Me senté en el pupitre de adelante, solo. En la otra esquina del salón, también al frente, estaba Lars, solo también.
Al poco rato entró una chica a la sala, no hacía falta decir quién era...
- Chicos, tenemos a una alumna nueva desde Italia -dijo el profesor-, por favor, señorita, preséntese a la clase.
- Bueno, me llamo Stella Valente -dijo con una gran sonrisa, no vestía como zorra pero sin duda lo era, al parecer era rockera, tenía una camiseta de Nirvana sin mangas y unos shorts morados. Seguro ni conoce esa banda y cree que es una marca de ropa, sí, es eso, menuda puta-. Tengo catorce años y vengo desde Italia para continuar con mis historias, me encanta el rock y el metal, y ah, amo mucho a mi novio Lars, ¿ok?
ESTÁS LEYENDO
The Dream is my Reality (Metallica, KLARS)
FanfictionPor más ser de mi subconsciente que sea, sé que tiene la intención de unirme con él o de dañarme más que de ayudarme.