Ojos que no ven... (N.C)

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-Oye, tú.
Miro hacia Anthony, que jadea, apoyado a un semáforo. Se le hincha el pecho mientras respira, y veo que se le ha pegado el pelo en la frente y la nuca por el sudor.
-¿No tenías otra forma más rápida e indolora de acabar conmigo?-suspira.-Un sartenazo en la cabeza o algo.
-Sólo hemos corrido siete kilómetros.-le sonrío cuando veo que han empezado a temblarle las rodillas.-Quedan tres.
Levanta la cabeza y se pasa la mano por ella, despeinándose. Abre mucho los ojos.
-¿Y tú pretendes que haga esto todos los días?
-Yo lo hago siempre, ¿qué haces tú a las siete de la mañana?
-Joder, Nathan, dormir, como todo ser humano normal.
Me río, y cuando giro la cabeza es cuando veo las grandes rejas negras del cementerio.
-Vamos.-transpaso las puertas del recinto y sigo el camino de piedra.-Hace tiempo que no visito a Steve.
Veo árboles secos y otros llenos de flores blancas. Hay nieve sobre la hierba, pero encuentro con rapidez la tumba de Steve.
Era un chico varios años menor que yo. Se reían de él en el instituto y siempre era Dión el primero en salir en su defensa. Se fue por el mal camino al cumplir los dieciocho y murió hace dos años por sobredosis. Una muerte que se podría haber evitado con un poco de tacto.
Junto a las flores rosadas que hay al pie de su lápida hay dibujos hechos en folios de papel de colores, recuerdos de un hijo que dejó atrás sin saberlo, otro chaval de tantos que crecerán sin padre...
Salgo de mis pensamientos en cuanto Anthony me da un codazo en el costado para llamar mi atención.
Le miro, pero él no me mira a mí, sino más allá de mi hombro.
-Si quieres irte coge un taxi, pero luego no me estés tocando más las narices con que quieres ponerte en forma.
No me mira, pero ha empezado a ponerse blanco.
-No, idiota.-Estira el brazo.-Mira.
Sigo la dirección de su mano con la mirada, y doy un traspiés.
-¿Esa no es..?-empieza.
-¡Alexia!
No me hace falta tomarme ni un mísero segundo para reconocerla o confundirla, fueron muchos años estando con ella a menudo, la reconocería en cualquier parte.
Llegamos hasta ella en menos de lo que me hubiera parecido posible, esquivando lápidas y árboles.
Está tumbada sobre la nieve, sujetando algo entre las manos. Jamás la había visto tan pálida, y se le han puesto los labios de color azul.
No es la primera vez que la veo así, y las imágenes de aquella noche se me vienen a la cabeza.
-Hay que llevarla a un hospital.
Anthony la coge en brazos y sale del cementerio con ella.
-Voy detrás de ti -le digo, y es antes de darme la vuelta y seguirle cuando veo algo azul y peludo sobre la nieve. Es un peluche con forma de estrella, lo que Alexia había estado agarrando antes.
Me agacho para recogerlo del suelo y veo la lápida que hay junto a ella. Es de una niña rubia llamada Nimie, muerta recientemente.
-Ay, no.

Black Rainbow. ~Crystal Tears~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora