Capítulo 6

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El jueves Marie me había enviado un texto, sobre si planeábamos una cita doble.
Como el viernes no asistí al colegio por el asunto de los puntos en mi cabeza.
La logramos planear para el sábado a las 7:30pm en la feria. O sea dentro de una hora, y ¡aún no estoy lista!
Después de tanto rebuscar en mi armario y dejar mi habitación hecha un desastre, decidí ponerme un vestido color jade, con una pequeña faja color café justo en medio, unas sandalias café y el bolso a juego. ¡Lista!
Pero aguarden ¿qué es eso?
¿Qué haces cuando no puedes sacarte algo de encima?
¿Te molesta y no puedes ocultarlo?
Pues eso me está sucediendo precisamente
¡Maldita acné de adolescente!
Como por arte de magia, un grano enorme acaba de aparecerme en la frente.
¿Porque hoy?
-¡Monse! Que se nos hace tarde- Sebastián me gritó desde las escaleras.
-si un momento, ya... ya estoy lista- dije mientras hacía lo posible para que mi cabello ocultara el enorme grano.
Peinar, aplicar fijador, peinar, espejo, ¡listo!
-¡ya!- le dije a Sebastián mientras bajaba por las gradas.
-ok, mamá ya nos vamos.
-bueno, ya saben...-nos decía mamá dándonos un beso en la mejilla.
-no alcohol, no drogas, no conduzcan fuera de los límites, y llegar antes de las diez, treinta- la interrumpimos los dos al mismo tiempo.
-muy bien- dijo algo sorprendida -os quiero chicos, se cuidan.
-igual ma- contestamos, con eso cerramos la puerta y salimos.
-voy a por el auto- me dijo Sebastián entrando al garaje. Papá había accedido a prestarnos su coche, claro si lo lavábamos durante un mes.

Cuando entramos en la feria, ya Marie y Alex estaban allí.
¡Wow! Alex sí que se veía bien, llevaba puesto: unos vaqueros negros, una camisa blanca con un estampado de THE AVENGERS: El legado de Ultrón, una suéter azul, y un gorro Billaboard en color negro.
-hola- dijo Marie dándome un abrazo - hola sebas- susurró algo tímida mientras lo saludaba con dos besos en la mejilla, rodeé los ojos y me dirigí a donde se encontraba Alex.
-hola- dije acomodándome un mechón de cabello detrás de la oreja.
-hola- me contestó acercándose para darme dos besos en la mejilla.
-chicos, nosotros vamos por algo de comida, si quieren adelántense- dijo Marie mientras se alejaban a un puesto de comida rápida.
-ehh okey- les gritó Alex -y bien ¿cómo has estado?
-mmm mejor y ¿tú?
-bien, oye ¿te parece si vamos a la rueda de chicago?
-ok- dije y enseguida Alex me tomó de la mano y nos fuimos hacia la gran máquina.

En la entrada Alex pagó mi boleto.
-oye no tenías que- dije mientras nos situábamos en la cola.
-claro que sí.
-ahora te debo una camisa y un boleto- dije. Nos situamos en una de las cestas de la rueda.
-nop, eso no, una respuesta sí.
-Alex...
-no tranquila, no te voy a presionar, pero dentro de más rápido mejor ¿no?- dijo riendo. Se acercó, tanto, que pensé que me iba a besar, pero no, mi fantasía se resquebrajó, cuando estiró su brazo y me colocó el cinturón. Necesito cambiar de tema, se está poniendo algo embarazoso.
-oye desde aquí puedo ver el colegio- dije señalando un edificio a lo largo, Alex soltó una carcajada.
-eso no es la escuela- dijo riendo y mostrando su lindo hoyuelo -eso es el banco Street Money, ¿Cómo es que tu papá es contador y no distingues el banco del colegio?- preguntó algo divertido señalando otro edificio -el colegio es aquel de allá- susurró a mi oído abrazándome por la espalda y sujetando mi mano en dirección a un gran edificio.
El rubor empezó a correr por mis mejillas y justo cuando le iba a decir que sí, que sí quería ser su novia, mi móvil sonó desviando la atención de los dos.
-lo siento, tengo que responder- le dije, sujetando mi oreja con una mano y con la otra sujetaba el móvil.
-ok- me respondió mirando afuera de la cesta en la que nos encontrábamos.
-¿Hola? Monse ¿dónde estás?- otro lado de la línea estaba Marie.
-estamos en la rueda de chicago y ¿tú?
-wow la rueda de chicago, que romántico- dijo mientras reía -nosotros estamos en los botes del lago.
-jaja ok y nosotros somos los románticos- esto último lo dije casi susurrando para que Alex no me escuchara -chao nos vemos luego- y corté -era Marie quería saber dónde estábamos- ok ¿para que se lo digo?
-¿Dónde estaban?- pregunto sin interés alguno.
-jajaja en los botecitos del lago- dije riendo.
-¿enserio?- dijo abriendo mucho los ojos, algo sorprendido.
-están para echar flores- dije riendo.
-yo también- me detuve en seco. Me voltee a verlo y me estaba mirando muy serio, con esos profundos ojos grises. Tengo que decirle como me siento en verdad.
-Alex, te voy a ser sincera, eres un lindo chico, caballeroso y demás, sería lindo que algo ocurriera, pero no quisiera arruinarlo, no sé qué hacer, Marie me dijo que siguiera mi corazón, pero...
-¿qué te dice tu corazón?- interrumpió algo desilusionado.
-Alex, yo... yo no lo sé aún, quisiera intentarlo, pero...- dije muy apenada y nerviosa. Vaya Alex debe pensar que soy una imbécil.
-entonces intentémoslo- dicho esto me sujetó la cara y me besó. Tardé un segundo en percatarme lo que estaba sucediendo. Le correspondí al beso, de forma insegura y sentí como una sonrisa salió de sus labios ¡por Dios! ¿Qué siento en verdad por este chico?

¿Cómo puedes encapsular tantos sentimientos en un beso?
El beso continuó tras unos segundos, minutos, horas, no lo sé, lo que sé, es que cuando nos separamos por un poco de aire, la rueda se había detenido y al frente de nosotros, se encontraban Sebastián, y a su lado Marie.
Mi cara debió de tornarse roja al igual que la de Alex.
Lo único que dijimos fue:
-¡hey!, chicos.

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