Capítulo 16

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-¡chicos!- nos gritó Sebastián, por encima del ruido del viento- ¿A dónde quieren ir?


-¿el Jeep tiene suficiente combustible?- preguntó Alex.


-Sí, esta mañana Marco y yo le llenamos el tanque.


-¿y si vamos a la playa?- propuso Alex.


-¡Sí!- gritamos Marie, Ana y yo, al unísono.


-A la playa entonces- dijo el estúpido acelerando por la carretera.


Marie, Ana y yo, gritábamos mientras nos poníamos de pie en el asiento trasero. Nos sujetamos del tubo negro del chasis. Reíamos al sentir el viento revolver nuestro cabello.



Al llegar, las nubes con una tonalidad rosada por el atardecer, nos daban la bienvenida. Sebastián estacionó el Jeep cerca del muelle. Nos bajamos y corrimos hacia la orilla.


-A la mierda las converse- dijo Ana, mientras corría hacia las olas y se mojaba las pantorrillas.


Marie y Sebastián corrieron también, y empezaron a chapotear. Yo me quedé en la playa, ya que eran las siete y media de la noche y no me apetecía, para nada, mojarme.


De la nada, unas fuertes manos me tomaron de la cintura, y me levantaron, Alex...


-¡Alex que no!- chillé, tratando de soltarme de su agarre -que no me quiero mojar, ¡bajadme por favor!- lloriqueé.


-vamos, no seas aguafiestas Cipriano- me dijo mientras me ponía en el suelo de nuevo.


-que no, te he dicho que no- le dije golpeándole el pecho.


-está bien- dijo alzando sus manos en modo de rendición.


Me di la vuelta para sentarme en la playa, pero de nuevo me sujetó, me alzo y me colocó sobre uno de sus hombros. Empecé a golpearle la espalda, pero como si de roca se tratara, parecía no sentir nada.


-¡tío, que me soltéis te digo!- chillé, mientras le pellizcaba la espalda.


-¡Gerónimo!- gritó.



Saltó.



Ahora solo había agua, fría y oscura agua.


-¡eres un gilipollas!- le grité mientras golpeaba el agua -un completo gilipollas.


-pero tú gilipollas- me susurró al oído, abrazándome por detrás.


-¡soltadme!- chillé.


¿Dónde demonios se mete el lado sobreprotector de Sebastián cuando le necesito?


¡Ah! Ya comprendí donde, está muy ocupado besando a Marie, en medio del agua, ni se ha percatado de lo sucedido. Estúpido.



-Monse, pero si solo fue una broma.


-una broma, una broma mis bragas- le reproché mientras me soltaba de su agarre. Caminé hacia la orilla, sintiendo como el calor invadía mi rostro.


-¡Monse!- gritó desde el agua.


Le volví a ver, y mi enfado tomó poder de mi mano mostrándole el dedo medio.


-¡jodéte!- le grité caminando con firmeza hacia el Jeep.


Nunca me he llegado a enfadar por cualquier cosa. Pero que le valiera poco que le digiera que me soltara, simplemente me enfadó y me enfadó mucho.


Corrí y me senté en la parte de atrás del Jeep.


-¡Monse!- musitó mientras se acercaba.

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